¡Y me hizo un buen agujero, el puñetero!
No todo el mundo puede decir que ha sido mordido por un león.Era pequeño, pero tenía unos colmillos como alfileres. Mi familia, despiadada, se reía y no hacía caso a mis peticiones de auxilio, pero es que no me podía mover. Pesaba una barbaridad, mucho más que un perro del mismo tamaño. Parecía que era de plomo. ¡Qué bicho!¡Lo que debe ser su padre!.Me tuve que agarrar a la tela metálica porque me tiraba. Desde entonces tengo muchísimo más respeto a los leones.Mientras iba mascando mis posaderas, me hicieron esta foto, bastante mala, pero para mí histórica.
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