miércoles, 27 de agosto de 2008

MIS GATOS


Cuando nosotros vivíamos en el ático del edificio por el que El Corte Inglés nos dio 8 kilos, mis padre s se mudaron al piso de abajo. Tenían por vecinos de rellano a una familia c uyo padre era un cantamañanas y la madre era de familia bien y le daba al morapio, por lo que estaba como ausente. Tenían 4 hijas, y todas se enamoraron de mi madre.La admiraban, le hacían regalitos y confidencias.Esto ami madre le halagaba mucho, y como yo no le hacía caso ni la halagaba decía que era una mala hija. A estaschicas les dijo que Paco era tontoy yo una puta, que me acostaba con mi psiquiatra. Dejaron de saludarnos. Se extendieron las noticias y pronto solo nos saludó la portera, que era de baja estofa y pasaba de estas cosas de costumbres,. A su preferida, Cristina Oliverque estudiaba y luego se casó con un estudiante, le regaló el chal de plata que ha desaparecido y era mío. No lo sé seguro, pero apostaría mi sueldo de un mes. Y los abanicos.

Mi madre siempre decía que cuando muriese no quería que nadie la viese, porque estaria fea y me hizo jurar que nadie la vería muerta. Yo lo juré, porque he jurado tantas cosas por necesidad que una más no importaba. Pero decidí hacerla caso.Nadie la vio, y fué una lástima. Era la muerta más aparente que he conocido.Como hacía dos días solo que habia ido a rastras a la peluquería, llevaba el pelo muy bien teñido. Los sepultureros o como se llamen los que arreglan cadáveres la peinaron hacia atrás y estaba muy guapa. Parecía Eva Per´on. Yo estuve casi a punto de hacerle una foto, pero me pareció morboso y no lo hice. Pero siempre tendré este b uen recuerdo de ella. Algo es algo.

Otra buen recuerdo que tengo es una vez que mis padres fueron a ese homenaje que les daban los quintos veteranos, y yoles estaba esperandoen su casa. Meentró sueño y me acosté en la cama, del lado de mi madre. Cuando llegaron me desperté y entonces mi madre me miró sonriendo con ternura. Esta vez y cuando se moría solo tuvo esta cara, que yo recuerde. La ternura no era su fuerte. Con los perros sí. Los quería mucho aunque era descuidada y no los llevaba al veterinario tampoco como cuando yo tuve la infección en el ojo.Hacía colección de figuritas de gatos. Pero no le gustaban. Un día me las dio todas a mí, y yo encantada. Entonces empezo una colección de figuritas de perros. Decía que no le gustaba el tacto de los gatos, que para mí es maravilloso, tan suave, y cálido. Pues ella decía que esto le repelía. Prefería el rudo de los perros. A mí me gustaban todos.

Cuando yo nací, enn Zargoza, teníamos un gato llamado Chinito, que dormía en la cuna conmigo y me daba calorcito. Fue mi primer amigo, y me daba el cariño que no recibía por otro lado. Yo creo que por esto prefiero los animales a las personas. Ellos siempre me han querido y me han dado mucho más amor. Pues teníamos una criada llamada Isabel, aquella que le hacía pajas al novio en la entrada de la escalera y lo dejaba todo perdido, y la muy asquerosa envenenó al Chinito. Yo no sé si me enteré o no, pero murió de manera atroz. Mis padres hicieron la vista gorda. En cambio, por los chorretones de semen de los que se quejaban los vecinos, la pusieron de patitas en lac alle. Nunca se lo perdonaré. Miserables.

Luego, en Palma, Erundina, la otra criada, me trajo un gato negro y salvaje, al que llamamos Titus. Era un macho grande y brillante, bastante salvaje, pero a mí me adoraba. La cantidad de horas de compañía que me hizo metido en la cama conmigo cuando estaba enferma y sola y solo venían mis familiares a traerme alguna medicina o zumo... Yo le adoraba, y él a mí. Pero entonces no estaba de moda castrar a los animales caseros, y cuando estaba en celo se ponía de un humor de mil diablos, cosa comprensible, porque no tenía por donde salir a por gatas. Entonces hacía lo normal, marcar su territoriocon pis, y esto a mi madre le sacaba de quicio. Encima no soportaba a los gatos, como todos los tiranos. Un día le dió un escobazo más fuerte que los corrientes y entonces el Titus la espero enun rincón del pasillo, y cuando ella pasaba, se le lanzó a la pierna y se la dejó como un Cristo Yo entoncesestaba en cama con una de mis múltiples enfermedades, y pedía que me lo trajeran. Mi madre, con su cara compungida y falsa que tan bien conocía , me dijo que había muerto. Que esa mañana habían tenido que llamar al veterinario paraque le pusiese una inyeción porque sele había atragantado una espina de pescado y se ahogaba. Yo no me lo creí. Eso fué que ella no podía consentirque UN GATO la pusiese en su sitio, y se vengó de esta manera. Ella siempre me juró que no era cierto, pero yo estoy convencida. Mentía tanto que no se la podía creer, y menos con estos antecedentes. Luego tuvimos muchos perros, a los que yo también quería mucho, pero ya eran de mis padres. Mi padre los sacaba a pasear, y le querían más a él, y m,i madre los adoraba. Pero cuando me casé lo primero que hice fué conseguir un gatito, que fué Tila, y luego Manzanilla, que vivieron felices hasta los 18 años. Sus sucesoras son Vicenta (dichaChenta) y Loli, que espero también vivan mucho .Mi locuraporlos gatos, que por cierto se llama ailurofilia (lo contrario es ailurofobia) me viene de estas cosas. También hubo otros gatos de paso en mi vida, a los que les dí el cariño que pude, pero teníamos perro y no podía tenerlos. Mi madre no quería. Me gustaría que cuando muriese pudiera reunirme con todos los gatos y perros de mi vida, y con la lora Pamela. Esto sería el paraíso para mí.Quizás sea verdad, ya decía Jesús que “si no nos hacemoscomo niños no entraremos en el Reino de los Cielos.Mi Paraiso es ese, con los jardines musulmanes y algún que otro sikh de buen ver y negras barbas.

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