martes, 30 de septiembre de 2008

RECUERDOS

Ahora son las siete menos cuarto del día 6 de noviembre, sábado,.Mi padre cena cinco galletas de inca, un plátano y un yogur de frutos del bosque (que no le gustan, prefiere los de fresa) y Paco toca en el órgano por milésima vez “Katiusha”. Las gatas duermen, y el canario también. Fuera hace frío, llovizna, está muy oscuro. Ha hecho un día horrible. No he salido de casa. He leído a ratos, he hecho cricigramas, hemos comido una comidita que me ha salido muy rica con restos de cosas que he encontrado en la nevera, y ahora me pongo a escribir, pues es tal el silencio (Paco toca con sordina) que si me descuido me coge la depre. Pero ´últimamente estoy muy bien de los ojos, y puedo leer, y así no pienso. También he hecho mis deberes de árabe, unos ejercicios que serán un desastre. Pero en fin. Nadie nace sabiendo.Además, como estos condenados árabes, como en todas las lenguas semitas, no escriben las vocales, para no hacer faltas de ortografía hay que conocer la palabra, y además hay hasta 5 clases diferentes de jotas.
Estoy leyendo dos libros a la vez, El afinador de pianos y El librero de Kabul. El primero es de aventuras, y el segundo trata de la vida cotidiana de una familia afgana cuando el régimen de los talibanes. Los dos son muy interesantes. En el segundo encuentro muchas semejanzas con lo que es la sociedad musulmana de aquí en Palma. Lo que me gusta de los musulmanes es que no evolucionan; es estupendo pensar que uno está haciendo o viviendo igual que en tiempos de Abraham. Por lo menos, a mí me gusta.
También léí no hace mucho una biografia muy interesante del comandante Massud, El León del Panshir, le llamaban. Era un guerrillero afgano que se enfrentó contra los talibanes y los rusos que habían invadido su país. Ha sido el Che de Oriente, y aquí es poco conocido. Pero yo tengo varios libros suyos, con fotos. Los mandé a buscar a través de la librería Book Inn, porque había leído un artículo muy bueno sobre él en el Paris Match y allí indicaba libros sobre su figura. Todos estos guerrilleros se parecen. A mí me recordó mucho al Che. También tenía (lo asesinaron) barba, una sonrisa con unos dientes muy blancos y era valiente y atractivo. No era guapo, pero tenía un algo que lo hacía muy atrayente para mí. Como el Che. Mansur tuvo a raya a los tanques putinianos rusos durante mucho tiempo, y a los talibanes. Hasta que le tendieron una trampa y en un control le hicieron estallar una bomba encima.
Esta es la gente que me gusta. Al Che Guevara en Bolivia los indios le tienen puesto altarcitos junto a los de sus dioses locales y santos cristianos (?), y le llaman San Ernesto de La Higuera. (La Higuera es el nombre del pueblo donde lo mataron.)
Cuando triunfó la revolución cubana y los castristas tomaron el poder, una vez que había consejo de “ministros”, o sea, Fidel con sus más fieles compañeros, estaban discutiendo sobre cómo recomponer Cuba. Era ya muy tarde, habían bebido ron y estaban todos medio dormidos. Fidel dijo:
-¿Alguien de aquí es economista?
Porque necesitaban un ministro de fi9nanzas.
El Che, que estaba más de allá que pa acá., entendió que decía que quién era comunista, y levantó la mano. Adjudicado. Le nombraron de ese modo Ministro de Finanzas. Saneó las finanzas, arregló lo que pudo, y se fué del cargo, cuando podía haber vivido como un pachá toda su vida. Se fué a Bolivia a seguir haciendo la revolusión, que era lo que más le gustaba, aunque su salud era muy mala. Ya de pequeño sufría de fuertes ataques de asma y echaba los bofes por la boca. En las marchas por el bosque lo pasaba fatal. Pero esa vida era la que le gustaba. Como dice Pablo Castellano, quien ama el peligro tendrá una vida entretenida. Es verdad, pero a veces se paga caro. Casi siempre. Pero hizo lo que le gustaba, y no fué un fracasado como muchos burgueses que se mueren de asco. Esta gente es admirable.El Che era de familia burguesa acomodada, y era médico. Nació en Buenos Aires pero le gustaban las aventuras.
A la Pasionaria la obligaron las circunstancias. No le quito mérito por eso, porque era una mujer excepcional. Ninguna se atrevió a hacer lo que ella hizo. Pero era hija y mujer de mineros, y pasaban mucha hambra. Se le murieron varios hijos. No recuerdo cuántos tuvo, bastantes. La mina en la que trabajaba su marido era de estas al aire libre, y el día que llovía no se trabajaba. ^Por lo tanto no se cobraba, y tempoco se comía. Se leyó El Capital y lo entendió. Le llamaban La Pasionaria porque por primera vez publicó un escrito sobre las injusticias sociales en un boletín de la parroquia durante una Semana Santa. De ahí le viene el nombre.
Cuando los republicanos perdieron la guerra tuvo que huir a Moscú, donde formó parte de la dirección del PCUS. Ya estaba separada del marido, y le gustaban mucho los rusos guapos. Se benefició a todos los que puso. Bien que hizo. Alguna compensación tenía que tener por tanto sufrimiento en España. Cuando murió yo fuí a Madrid a su entierro, con unos compañeros, y fué inolvidable. Fué gente de toda Europa. Había representantes de todas las Brigadas Internacionales y de todos los partidos del país.
Volviendo a los afganos, el deporte nacional es el bujazi, que consiste en una especie de polo (el polo viene de ahí). Son dos equipos a caballo que pelean por un carnero degollado. El que consigue meterlo en un círculo ha ganado su equipo. Esto fué prohibido por los comunistas, pues dedicaron los caballos entrenados a labores agrícolas, y luego por los talibanes, que lo prohibían todo, pero ahora vuelve a estar en auge. Lo trajo Gingis Jan desde Mongolia. Es un deporte tártaro, o sea, una bestialidad. Pero tiene su aquél.

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