sábado, 6 de septiembre de 2008

Yo cuando viajo soy especialista en que en el sitio al que voy ocurran cosas insólitas. O sea, que les llevo el gafe. Aquí en Palma no, solo fuera . Por ejemplo, cuando estuve hace muchos años en Sicilia, el Etna entró en erupción después de muchísimos años, y no pudimos llegar a Siracusa. Cuando fuí a Egipto, cuando entonces nadie iba, hubo tal ola de calor que ni ,los más ancianos del lugar recuerdan cosa igual. A una señora que padecía del corazón la tuvieron que repatriar. Hacía 50 grados a la sombra.Cuando estuve en Haití, al entrar desde la Republica Dominicana ,estalló una revuelta contra un pastor protestante que era entonces el jefe y había tiros en las carreteras, y tuvimos que dar la vuelta. Cuando era muy joven, cuando la guerra de los seis días entre judíos y ´arabes, a mí me cogió en Argel, y era precioso, todo lleno de pancartas : “La lutte continue” “Mort aux juifs”, y cosas así.A mí estas aventuras me encantan. Una vez en Italia, mientras estábamos con el grupo cenando, entraron ladrones en las habitaciones y se llevaron todo, maletas y todo el equipaje. La unica habitación en la que no entraron fué en la mía. ¡Qué cosas!. Parecen mentira, pero son verdad.
Cuando estuvimos en Kenia a Paco y a mi nos encantó. A los dos nos gusta mucho Africa, A él porque ha nacido allí, y a mí no sé por qué. Quizás porque sea el continente donde hay más animales en libertad y es más salvaje y agreste. Parecía un paraíso. Nos alojábamos en lodges, como el de Tree Tops, que era el mismo pero ampliado donde se encontraba la princesa Isabel de Inglaterra cuando murió su padre y tuvo que regresar a toda prisa a Londres para que la coronaran. En Tree Tops hay al lado una charca, donde van a abrevarse los animales de noche, y es precioso, porque el h hotel es muy silencioso y los animales no se asustan, hay luz y se ve venir a las manadas de elefantes, que se toman su tiempo en lavarse mutuamente y jugar con el agua, a un ciervo tímido que bebe y se va corriendo, a los hipopótamos tumbarse y revolcarse en el barro, a un pájaro, al dik dik, que es el más escurridizo de la selva, es un antílope enano muy difícil de ver. Y cuando ya es el colmo es cuando vienen los leones, entonces no hay nadie, todos se han largado, porque los notan venir. Fue una noche maravillosa. Y a eso, los pájaros nocturnos no paraban de cantar. Porque hay los de noche y los de día. Los de día tambie´n están cantando todo el tiempo, y aquello es un paraíso. Ojalá se conserve siempre.
Los indígenas de allí son los kikuyus y los masai. No se parecen en nada. Los masai son esos altos y flacos, y son pastores. Las cabañas están hechas de paja y caca de bufalo, pero no huele mal. Vino a saludarnos la reina, y llevaba una túnica sin mácula, blanca blanquísima, que me dejó asombrada. Debajo llevaba un traje de brillantes colores, y muchos collares y brazaletes de cuentas. Estos los llevan todos los Masai, y yo les compré muchos, porque estaban tirados de precio. Eran muy amables y me llamó la atención que el jefe de la tribu llevaba como adorno principal en una oreja la cajita negra cilindrica esa que sirve para contener carretes fotográficos. Llevaba la oreja horadada y la cajita de kodak dentro. Fueron muy amables.
Lo tremendo fué cuando fuí a un poblado kikuyu. Los kikuyus , a diferencia de los masais, son mucho más negros, no de color canela como los otros, y bajitos y regordetes. Estos son agricultores. Pues nosotros ibamos por aquellos parajes (pasamos la línea del ecuador) y a mí me entraron ganas de hacer pis. Ibamos en un Land Rover Paco, yo y el chófer-guía, que era un negro de la agencia muy amable que hablaba correctamente inglés Yo le expuse mi problema, y me dijo que pararíamos en el próximo poblado kikuyu. Así fué, y me indicaron un armatoste del tamaño de una cabina telefónica hecho de latas. -Aquel es el vater- me dijeron los amables kikuyos, a los que puse en antecedentes de mis necesidades. Tenían una huerta preciosa, donde había unas lechugas y unas hortalizas de un verde tan bonito que daban ganas de comérselas. Las cabañas eran de techo de maja, cpmo en las pelis. Bueno, pues a lo que iba. Me dirijo a la cabina-WC y como no soy novata meto primero un pie a ver qué pasa. Menos Mal ¡Menos mal!. Pisé y el pié se me hundió en una masa de mierda negra, en ambos sentidos, y que me hizo retirar la pata inmediatamente. Pero ya estaba de caca hasta el tobillo. Alivié mis necesidades al lado, donde no me veía nadie, y volví hecha una lástima al jeep.Menos mal que metí primero el pie, pues si no, desaparezco para siempre en aquel pozo negro kikuyo y adiós Maria Dolores. Qué muerte tan triste. Cuando llegamos a Nairobi ya estaba harta de peste y en el hotel quise lavarme pero yo sí lo conseguí. En cambio el zapato, que eran unas deportivas, no hubo manera. Tuve que tirarlos. Menos mal que llevaba repuesto. Pero aquel viaje hasta Nairobi con la mierda kikuyo la recordaré siempre.
Estuvimos en el Ngorongoro, y en el valle del Rift, donde se dice q ue apareció el primer especímen humano. No sé si ahora ya hay alguno más antiguo. Pero antes no. En la sabana africana hay muchísimos animales, cebras, jirafas, antílopes, ñus, leones a montones, con unos cachorritos preciosos, y que no se asustan de los jeeps porque ya están acostumbrados. Yo me lo pasé estupendamente haciendo fotos.
La comida era muy buena en los lodges. En Nairobi estuvimos en el Hilton, que era el mejor, pero se caía a pedazos. En la habitación había un desconchado que hacía bastante feo. Yo creo que esta cadena tan prestigiosa debiera de cuidar más estos detalles.
Fuimos a uno de los tres restaurantes, al típico del país, y yo que soy capaz de comerme una alpargata, con aquello de veras que no pude. Pedimos el plato típico y consistía en una carne durísima, de la que comi bastante, y el acompañamiento era una especie de engrudo blanco que parecía para encalar paredes. Con él no pude, sorry.
A mi me gusta probar las comidas locales, no soy de esas personas que quieren siempre comer lo mismo, y si les sacas de lo de casa ya no les gusta. . Conozco a un señor mallorquín que fu e a Galicia quince días con un grupo y volvió delgadísimo, porque no le había gustado nada la comida gallega, ni la castellana., y solo probaba un poquito de pan, que tampoco era como el de Mallorca. Solo le gustaban las sopas mallorquinas y la lechona y el frit y si le sacaban de ahí el hombre no comía nada. ¡Con lo bien que se come en Galicia1. Bueno, hay gente pa tó. Este señor no viaja mucho.
En el Nepal hay una comida que es particularmenta asquerosa y que yo no he probado, y que consiste en que en el estómago del animal en cuestión que se van a comer, una vez muerto, meten los intestinos y resto de callos y dejan que se pudran un pòco y cuando ya huele se lo comen. Preferiría morirme de hambre antes que comer eso. Pero también tienen otras comiditas muy agradables, parecidas a las de la India. En la India la comida es muy buena, para quien le guste y tolere lo picante, porque allí, aunque en el menú digan que no pica,pica todo. Hasta compramos unos caramelos ¡y eran picantes! ¡caramelos picantes!.. Yo no sabía que existía eso. Y en el aeropuerto compramos unas galletas dulces pero que también picaban. Si no pica, nada gusta.
La India es como un cuento. Así como China es un país moderno, y puedes visitar los palacios de los emperadores, la ciudad prohibida, los templos, el Palacio de Verano, , la muralla, y otras muchas más cosas, sales de esos sitios y estás en un país civilizado.,como en Shangai, (que no es Shangai, sino Shanjai)o Pekin, en donde hay unos rascacielos enormes y es una ciudad moderna a más no poder, con todas las chinitas a la última, con su enorme plaza y la Ciudad Prohibida o Xian. Otro día hablaré de estos dos países. Y del Nepal, que estás allí como en toempos de Marco Polo.-Lo unico de ahora son las bicicletas. Pero en un país de cuento. Otro día hablaré de la India y de China y los chinos, que son a mi parecer el pueblo más inteligente de la tierra, y también el más cruel. Quizás precisamente por eso.

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