viernes, 2 de enero de 2009
¿Amansa la música a las fieras?
Yo creo que no.Lo que no sé tampoco es a quien se le ocurrió esta tonteria. Yo, que soy bastante feroz, para escuchar música tengo que estar superrelajada, pues es una de las cosas que más nerviosa me pone en este mundo.Hay cosas que me gustan, como el Adiós a la vida de Tosca, pero aguantar todo el rollo que para mí es esta pùñetera ópera, no me convence. También, de Wagner, me gusta mucho la Cabalgata de las Walkirias, y algún cuerno que suena a lo lejos, pero aguantar la trilogía de los atorrantes Nibelungos, que me parece que son un cruce entre los trolls y los pitufos,es demasiado para mí. Me sentiría, guardando las distancias, como esos desgraciados de Guantánamo, que los tenían los yankis asándose al sol de Cuba, con unos focos potentísimos para que no supieran cuándo era de día y cuando de noche, y lo peor, haciéndoles escuchar a toda mecha música rock o alguna de esas horripilantes músicas made in USA.Todo esto viene en parte porque estas Navidades han sido unas de las peores, si no las que más, que recuerdo haber pasado, y todo por culpa de unos vecinos bullanguerors y marchosos, que todos los días, encima de mi cabeza y hasta las tres de la mañana o más, han estado poniendo musica (?)que sonaba "¡PUMBA,PUMBA,PUMBA", y ellos no sé como bailaban, pero daban unos patadones en el suelo que parecían que los que bailaban no eran seres humanos, sino una manada de elefantes. Estoy reponiéndome de este horror, y he decidido que el año que viene, desde el día 22 hasta el 2 de enero o así, pasarme las malditas fiestas en el monasterio de Lluc, , en la celda más apartada y silenciosa que tengan. De este modo, podré oír mis sonidos preferidos, como por ejemplo, de noche el ulular de los búhos, los aleteos de los murciélagos y alguna gineta que pasa presurosa. Y por la mañana los pajaritos. Lástima que en Mallorca no haya ríos, pues a este panorama idílico sólo le faltaría el rumor de un arroyuelo, aunque fuese una meadita. Esos son los ruidos estupendos, y que se quite la dichosa música.
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