jueves, 15 de enero de 2009
Crónica de un suicidio anunciado
Imagen: Suicidio entre ciego y cojo.
Después de anunciar el inicio de mis memorias,(Madre no hay...) intercaladas, claro, de otras cosas, pues si no resultaría un coñazo, quiero escribir, sin mentir pues es hecho cierto, aunque parezca algo surrealista, cómo me suicidé, pero sin ganas de llamar la atención,el martes y trece pasados, y fracasando estrepitosamente, cosa fácil de deducir, pues si no, no estaría ahora escribiendo ésto. A mí mis conexiones neuronales me fallan mucho (cruce de cables), y entre otras curiosas pero extremadamente desagradables, una de ellas consiste en que me dan unos ataque de angustia terribles, , y cuando estoy pasando esa fase, que puede durar semanas, pues voy, me desespero y me monto un cadalso con mesa y sillas con la idea final de tirarme por la baranda de mi terraza, que es un ático y tiene buena caída. Aunque parezca mentira, todo lo que cuento es verdad de la buena; yo sería incapaz de faltar el respeto a mis lectores contándoles un cuento chino, o tártaro, o manchú.Es la segunda vez que lo hago, y me parece que no habrá una tercera. Será cuestión de cambiar de método , tirarme al tren o resignarme a tener una calidad de vida como en Guantánamo.Estos ataques de angustia que me dan de vez en cuando, que esta vez ha sido larguísimo, durando varias semanas, consisten en que, desde que me despierto hasta que me voy a dormir, tengo un malestar tan grande en todo el cuerpo, y una angustia como si fuera Prometeo, a quien un buitre le iba comiendo las entrañas por toda la eternidad. No consiste en dolor físico, que es más fácil de aguantar, a menos que te torturen a lo yanki, pero tiene castaña. A veces me dan ganas de ponerme a gritar, pero los cochinos vecinos creerían que Paco, mi ángel tutelar, me está asesinando, y no merece la pena salir en la prensa en las páginas de sucesos por un desahogo a base de bramidos. Llamamos a mi psiquiatra, y el hombre, al finalizar su consulta,llamó y cogió el teléfono mi costillo Paco, quien explicó la situación terrorífica por la que estaba pasando aquellos días, y me recetó una pastilla antisuicidio. No sé muy bien lo que es, porque no he podido aún leer el folleto, pero el caso es que me ha ido bien, y se me han pasado las ganas de tirarme a la calle y reventar como un huevo, pero tengo encima un cansancio que parece que hubiera yo sola construído la pirámide de Kefren.Lo curioso ha sido la reacción de mis pocos, pero buenos amigos, a quienes ya tenía prevenidos, pero nadie se lo creía. Además, la gente tiene la tendencia de creer que, cuando alguien dice que va a matarse, si lo dice, no lo hace, cuando es justo al revés.Después de mi resurrección gracias a la pastillita milagrosa, algunos de mis amichi me llamaron, preocupados por mi suerte. El primer día tuve desconectados los teléfonos, porque era incapaz de hablar con nadie,pero despues ya lo hice, y entonces me cayó encima un aluvión de llamadas. Lo que más me chocó fué el que varios se echaron a llorar, entre ellos una amiga y uno de mis amiguetes, un sinvergüenza empedernido, mujeriego y retador , como la letra de un corrido mejicano. El tío va, y se me echa a llorar cual fuente, y al principio pensé que iba de cachondeo, pero después me dí cuenta de que no, y no podía comprenderlo. -Tía...-me decía entre sollozos- ¿cómo has podido hacerme esto? ¿a quién voy a contar mis andanzas amatorias ahora?¿no ves que me dejas huérfano? .Y cosas así. Hay que decir que el muchacho vive en Palma solo, y sus padres en Logroño.La amiga fué peor, pero no tanto como el mujeriego, pues ver (en este caso oír) llorando e hipando a un hombre impresiona más. Pues como iba diciendo, y perdonen el inciso, la otra se me puso a llorar a berridos y me dijo que, como el día anterior yo tenía los teléfonos out, creía que ya estaba muerta, y que la pasada noche había estado llorando a moco tendido y sin dormir. El burlador de Logroño me dijo además "que si no había pensado en la multitud de personas que habría dejado con el corazón destrozado después de mi suicidio," cosa que no comprendí, pues a mí me conoce poca gente, no salgo en los papeles porque nunca he prevaricado, ni asesinado del todo a nadie.Yo no sé quiénes son esas masas a las que hubiera dejado primero estupefactas y después con el corazón destrozado, pues a pesar de militar en el PC y EU las masas nunca me han hecho demasiado caso. Hombre, si fuera yo alguien como Durruti (que era anarquista), que consiguió en su entierro que toda Barcelona se echase a las calles, lo comprendería,pero una mindundi como yo, que lo más que he hecho es manifestarme con una pancarta, no creo que se merezca que las bases lloren a moco tendido mi muerte. Lo más que imagino es algo así: "-Pobre Dolores, estaba un poco chaveta, pero era buena chica", o "qué lástima, con lo que nos reíamos con ella", pero en ningún caso un harakiri en masa o un desespero como el muchachote y la amiga llorona nocturna.Cosas veredes y oiredes, amigo Sancho. Yo quiero tener una vida tranquila, pero me es imposible. Siempre estoy metida en alguna movida rara, personal como ésta, o de tipo sociopolítico, aunque mis mermadas fuerzas me fallen cada vez más, pero aún apenas saliendo de casa porque no puedo, los follones viene a mí como las limaduras de hierro al imán. Ese es mi destino. Podré haber tenido momentos muy placenteros, muchos tremendos, pero puedo decir y digo que no me he aburrido jamás. Y quisiera poder hacerlo, pero no hay modo. Mektub, como dicen mis correligionarios. Todo está escrito. Amín.
No hay comentarios:
Publicar un comentario