martes, 24 de febrero de 2009

Saber o no saber


Cuando yo tenía 20 años era más tonta que una mata de habas, y sufría una barbaridad porque el chico que me gustaba siempre se iba con otra más pilla y sin embargo yo atraía como un imán a los más tontos de papá rico. Es verdad, pude hacer unos bodorrios de tronío, pero a diferencia de otras chicas que miraban si el papá estaba bien situado, yo no me preocupada de la cuestión crematística. Yo no buscaba un buen partido, sino uno que me gustase para cazarlo y casarme, pues entonces estaba yo en edad de merecer (pero nadie me daba lo que me merecía) y me tenía que buscar la vida. Entonces la palabra novio tenia un significado muy diferente al de ahora. Entonces, cuando tenías novio, se sobreentendía que era para casarte por la iglesia (otra cosa hubiera sido vergonzoso concubinato)en un lapso de tiempo más o menos largo.Había noviazgos que duraban 1o años, y a mi me parecía un horror.O sea, que cuando cacé a mi santo, nos casamos en menos de un año. No estaba yo para tonterias de ir haciendo manitas ni bobadas varias en un seiscientos. ¡Ah los seiscientos de entonces!¡Cuántos amores reprimidos albergaban!. Muchas chicas pensaban que llegaban vírgenes al matrimonio porque conservaban el virgo, pero eso era ilusorio pues ya estaban más tocadas que la marcha real, según expresión de mi mamá. Como a mí las cosas a medias nunca me han gustado, no hacia tonterias, y entonces si no te casabas, pues no había pastel completo. Y yo quería comerme la tarta de una vez, no a trocitos.Ahora cuando se dice de una pareja que son novios, todo el mundo entiende que se acuestan. Entonces no. Habia que pasar por las horcas caudinas de la moral de la epoca para tener derecho a tu trozo de chorizamen, con perdón por la comparación, pero es que no se me ocurre otra que pueda sustituir a eso. Qué asco de generación perdida fué la nuestra, la de los niños de la postguerra. Y como siempre, la culpa fué de Franco y de la Iglesia Católica, que el diablo se lleven.

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