sábado, 11 de abril de 2009
El digno sucesor de Felipe II
Era el príncipe Don Carlos, hijo del Emperador y de María de Portugal. Fué uno de los príncipes más catastróficos que ha sufrido España. Para empezar, mató a su madre en el parto. Era de una raza ya degenerada; Carlos V y Felipe II ya no eran muy normales. Pero éste Carlitos es que era la repera. Tenía toda la crueldad de su padre, Felipe II, para quien sus diversiones favoritas eran asistir a la Santa Misa y organizar autos de fe y presidirlos viendo con delectación cómo morían quemados vivos los herejes en la hoguera, todo en nombre de Dios. El hijo no salió piadoso, sino sádico puro y duro. Sus diversiones eran, por ejemplo, asar conejos vivos en las cocinas de Palacio, ante la consternación de los cocineros y pinches, que no se atrevían a decir nada, y siempre llevaba al cinto una daga, con la cual la emprendía contra todo ser vivo que no fuese de su agrado. Si su caballo no le había complacido, hundía varias veces el espadín en las carnes del pobre animal. También lo hacía con las personas. Por ejemplo, al cruzarse por los corredores palaciegos con el Duque de Alba, que la verdad es que era antipático como él solo,pues tenía una cara de mala leche que asustaba, se abalanzaba sobre él con su inseparable daga. El duque, que no era un pobre animal indefenso, lo cogía por el brazo y lo lanzaba varios metros lejos de sí. Este cretino era la desesperación de su padre, quien veía que su vástago no era capaz ni mucho menos de heredar su Imperio, donde nunca se ponía el sol. Estaba muy preocupado. Querían casarlo con una princesa francesa, pero el embajador galo en la Corte del rey español informó al rey de Francia de las gracietas y el talante de Carlitos, con lo cual el rey de Francia dijo que nones, que no entregaba a una hija suya a semejante degenerado. El muchacho no tenía una idea buena, pues luego se le ocurrió contactar con los enemigos de su padre, el príncipe de Orange y otros independentistas de las Paises Bajos, y conspirar para derrocar al Emperador. Aquí Felipe II ya no pudo más. Lo encerró en una mazmorra y lo mando, casi seguro, matar allí. Pues la verdad que a mi entender no anduvo errado el monarca, ya que se comprende de que estuviera asqueado de haber engendrado a semejante gusarapo, con perdón para los gusarapos, que no hacen las cosas que Carlitos. Y los franceses, como siempre nos han detestado, siglos después escribieron, no recuerdo qué famoso autor y no tengo ganas de hacer consultas, pero me parece que era del s. XVIII,un libro y una ópera famosa poniendo al príncipe Carlos como un mártir de su cruel y fanático padre. Y así se escribe la historia. Pero está claro para cualquier historiador imparcial que aquel engendro estaba mejor muerto que vivo, lo mismo que su padre, que llevó a España a la ruina, y sus descendientes más aún si cabe. Con Carlos II el Hechizado, mucho tiempo después, termina de regir los destinos de España la Casa de Austria, y empieza la Casa de Borbón, la cual padecemos actualmente y cuyo único miembro simpático e inteligente fué el primero de ellos, Enrique IV, rey del Béarn, la Navarra francesa, el de "París bien vale una misa", que tragó carros y carretas,que aguantó que Catalina de Médicis asesinase a su madre, la Princesa d´Albret, con unos guantes envenenados, (entonces se envenenaba todo, las velas, las páginas de los libros, los guantes...) que casi se lo cargan en la noche de San Bartolomé, la de la escabechina en París de los hugonotes, los protestantes franceses y que era conocido por el sobrenombre de "Le Vert Galant", o sea, el Verde Galante, porque era muy verde y coleccionaba amantes como Felipe II los autos de fe.Este fué un buen rey para Francia, pues era muy francés, en el mejor de los sentidos, pero sus sucesores ya fueron una mierda, y no digamos cuando los Borbones empezaron a joder la marrana como reyes de España, empezando por el desastroso Felipe V y acabando por nuestro actual cazaosospreviamenteemborrachados. ¡Qué asco!¡¡¡VIVA LA REPUBLICAAAA!!!!!
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