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EL ISLAM EN LÍNEA
Wednesday
Apr 08th
Inicio arrow ISLAM arrow MUJER MUSULMANA arrow La condición de la mujer en el Islam
La condición de la mujer en el Islam PDF Imprimir
Para las mujeres, el Islam es una bendición especial y el profeta del Islam es en verdad el más grande de los benefactores de las mujeres. En Arabia, antes de que llegara el Islam, el nacimiento de una niña era considerado una desgracia y vergüenza. Los padres las enterraban vivas:
« Cuando les llegaban las noticias acerca de (el nacimiento de) una mujer, su rostro se oscurecía y le llenaba una gran tristeza. con vergüenza, él se ocultaba de su pueblo, por las malas noticias recibidas. ¿Deberá conservarla con sufrimiento y resignación, o, enterrarla en la arena? ¡Ah! ¡Qué mala elección al decidirlo! » (Corán 16:58-59)
El Islam hizo de esta injusticia uno de los primeros casos para la Corte Mayor en el Día del Juicio:
« La enterrada viva preguntará del crimen por el cual fue asesinada. » (Corán 81:8-9)
"Antes del Islam," escriben los autores del Atlas del Islam, "la mujer era considerada como una amenaza para el honor de la familia y, por eso, merecedora de ser enterrada viva en su tierna infancia. Ya adulta, era considerada un objeto sexual que podía comprarse, venderse o heredarse. De esta posición de inferioridad e incapacidad legal, el Islam llevó a las mujeres a una posición de gran influencia y prestigio dentro de la familia y la sociedad."
El Islam dio a este sector oprimido de la sociedad, al igual que otros grupos y clases sociales, su lugar legítimo en la vida. En un mundo donde la mujer no era más que un objeto de uso y placer sexual para el hombre, y en un tiempo que los círculos religiosos alegaban sobre si la mujer era un ser humano o no, con alma propia, el Islam proclamó:
« ¡Oh humanidad! Nosotros los creamos a partir de un solo (par), de un hombre y una mujer. » (Corán 49:13)
« ¡Oh humanidad! Reverenciad a vuestro Señor Protector, que os creó de una sola persona, y creó de ella a su pareja, de ellos esparció a innumerables hombres y mujeres. Tened temor de Alá, a través de quien demandáis vuestros mutuos derechos y respetad los úteros (que os guardaron), porque Alá siempre os vi-gila. » (Corán 4:1)
Hombres y mujeres son de la misma familia, y como tal, tienen los mismos derechos y deberes, ya que el Señor les promete:
« Nunca despreciaré el trabajo de quien obre de vosotros, sea hombre o mujer, ya que lo uno es de lo otro. » (Corán 3:195)
El Islam eliminó algunos de los falsos conceptos sobre la mujer. Negó, por ejemplo, la idea de que Eva tentó a Adán a desobedecer a Dios, y causó así su perdición. El Corán, explícitamente, dice que ambos desobedecieron, y con esto se afirma que la mujer no es una fuente de maldad. El Corán menciona a varias mujeres con gran respeto, por ejemplo, las esposas de Adán, Abraham, las madres de Moisés y Jesús. Algunas de ellas (María y Sara) fueron visitadas por ángeles y conversaron con ellas. Esto pone claramente a la mujer sobre un pedestal de respetabilidad social y personal que jamás habían gozado antes.
La civilización islámica se apoya en dos principios capitales. Primero, el creer en un Dios Único, que es el Señor y Creador de todos los humanos. Así todos los humanos son iguales y tienen derechos y obligaciones similares como siervos de Dios. Segundo, que todos los humanos, hombres y mujeres, están creados "de una sola persona" (O también "de un solo par, de un macho y una hembra"). En otras palabras, son hijos de los mismos padres, miembros de una misma familia y tienen derechos y deberes similares. Si el primer principio representa la unión Dios-hombre, el segundo sostiene los lazos sanguíneos o relaciones del hombre con su prójimo (hombre o mujer).
Enfatizando su importancia, el profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo: "La palabra Ar-rahm (útero) deriva su nombre de Ar-Rahmán (v.gr. El Misericordioso, uno de los nombres de Allah) y Allah dijo: ´Mantendré buenas relaciones con aquel que mantenga buenas relaciones contigo, (Utero v.gr. parientes y amigos) y cortaré relaciones con aquel que corte relaciones contigo." (Albujari). La mujer (o ar-rahm - útero) ocupa así una posición central en la sociedad humana.
El Islam elevó la posición de la mujer en la sociedad y se le trató con igualdad al hombre, y en algunos casos, como madre por instancia, le dio claramente un precedente sobre el hombre. Así, cuando un hombre preguntó al Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él):
"¿Quién tiene más derecho a ser tratado con la mejor cortesía?" El profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) le contestó: "Tu madre" El hombre preguntó: "¿Quién después?" El profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) le contestó: "Tu madre". De nuevo preguntó el hombre: "¿Quién sigue?" El Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) respondió: "Tu madre". El hombre preguntó por cuarta vez: "¿Quién sigue?" y el Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) respondió: "Tu padre". (Al-bujari)
En otra ocasión, cuando un hombre vino al Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) y le expresó el deseo de unirse a una expedición militar, el profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) le preguntó si tenía madre. Cuando le respondió que sí, el Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) le dijo: "Permanece con ella. Porque las llaves del Paraíso están a sus pies." (Ahmad, Basri y Al-Baihaqui).
En la transformada sociedad islámica, el tener una hija no fue más un estigma o una causa de vergüenza, sino una fuente perpetua de bendiciones y un medio de complacer a Alá. El Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo: "Si alguno de vosotros cuida tres hijas, las disciplina, las hace casar y es amable con ellas, irá al Paraíso." (Abu Dawud)
El Islam dio a la mujer una identidad independiente, y declaró que sus alcances morales y espirituales dependen solamente de su propia iniciativa. Al igual que el hombre, su éxito o su fracaso descansa sobre sus propias creencias y actitudes, conducta y comportamiento. Ella es un ser responsable con derechos propios y lleva una carga de obligaciones morales y espirituales. El profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo: "Cada uno de vosotros es guardián y responsable por lo que está a su cargo. El gobernante está a cargo de sus gobernados y es responsables de ellos; el esposo es guardián de su familia y es responsable de ella; la esposa es el guardián del hogar de su esposo y es responsable de él." (Al-bujari)
Es un hecho que el Corán presenta a las mujeres como un ejemplo a seguir para los creyentes al igual que para los no creyentes. En la sura "Al-tahrim" leemos:
« Allah pone por delante, como ejemplo de los incrédulos a la esposa de Noé y a la esposa de Lot. Las dos estuvieron bajo (el cargo) de dos siervos justos, sin embargo eran falsas con sus esposos y no obtuvieron beneficio alguno ante Allah en su favor, pero se les dijo: ´¡Entrad al fuego junto con los que han entrado!´. Y Allah pone por delante como ejemplo para aquellos que creen, a la esposa del Faraón. Contemplativa, ella dijo: ´¡Oh mi Señor! construye para mi, cercana a Ti, una mansión en el Paraíso, y cuídame de Faraón y sus actos, y cuídame de aquellos que hacen mal. Y María, de la familia de Imrán, quien guardo su castidad. Nosotros soplamos en ella de nuestro espíritu y ella atestiguó la verdad de las palabras de su Señor y de Sus revelaciones y fue una de las devotas. » (Corán 66: 10-12)
Para permitir, tanto a la mujer como al hombre, alcanzar su potencia total, el Islam provee un marco social y busca crear una atmósfera de moral saludable. En el Islam la mujer, sin considerar su estado marital, es completamente capaz de comprar, adquirir, vender y heredar:
« A las mujeres de familia pertenece una cantidad de lo que los padres y parientes cercanos dejen, ya sea poco o mucho, una cantidad legal. » (Corán 4:7)
Como un ente legítimo, su matrimonio no se realiza sin su consentimiento, y donde un caso extremo se presente, ella podrá divorciarse de su marido. El Imam Málik registró en Al-Muwatta, que una viuda llamada Jansa fue entregada por su padre en matrimonio. Ella desaprobó tal acción y fue a ver al Mensajero de Allah (la paz y las bendiciones de Dios sean con él), y él revocó el matrimonio. En otra ocasión, una mujer virgen vino al Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) y mencionó que su padre la había casado en contra de su voluntad. Entonces el Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) le permitió elegir su marido. (Abu Dawud).
La esposa de Thábit bin Qais llegó con el Mensajero de Allah (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) y dijo: "¡Oh Mensajero de Allah! Yo no reprocho a Thábit por cualquiera de sus defectos en su carácter o su religión, sino que no puedo soportar vivir con él." A lo que el Mensajero de Allah respondió: "¿Le devolverías el jardín (Que Thábit le había regalado en la boda) que te regaló?" Ella contestó : "Sí" y el Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) los separó. (Al-bujarí)
Las mujeres musulmanas han sido compañeras, con igualdad, de los hombres en todos los ámbitos. La función más importante de la comunidad musulmana, como se describe en el Corán, es:
Prescribir el bien y prohibir el mal". En esto, mujeres pueden contar con los hombres:
« Los creyentes, hombres y mujeres, se protegen uno al otro. Ellos prescriben lo bueno y prohíben lo que es malo. Ellos observan la oración con regularidad, practican la caridad con regularidad y obedecen a Allah y a Su mensajero. Sobre ellos Allah a prometido a Sus creyentes, hombres y mujeres, jardines sobre los cuales fluyen ríos, para habitarlos, y hermosas mansiones dentro de los jardines con eterna bendición. » (Corán 9: 71-72)
Al término del tratado de Hudaibía, el profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) pidió a sus compañeros abandonar su estado de ihram afeitando sus cabezas y sacrificando sus animales. Ellos estaban tan alterados por lo que parecía tan humillante de los términos del tratado que ninguno de ellos se movió. Con enojo el Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) entró en su tienda y relató lo sucedido a su esposa Umm Sálama. Ella le aconsejó que saliese, afeitase su cabeza y sacrificase su animal, porque si así lo hiciese, sus compañeros seguramente lo harían igual. Y así ocurrió.
Una mujer musulmana, Umm Hani, dio protección a uno de los idólatras. El profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) aprobó tal cosa y dijo: "Nosotros damos protección a aquellos que Umm Hani ha dado protección."
El conocimiento, que es base de todo progreso y avance, es obligatorio para todo musulmán, sea hombre o mujer. Así que, cuando una dama reclamó al Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él): "Mensajero de Allah, los hombres han mono-polizado todo lo que has dicho. Señala para nosotros un día en el que tú puedas enseñarnos lo que Allah te ha enseñado." El indicó el día, hora y lugar para instruirlas separadas de los hombres para que aprendieran.
Aisha ocupa una posición única en la historia del Islam, no porque fuese esposa del Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él), sino porque ella fue una de las más grandes maestras que el Islam haya tenido. En la nueva comunidad islámica, las mujeres eran tan activas y bien informadas que una vez una anciana corrigió al Califa Omar cuando éste quiso limitar la cantidad de la dote. Omar estuvo complacido y dijo: "Acertó la dama y Omar estaba equivocado."
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