miércoles, 20 de mayo de 2009

San José de Cupertino


Era un fraile lego de un convento de Italia, contemporáneo de Carlos V. De pequeño parecía tonto. Se le caían las cosas de las manos, y era tan patoso que sus padres no sabian qué hacer con él. Cuando les dijo que quería ser monje franciscano vieron el cielo abierto. En el convento era un desastre. No era capaz ni de llenar una jarra con agua, ni las cosas más simples. Pero los monjes advirtieron que a veces soltaba frases tan espirituales y de un conocimiento de la teología tan profundo, que empezaron a respetarle. Era un ser raro donde los haya. Durante la misa, en la consagración y la elevación de la hostia, se ponía a levitar. Pero no de una forma normal como Santa Teresa, por ejemplo, que solo se elevaba dos metros del suelo y se quedaba quietecita así, sino que el fray se elevaba por los aires hasta el techo de la iglesia, distrayendo a los demás monjes, pues cualquiera es capaz de prestar atención al desarrollo de la misa con semejante espectáculo. Pero no se quedaba quieto, sino que daba varias vueltas por lo alto de la nave, y terminaba saliendo por una ventana hasta el campo cercano, aterrizando en la copa de un árbol. Aunque las comunicaciones de la época eran malas, las cosas del fray Giuseppe se extendieron como reguero de pólvora, y altas personalidades, como Don Juan de Austria, Isabel de Portugal, el Duque de Alba y otros VIPS de entonces fueron testigos de sus vuelos.Menos mal que era un fraile católico y devoto, que si llega a ser un seglar, lo mismo acaba quemado vivo en una hoguera de la Inquisición por estar poseído del diablo. El Papa de entonces ( no recuerdo su nombre y no tengo ganas de consultar libros )le llamó al Vaticano para sermonearle, pues las misas del convento donde él estaba se habían convertido en un cachondeo, pues todo el mundo queria ver al fraile volador, e incluso un militar protestante muy renombrado se convirtió al catolicismo y se metió también a fraile franciscano. Pues retomando lo del Papa, que le había llamado al orden y le prohibió que hiciera esas cosas, el pobre fraile le contestó que no estaba en su voluntad, y como para probarlo allí mismo, se puso a volar por la amplia estancia vaticana donde el Papa estaba. Este se limitó a hacerse cruces y despedirlo. Y asi siguó toda la vida. A causa de lo bruto que era para las letras, que nunca consiguió aprender a leer y escribir, y por sus altos vuelos, es el patrón (junto a Santo Tomás de Aquino) de los estudiantes, y, claro, de los pilotos y aviadores en todas sus formas, conjuntamente con la Virgen de Loreto.(Que merece capítulo aparte)

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