martes, 1 de septiembre de 2009

ANECDOTAS


Ejerciendo el cargo de Presidente de la Audiencia de Madrid el que luego fué Magistrado del Supremo,. Sr,. Aldecoa, se ventilaba ante el tribunal al frente del cual se hallaba, un pleito de bastante importancia en el cual intervenían dos labradores castellanos. Uno de ellos, que tenía el pleito poco menos que perdido, visitó a Don Juan Díaz Caneja, abogado suyo, quien le comunicó las impresiones más pesimistas.
-¿Y si le hiciera un regalo al Presidente de la Audiencia?- preguntó el cliente.
-¡No diga usted disparates!.El señor Aldecoa le metería a usted en la cárcel si lo intentase.
Pasaron varios días y el pleito fué fallado en favor del representado del Sr. Diaz Caneja.
-¿Lo ve usted?-le decía a éste-. Gracias al regalo que le hice al Sr. Aldecoa.
-Eso no es posible. No lo creo.
-Pero, ¿no se ha enterado?
-¿Qué?
-Que le envié un buen regalo...pero con la tarjeta de mi contrario. Creo que le van a procesar, después de devolverle el regalo...
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Un célebre doctor aconsejó a uno de sus enfermos una operación.
-¿Es muy dolorosa?-preguntó el paciente.
-Para el enfermo no- repuso el doctor-; se le anestesia.Pero es muy dolorosa para el operador.
-¿Por qué?
-Por la ansiedad. Piense que sale bien sólo una de cada cien.
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Una operación es una cosa muy seria, aunque para los médicos, por la costumbre que tienen, no sea nada del otro jueves.
El doctor J. acababa de operar a uno de sus pacientes, al que le había cortado una pierna.
Un pariente de la víctima le preguntó:
-¿Usted cree, doctor, que se salvará?
-De ninguna manera, nunca lo he creído.
-Pues entonces, ¿para qué hacerle sufrir?
-Hombre, no es posible decirle de pronto a un enfermo que no hay remedio; es necesario distraerle un poco.
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Esto no son chistes, son anécdotas auténticas. Y es que hay cada médico de un bruto...

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