9/6/2009
JODÍOS JUDÍOS
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Que perdonen los Aguilera, pero que recuerden que también yo soy descendiente y llevo apellido judío sefardita, como ellos.
Hecha esta salvedad, y como me encuentro fatal del catarro, tengo fiebre, escalofríos y dolor de cabeza, he decidido liarme la manta a la idem y contar mi viaje a Israel. No sé si voy a poder terminar. Este catarro es el más gordo que recuerdo haber tenido en los años de mi vida, que ya empiezan a ser bastantes. Le he dicho a Paco que quiero un entierro musulmán, pero como es un desalmado, no me ha hecho caso y se ha ido a jugar al dominó al bar de abajo. Mi padre mira, estólido, la tele. Las gatas duermen, calentitas en sus cojines delante de la estufa.
Yo me he venido a la habitación del ordenata, que es la que ocupa ahora mi padre, y tengo un calefactor que cumple su misión. Los ojos me lagrimean y la cabeza me estalla, pero, erre que erre. Me va mejor escribir que leer. Me cansa menos la vista.
Después de todos estos lamentos autocompasivos, pues si no me compadezco yo no lo hace nadie, intentaré contar,por encima, el viaje que con Paco hicimos a Israel en el año pum, ya no me acuerdo cuándo fué, solo recuerdo que no hacía mucho que nos habíamos casado, que era mayo y que aún no había empezado la Intifada. O sea, que estaba todo relativamente tranquilo, aunque lleno de tanques y de militares armados hasta los dientes.
En el Aeropuerto de Tel Aviv, muy moderno, había unas azafatas de tierra guapiiiiiisimas, que dejaron a Paco encandilado. Se desencandiló cuando vino a recogernos nuestro guía, que era un capitán llamado Dan Laor, y que estaba de toma pan y moja. Alli todo el mundo está militarizado. Nos dijo que una hija suya también era soldada.
Lo que más que chocó en un principio, es que allí, en los hoteles, no tenían el apellido de Paco, Juaneda, para nada en cuenta. Eramos los Sres. de Burgos, y pienso que es porque mi apellido es sefardita. Luego me dí cuenta que allí se podía uno divertir mucho, mientras bailases al son que ellos tocan. Por ejemplo, toda la comida que nos daban era kosher. A mí eso no me importa, porque es comida normal, solo que no se puede comer en la misma a la vez carne y lácteos, porque lo prohibe la Biblia.
Estuvimos por todos los lugares de la Biblia, Belén, Nazaret, Jerusalén, Jericó, Cafarnaúm, y todos los pueblecitos y poblachos que salen en la Biblia y los Evangelios, y a mí me gustaba mucho,porque estaban lleno s de ´arabes, que iban con túnica, y aquello parecía talmente que te encontrabas dos mil años atras.
Lo malo era el sabbath. El viernes, al ponerse el sol, tocaban un cuerno que se llama el shoffar, y entonces ya no podías hacer nada, excepto pasear, hablar y respirar. Hacía un calor horrible, y a mi me hacía mucha ilu tirarme de cabeza, pues había llevado bañador, en el lago de Genesaret, donde pescaban los discípulos de Jesús. Pero NO, me dijeron, imposible, ha sonado el shofar y no se puede uno bañar. Bueno, pues a fastidiarse tocan. Me tuve que dar una ducha en la habitacion del hotel, que era buenísimo, como todos los demás en los que estuvimos.
Viajábamos en un minibus Paco, yo,, unos señores discretos y un chico sudemericano que cuando vió el lago de Genesaret o Mar de Galilea, que está en un paisaje precioso, rodeado de colinas verdes, inmediatamente dijo: “¡Mirad, un pantano!”. Al pobre Dan casi le da un infarto, y le dijo, balbuceante:
“....Si es el lago de Genesaret, donde Jesús caminó sobre las aguas....”
Estaba totalmente escandalizado, hasta el punto de que a pesar que era de religión hebrea, no pudo menos que decirle eso para que se situara un poco.
Jerusalen fué lo que más me gusto, juntamente con Nazaret. Jerusalén es preciosa, increíble. Tiene su barrio judio, ármenio, árabe... y cada uno es diferente. El judío es luminoso y callado, el árabe bullanguero y ruidoso. Luego estuvimos en el barrio de los integristas judíos, los del Mea Shearim, que son esos que van con una levita legra y un sombrero hongo y llevan tirabuzones. Son fanáticos hasta la médula, y llegaron a escribir una carta a Sadat diciéndole que arrasase el estado de Israel, pues estaba maldito, ya que todos los que vivían en él eran unos descreídos y ateos. Esto es verdad, pero no les hicieron ni caso. La verdad es que los israelitas que yo conocí, entonces, que eran de la generación de los sabras, que eran llamados así por ser la primera generación nacida en esa tierra de sus padres de la diáspora,,eran todos chicos y chicas jóvenes, armados hasta los dientes, muy alegres y muy guapos. Se les veía contentos y con ganas de cargarse a todo árabe que se les hubiera puesto por delante. Eran muy agresivos, unas fieras. ¡Qué juventud!. Igualita a la que tenemos aquí ahora...!
Jerusalén es preciosa, sobre todo vista desde el monte de los olivos, teniendo por enmedio el valle de Josafat, que es pequeñito, algo así como el de Valldemossa, y que según la Biblia nos reuniremos todos los habitantes del mundo el dia del Juicio Final. Pues como no lo ensanchen, no vamos a caber ni como sardinas en lata...Pues sí, Jerusalén desde el huerto es dorada, el sol al ponerse le da a sus murallas unos reflejos que parecen que toda la ciudad refulge.
Vimos todo lo que hay que ver, la Iglesia de l Santo Sepulcro, la Mezquita de Omar (Jerusalkén es ciudad santa para los musulmanes, después de La Meca y Medina), y allí está la piedra en la que se apoyó el caballo de Mahoma cuando le llevó volando a los cielos... También está la mezquita Al-Aksa, que años más tarde fué escenario de una carnicería entre arabes y judíos.
Belén es un poblacho, y la iglesia está que se cae a pedazos. En el sitio donde se supone nació Jesús hay una estrella de plata, y lámparas votivas de varias religiones. Como aquello se lo disputan cristianos, judíos, ortodoxos griegos y unos cuantos más, la llave la guarda un musulmán, y siempre la conserva la misma familia, o sea que la llave de la iglesia de Belén la guarda un árabe,, y cada día va a abrirla. A mí me gustó mucho ver aquello, pero qué pobre parecía comparado con el Vaticano, con todo su lujo y su esplendor. Quizás sea mejor así.
La Iglesia del Santo Sepulcro también está hecha una ruina.
Y entré en ella con toda una pierna ensangrentada, pues el día antes habiamos visitado (visitamos todo Israel, desde Nazariya hasta los altos del Golán, que entonces eran de los judíos, que se los tomaron a los sirios en la guerra de los seis días),
Pues me he ido por las ramas (no se puede escribir con fiebre), y la causa de que entrase en la iglesia del Santo Sepulcro con una pierna hecha una lástima, cosa que quedaba muy propia, pues parecía que venía de hacer penitencia, fué que el día anterior había mos visitado el Mar Muerto y yo me había caído dentro. Si, puse el pie mal, y me caí, Y como tiene tanta sal, y las orillas están llenas de cristales de sal que cortan como cuchillos, se me quedaron unas piernas que parecía que los romanos me habían flagelado, . Dan Laor se partia de risa, y yo también.
El dia en que llegamos a Nazaret hacía un día de mayo que daba gloria. Lucia un sol espléndido y era dia de mercado. Estaba todo lleno de árabes, y los puestos relucían de las frutas y verduras de colores que traían los campesinos a vender. Pârecía talmente que estábamos en tiempos de Jesús, pues los árabes iban con túnica, y allí no había sabras. Nazaret era un pueblo árabe entonces. Pero como los palestinos son lo mismo que los filisteos, pues en árabe palestino se dice filistín, que quiere decir filisteo, la cosa no había cambiado mucho.
Nazaret estaba precioso, siempre lo recordaré. Parecía que tenía que aparecer de `pronto una legión romana marcando el paso. Algo increíble.
Estuvimos en todo Israel, y ya no me acuerdo de tantos sitios, todos ellos mencionados en la Biblia. Y siguen igual-Jericó me pareció precioso, pues al entrar hay un gran oasis lleno de palmeras y una fuente.
Lo pasé muy bien. Me dejo muchas cosas en el tintero, pero es que no recuerdo más.
También estuvimos en Haifa, ciudad costera y muy bonita, donde los Baha•i tienen un templo en forma de loto de mármol blanco.
En invierno en Israel hace mucho frío, por eso no es tonteria poner nieve en los belenes. En Jerusalén, cuando salíamos por la mañana, y era mayo, teníamos que ponernos un jersey, porque está a mucha altura sobre el nivel del mar.
También estuvimos en las fuentes del Jordán, en un bosque lleno de sol que es una maravilla, y yo me descalcé y me metí entre las piedras, pues es allí un rio pequeñito y no había peligro de ahogarse, ni de lesionarse como me pasó en el Mar Muerto. Al lado del Mar Muerto está la ciudadela de los esenios, que ahora no me acuerdo cómo se llama, lo tengo en la punta de la lengua paro no me puedo acordar. Allí se encontraron los manuscritos de Isaías-
En el Neguev había tanques por todas partes, y yo les hice fotos. Cuando volví a casa y mi padre los vio, dijo que era una insensata, que me podria´ haber buscado un lio. Pero no me veía nadie, pues las hacíadesde el minibus, que compartiamos con el sudaca despistado y los señores amables y discretos. Por cierto, el señor este, creyente de los buenos, cuando en la Iglesia del Santo Sepulcro llegó delante del mismo, se despanzurró en el suelo y se puso de bruces encima de él , con gran asombro de los presentes. Caray, esto es fe y lo demás cuentos.
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