domingo, 18 de octubre de 2009
Cabrones de mi vida. 1) El Sobornador
Cuando mi padre era instructor de reclutas se ponía furioso cuando alguien pretendía sobornarle. A veces venían a casa payeses con unas longanizas, un pollo y demás cosas de su huerta con la intención de que su retoño,que había jurado bandera e iba a caer en manos de los servidores de la Patria, lo pasara lo menos puta posible. Mi padre se enfurecía de tal modo que más de una vez estuvo así, materialmente, a punto de mandarles a ellos y sus ofrendas rodando por las escaleras. Los campesinos no comprendían nada. Mi progenitor, la verdad es que trataba muy bien a los chicos; ellos mismos me lo decían, que al principio su vozarrón (mi padre tenía una voz estentórea y un físico impresionante)les dejaba aterrados, pero que después comprobaban que era un tipo legal. Pero con lo que no podía conservar la calma era con los (bien intencionados, creo yo, pobrecillos) sobornadores. Yo, por lo visto, heredé esta fobia. Una vez, cuando trabajaba en la Delegación Provincial de Información y Turismo, en tiempos de la Dictadura, había un gusano repugnante (peor que el de la foto) que daba la casualidad de que era el Habilitado, y se llamaba Barranco. Una vez me viene (entonces yo era ingenua y no me esperaba algo así)el gusano y me dice que sabe que mi padre es el instructor de reclutas, etc., y que él está muy interesado en un chico que ahora va a hacer la mili, y que si consigo que mi padre le coloque bien y pase una mili cómoda, durante TODO EL TIEMPO QUE DURE LA MILI Y ENTONCES ERA LARGUÍSIMA ME DARÍA DOBLE SUELDO.Yo cuando oí aquello creí haber mal oído, pero cuando reaccioné le miré atónita, como si me hubiese propuesto ir a cazar elefantes a la sabana africana, por ejemplo, tan rara me sonó la cosa. Y mirándole de hito en hito ,le espeté:
-¡¡¡NOOOOOOO!!!
Y nada más.
Yo no dije nada a mi padre, no sé por qué. Le hubiera dado una alegría, pero, como antes he dicho, era tontita y muy ingenua.
El gusano tampoco dijo nada, pero desde entonces me profesó odio profundo, y no perdió ocasión para denigrarme.
Y así me ha lucido a mí el pelo siempre.
Mi padre y yo (más él que yo) a veces parecíamos sacados de un cuento castrense de Kipling, o de "Beau Geste" o "Tres lanceros Bengalíes".
Es cosa de nacimiento.
También en la Consellería, y cuando ser del Partido Comunista estaba muy mal visto y me puteaban por eso, una chica me preguntó:
-Oye, ¿a tí cuanto te dan en el PC para trabajar para ellos?
Yo también me volví a quedar atónita ante tamaña ignorancia, pues yo no era ninguna liberada, y le contesté que nada, que al contrario, cada mes pagaba mis cuotas.
-¡Tú eres tonta!-me respondió.
Puede que sí, pero no me arrepiento...prefiero ser tonta que gusana repugnante.
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