No sé si se ve en la foto, pero al Papa parece que el oro le gusta más que a Hernán Cortés. Lleva un peluco que debe haber costado un millón, una cruz de oro macizo de como medio kilo, y un anillote como una plaza de toros.Viva la pobreza eclesiástica. Y pensar que el mayor lujo de Jesús fué entrar el día de Pascua en Jerusalén montado en un burro...y encima era prestado.
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