sábado, 2 de enero de 2010
Las cosas de Napoleón
A mí este señor no me cae demasiado bien, porque a mi modo de ver era un ególatra que mandó a miles de hombres a la muerte, y encima le adoraban, sus "poilus" (peludos,eran los veteranos).Pero tenía cosas que me hacen gracia. Por ejemplo, cuando firmaba sus cartas a Josefina, que le ponía los cuernos todo el tiempo, firmaba: "Nap". Cosa que a mí me da ganas de reír. El pobre Nap no tenía suerte en amores, pero es que debía ser inaguantable. Todas sus esposas y amantes, en cuando se daba la vuelta para irse de batallitas, le empezaban a engañar con hermosos amantes de la retaguerdia y la corte. Cuando regresaba de alguna campaña, unos días antes mandaba un correo de Josefina donde ponía: "-¡No te laves, que voy para allá!". Y es que a Nap le ponía el olor a mujer sudada y con sus efluvios naturales. Bueno, es más o menos normal, no pienso que sea una perversión sexual muy grande. Pero vaya, el olor a jabón o a limpio no le ponía nada.Debía estar acostumbrado a las cantineras...
Un día estaba pasando revista a sus tropas y se le cayó el sombrero. Lo recogió un cabo y le lo entregó.Nap, distraído, dijo:
-Gracias,capitán.
-¿De qué regimiento?- preguntó serenamente el cabo.
Napoleón se dió cuenta de su equivocación y respondió:
-De mi guardia.
Y el cabo fué ascendido.
De donde se infiere que hay que aprovechar las ocasiones y ser rápido de reflejos.
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