domingo, 25 de julio de 2010

Los testigos de Jehová


¡Los Testigos de Jehová me quieren!¡Los Testigos de Jehová me aman!
¡AY DIOS!
Buena me ha caído. Si me lee un testigo, que no se piense que me quiero burlar de ellos, pero es que me acosan, llaman a mi puerta, me dan folletos, me invitan a sus reuniones... Ya puedo haberles dicho cientos de veces que yo nací católica y que luego me convertí al Islam, y que no tengo ninguna gana de cambiar. Cambiar de religión, viene a ser como cambiar de orientación política.Sólo es decente hacerlo una vez en la vida. En mis juventudes era de extrema derecha, de Hitler y León Degrelle, y odiaba a Franco porque consideraba que había traicionado al Eje. Pero cuando empecé a pensar y me dí cuenta de que la fachería española estaba dominada por la clericalla, teñida de lo que más detestaba, como la beatería y sus terribles consecuencias, me dije, María Dolores, te estás equivocando. Además, a mí desde chica, cuando oía a las Teresianas hablar de la Pasionaria, que era una mala mujer, que se acostaba con los soldados y hacia arengas tremendas, lo que consiguieron es que Dolores Ibarruri me cayera extraordinariamente simpática. Cosa que no pegaba nada con mis ideas nazis. Duurante la Dictadura pertenecí a un partido neonazi llamado "UNS" "Universitarios Nacionalsocialistas", y llevaba el bolso lleno de octavillas, pues no era legal. Pero después de pocos años de estas estúpidas actividades, y dado que los rojetes me parecían unos tíos cojonudos (con perdón) y que era una lástima que hubieran perdido la guerra, yo, que en el fondo soy una romántica y una enamorada de las causas perdidas, sin pensármelo dos veces, me afilié al Partido Comunista. Y es que a mí los centros no me van nada. Recuerdo que tuve que forzarme un poco, aunque estaba convencida que de aquél era mi sitio, pero como llevaba una educación judeo-cristiana-católica-franquista terrible encima, cuando iba a las reuniones y veía aquella bandera tan grande y tan roja, con la hoz y el martillo en negro, me parecía que estaba cometiendo un pecado, un sacrilegio y una traición a mis mayores. La verdad es que muchos de mis mayores fueron tan rojos como yo, pero la educación marca mucho. Cuando salí del colegio me hice un autoexamen y no me gusté nada, o sea que empecé a hacerme una autopurga hasta que me quité de encima todo lo que me habían enseñado.
Bueno, otra vez me he ido por los cerros de Ubeda. Estaba hablando de los testigos de Jehová, que últimamente cada dos por tres llaman a mi puerta, me leen la Biblia (que conozco perfectamente)e intentan convencerme de que Dios se llama sólo Jehová. Yo, que pienso que, como hay solo un Dios, qué mas dá que se le llame Dios, God, Allah, Jehová, Eloim o El Gran Manitú, no llego a comprender este empecinamiento, y tenemos largas discusiones que no llevan a nada. Pero como todo el mundo cuando les ve les cierra la puerta en las narices, y yo estoy un poco bien educada -no mucho- , me da pena darles un portazo y les escucho. Me dan sus folletos, que leo, pues están llenos de cosas buenas, y a veces son hasta divertidos. Hay unos dibujitos que es lo que más me gusta,así como muy axpresivos.
Pero esta gente son más raros que un águila con vértigo, pues no toleran las transfusiones de sangre, aún no me han explicado por que, y además creen que solo se salvarán 144.000 personas (seguramente todos Testigos) y que nos encontraremos el Día del Juicio en el Valle de Josafat toda la gente que ha habido desde que el mundo es mundo.Pues aunque nos hagamos pequeños como hormigas, no vamos a caber, digo yo. El tal valle está entre dos colinas de las varias que rodean Jerusalén, y es pequeñito, no más grande que el de Valldemossa, por poner una comparación. O sea que vamos a estar muy apretados.
Y tienen cosas así, raritas. Recuerdo una temporada en que me acosaban también mucho, hace años, cuando yo no me encontraba bien y tenía insomnio. Pues no fallaba: Cuando después de comer conseguía dar una cabezadita, ¡DING-DONG!.¡Eran ellosss!!. Yo estaba desesperada, y se lo contaba a mi psiquiatra,quien se reía de mí y me decía que pusiera un signo satanico en la puerta...
A ver si se cansan al ver que soy una pecadora irredenta, y me dejan en paz.

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