martes, 3 de agosto de 2010

Anecdotas históricas



Se hablaba ante la reina Cristina de Suecia de la reciente (1649) decapitación del rey Carlos I de Inglaterra.
Todo el mundo exclamaba:
-¡Cortarle la cabeza1¡Cortarle la cabeza!
-No sé de qué os extrañáis- dijo la reina-, -al fin y al cabo no le servía de nada...
¡Ni entre reyes reinaba la compasión!
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En 1924 fué vendida en pública subasta la camisa que llevaba el rey Carlos I de Inglaterra en su ejecución el 30 de enero de 1649. El catálogo decía: "...la camisa está bien conservada, a pesar de algunas manchas de sangre..."
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Isabel I de Inglaterra, según dicen las crónicas, era muy limpia, pues "se bañaba una vez al mes, lo necesitase o no".
Carlos II de Inglsterra y su corte son descritos así por Anthony Wood, anticuario de Oxford, en donde pasaron el verano de 1665:
"Aunque pulcros y alegres en apariencia, eran, sin embargo, muy puercos y bestiales, dajando al marcharse sus excrementos en todos los rincones, en chimeneas, gabinetes, carboneras, bodegas. Toscos, ordinarios, putañeros, vanidosos, vacíos, despreocupados."
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Gluck, el ilustre autor de Orfeo, adoraba el dinero y la buena comida y no se avergonzaba de decirlo. Alguien le preguntó:
-Maestro, ¿qué es lo que preferís en el mundo?
-Tres cosas: El dinero, el vino y la gloria.
-¿Cómo!. ¡Para vos, un músico, ¿la gloria viene después del dinero y el vino?!. No sois sincero...
-Pues es bien sencillo...con el dinero compro vino, el vino despierta mi inspiración y mi genio, y éste me trae la gloria...

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