miércoles, 4 de agosto de 2010

El Ramadán, mes del ayuno musulmán



El ayuno tiene un origen antiquísimo. Fue practicado por los antiguos egipcios, los asirios, los mayas, los griegos y los romanos. Todas las grandes religiones y culturas lo han considerado tradicionalmente como un excelente medio de purificación corporal y espiritual.
¿Recuerdas los ayunos de Gandhi como método de disciplina y de protesta? ¿Y los de la Madre Teresa de Calcuta durante sus misiones humanitarias? ¿Sabías que el Ramadán es el noveno mes del calendario lunar islámico? En Europa, en cambio, nos regimos por el gregoriano, que es diferente.
El ayuno durante este mes es obligatorio para todos, excepto para los ancianos, los enfermos, los niños, las mujeres embarazadas o con menstruación y los viajeros. Una gran mayoría de musulmanes lo practica en la actualidad. Implica abstenerse de alimentos, bebidas, tabaco y relaciones sexuales desde el amanecer hasta la puesta del sol. La tradición asevera que también el corazón y la lengua deben ayunar, evitando críticas y pensamientos negativos.
En el Corán dice que ya se puede comer, beber y mantener relaciones sexuales "cuando en campo abierto no se distinga un hilo blanco de un hilo negro".

El Ramadán contiene un importante significado social: enseña a ser solidario con las personas que en todo el mundo pasan diariamente hambre, sed u otro tipo de privaciones. En términos legales, esta solidaridad se materializa en el Zakat al fitr, o limosna del final del ayuno, que consiste en un impuesto obligatorio del 2,5 % sobre los beneficios obtenidos durante el año, y sirve como medio para distribuir la riqueza.

Para los musulmanes el Ramadán no implica solamente esfuerzo y abstinencia. También, alegría y festividad. Durante las noches de todo el mes lunar, se reúnen las familias y los amigos celebrando la ruptura del ayuno, con todo tipo de dulces y exquisitos platos tradicionales. Su ambiente familiar y festivo nos recuerda al de las Navidades.

En el Islam, el ayuno no se entiende como un acto de penitencia, sino como un método para fortalecer la voluntad. Además, la investigación científica de los últimos tiempos ha demostrado que favorece la curación de ciertas enfermedades, y también sirve para combatir el alcoholismo y otras formas de toxicomanía. Mediante su aplicación se alivian las afecciones asmáticas, el corazón descansa, la digestión mejora e, incluso, los sentidos se agudizan,

Yo estoy exenta, porque de día tengo que tomar unas medicinas, y el agua, al contrario que en la Cuaresma católica, rompe el ayuno. El Ramadán es mucho mas duro que la Cuaresma.Sobre todo, si como ahora cae en pleno verano. Abstenerse de tomar ni una gota de líquido cuando se suda trabajando es una tortura. Recuerdo que hace años, cuando aún no me había convertido al Islam, hicimos un viaje por Turquía Paco y yo en un minibus conjuntamente con unas señoras de edad madura de la alta sociedad madrileña, de esas que se reúnen para jugar a la canasta y conocen gente VIP. Pero a pesar de todo, eran muy simpáticas. Pero las mujeres, bienintencionadas, no podían entender que el chófer, un chico joven (y muy atractivo, sí)que era, naturalmente, musulmán, por ser Ramadán ayunase, y el pobre hombre tenía que ver como las señoras se paraban a beber coca cola y refrescos en las paradas que hacían, y le ofrecían al pobre, quien les decía mil veces que no podía, porque estaba ayunando. Yo también intenté explicárselo a las damas, pero les parecía una tontería, y a la hora de la comida se empeñaban en que entrara en el comedor. El hombre huía despavorido de esas "buenas intenciones". Cuando ibamos por carreteras peligrosas, bordeando precipicios, yo pensaba: "¡Ay, madre, y este chico,que debe estar débil por no haber comido nada desde la noche pasada...menos mal que es joven y fuerte...".
El tío aguantó las tentaciones de las buenas señoras como un jabato, y seguro que le sirvió ese tiempo como media docena de Ramadanes. Nunca le olvidaré.

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