miércoles, 6 de octubre de 2010
La catedral-abadía de St.Martin de Comminges
He visto en mi vida muchas abadías preciosas e imponentes, pero ésta ha sido una de las mejores. En las fotos que tomé se puede ver la belleza del enorme edificio, que ocupa más espacio que el pueblecito, el magnífico claustro románico, con sus capiteles, todos diferentes, las vistas desde arriba, el ambiente. Es un sitio mágico.Tiene muy buenas vibraciones. Esto lo noto yo enseguida. Hay sitios que te invitan a marcharte cuanto antes,(como por ejemplo el Vaticano, que es precioso,con tantas obras de arte, pero flota en el ambiente un no sé qué...) pero St. Martin no, al contrario. Envidias a quien pudo pasar allí la vida, y además teniendo en cuenta que la historia de la abadía, que se empezó a construír en el siglo XIII, a diferencia de otras iglesias-fortaleza , ha tenido una existencia plácida y tranquila, con la excepción de unos pocos años de guerras de religión, que en esta región tuvieron lugar especialmente furibundas.
La abadía está situada en el sur de Francia, en los Pirineos centrales y ha sido siempre un foco de cultura y un centro de peregrinaciones. Ha atravesado sus 800 años de vida apaciblemente, y por eso se conserva muy bien . Subsiste hasta un trozo del campanario de madera, que ya es subsistir.
La abadía encaja tan bien en su entorno natural, que parece un todo; a veces no se nota bien dónde empieza uno y termina el otro. Una de las características del claustro, y que no posee ningún otro, es que está abierto a una pradera desde donde se puede uno asomar a un profundo valle, lugar fenomenal para meditar y relajarse. Desde luego, los frailes saben donde se meten , nunca he visto una abadía o monasterio en un sitio feo.
En este caso, claro, la abadía está entre montañas. Desde sus 515 metros de altura domina todo el valle del Garona.Y las carreteras que salen de ella fueron construídas encima de las antiguas calzadas romanas que en este sitio se dirigían hacia España, Luchon, Toulouse, Tarbes (patria de D'Artagnan,que era gascón)y otros muchos lugares.
Merece el título de "Catedral de los Pirineos".
Su arquitectura es muy original, porque a la vez práctica e ingeniosa, ha conseguido reunir en un todo común a tres iglesias de épocas, de estilos y de constructores diferentes.
Una iglesia románica, del s. XII, fundada por St. Bertrand, muy bien conservada, y el maravilloso claustro.
Una iglesia gótica, del s. XIV ,concebida, deseada y financiada por el Papa Clemente V.
Una iglesia renacentista, del s. XVI, verdadera iglesia de madera en una iglesia de piedra, debida a la iniciativa y el dinero del obispo Jean de Maulèon.
St. Bertrand de Comminges es, ya he dicho, un sitio mágico. Se ha llegado a decir que una simple visita a la abadía era el equivalente de un largo viaje, o mejor aún, una lección abreviada de Historia del Arte.
El claustro, lo que más me gustó, da al sur y está construído sobre las murallas.St. Bertrand lo había querido para dar a sus monjes un lugar habitual de oración, de reunión, de descanso.La construcción primitiva remonta al s. XII. Consta de 4 galerias. Tres son románicas y están formadas por arcadas coronadas por capiteles en los que se pueden ver hojas, cabezas de animales, laberintos, escenas campestres o de la Biblia, Pero la columna más expresiva y bonita es el "pilar de los cuatro evangelistas". (que se puede ver bien en las fotos). La galería que da al sur tiene un aspecto único por estar abierta al campo, -como dije antes- cosa que no posee ningún otro claustro de este estilo. En las fotos se puede ver esa pequeña explanada llena de verdor. La galería norte, que se apoya contra la abadía, fué rehecha completamente en los siglos XV y XVI, con arcos y bóvedas de gótico flamígero, pero conservando la austeridad del conjunto. Se llama Galería de las Tumbas a causa de los sarcófagos e inscripciones que allí se encuentran. Solo quedan 7 tumbas que conservan los restos de abades, bienhechores, familiares, y es un lugar impresionante.
La nave central es gótica,única y tiene 16 metros de ancho.Tiene capillas laterales entre los contrafuertes.
El portal (ver fotos) se abre hacia el templo de una manera profunda. Las puertas de las iglesias románicas y góticas tenían que ser así, con muchas columnitas que empezaban en el exterior e iban colocándose unas al lado de otras por los lados y el arco hasta llegar donde se abría la puerta. Está muy mal explicado, pero espero que me entendáis. Esto es porque los muros de estos edificios eran muy gruesos, y si no hubieran construido las entradas de ese modo, se hubiera tenido que entrar por una especie de túnel, lo que hubiera quedado muy feo.
En el primer tercio del s. XV, el obispo Pierre de Foix hizo construir en el centro del santuario, el mausoleo que acoge los restor mortales del fundador de esta maravilla, St. Bertrand de Comminges.
Este abadía fué uno de los sitios que más me gustó de nuestro viaje al sur de Francia.
Otro día pondré más cosas, porque si sigo así, mis amables visitantes van a acabar hasta los ojos de tanta iglesia. Las cosas, si breves, son buenas.
La verdad, yo nunca he estado de acuerdo con este dicho. Pienso que las cosas buenas, cuanto más duren, mejor que mejor. Pero tampoco tengo que abusar de la paciencia de mis lectores, o me voy a quedar sin.
Ciao, amores. Espero que os haya gustado este paseíto por el medioevo.
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