Esa soy yo. Cuando era una niña chica mi madre usaba Chanel nº 5, y solo olerlo me transportaba al séptimo cielo. Durante más de 20 años fuí fiel a Arpège, de Lanvin. Y cuando se dejó de fabricar, me pasé a los de Serge Lutens. A mí, al contrario que a la mayoría de las españolas, no me gustan los prefumes frescos, sino los orientales y los que huelen a flores como nardo, jazmín, azahar...Creo en la aromaterapia. Cada noche antes de acostarme me perfumo. Y si no lo hago, lo echo de menos.
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