viernes, 29 de octubre de 2010





Un árabe le pidió dinero prestado a un judío.El árabe jamás había pagado una deuda en su vida, y el judío
jamás había perdido un centavo en nada.El árabe no devolvía el préstamo y se le había estado
escondiendo al judío hasta que un día se encontraron en el bar de un gallego.

Empezaron a discutir, el árabe acorralado, no encontró otra
salida y sacó una pistola se la puso en la sien y dijo:
-¡Podré irme al infierno, pero no pagaré esta deuda! apretó el
gatillo y cayó muerto.
El judío sin ser menos, agarró la pistola, se la puso en la
sien y dijo:
¡-Cobraré ese dinero así sea en el infierno! apretó el gatillo
y cayó muerto.
El gallego, que observó todo, tomó la pistola, se la puso en
la sien y dijo:
-¡Coño, por nada del mundo me pierdo esta pelea!

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