jueves, 2 de diciembre de 2010
El árbol de Navidad:Siglo VIII, Alemania
Se cree que la costumbre del árbol de Navidad, sin adornos, comenzó en Alemania en la primera mitad del s. VIII.
El relato más antiguo al respecto se refiere a San Bonifacio (nacido Winfrid, en 680), un monje misionero británico que en una ocasión pronunció un sermón el día de Navidad ante una tribu de germanos, de religión druídica, en las afueras de la ciudad de Geismar. Para convencer a los idólatras de que el roble no era sagrado ni inviolable, el "Apóstol de Alemania" derribó uno ante el público. Al caer, aplastó todas las matas y arbustos, excepto un pequeño abeto. Un hecho casual puede prestarse a numerosas interepretaciones, y la leyenda pretende que Bonifacio, en su deseo de ganar conversos, interpretó la supervivencia del abeto como un milagro, llegando a la siguiente conclusión: "Llamémosle árbol de Jesús Niño". A partir de entonces se celebraron en Alemania las Navidades plantando abetos.
Lo que sí sabemos con certeza es que, en el s. XVI, en Alemania se decoraban abetos dentro y fuera de las casas para conmemorar la Navidad. Un edicto forestal fechado en Ammerschweier, Alsacia, en 1561, ordena: "Ningún habitante tendrá en Navidad más de un árbol de más de ocho pies de altura". Los adornos que se colgaban entonces de estos árboles -y los primeros de que tenemos noticia- eran "rosas recortadas de papel de diferentes colores, manzanas, galletas, pan de oro y azúcar".
Hay una creencia muy extendida según la cual Martín Lutero, el artífice de la Reforma protestante del s. XVI, fué el primero en colocar velas encendidas en un árbol. Una tarde invernal, mientras regresaba a pie a su casa, componiendo mentalmente un sermón, se sintió impresionado por el brillo de las estrellas que parpadeaban entre los abetos.Para reconstruir la escena ante su familia, colocó un árbol en la parte principal de su casa y adorno sus ramas con velas encendidas.
En el s. XVIII, el Christbaum, o árbol de Cristo, era ya una tradición firmemente establecida.
Desde Alemania se propagó a otros países de la Europa Occidental, pero en Inglaterra no se popùlarizó hasta el s. XIX, gracias al Príncipe Alberto, esposo alemán de la Reina Victoria. Hijo del duque de Sajonia-Coburgo-Gotha (un ducado de Alemania central), Alberto estaba acostumbrado a adornar árboles de Navidad desde su infancia, y cuando se casó con Victoria en 1840, le pidió que adoptara esta tradición alemana.
En Norteamérica, es indudable que los alemanes de Pennsylvania inicaron esta costumbre. La primera mención en el Nuevo Mundo del árbol de Navidad y sus nuevos adornos se halla en el diario de Matthew Zaham, de Lancaster, Pennsylvania, con fecha del 20 de diciembre de 1821.
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