lunes, 17 de enero de 2011

Casi...




Un hombre casado que vivia en Monterrey se arrodilla en el confesionario y le confiesa al cura que:
-"Casi" tuve una aventura con otra mujer.
-¿Cómo está eso de "casi"?
-Bueno, nos desvestimos y nos frotamos, pero yo detuve
súbitamente la cosa.
-Frotarse desnudos es lo mismo que meterlo. No volverás a ver a
esa mujer, reza cinco aves marías y deposita mil pesos en la
cajita de limosnas.
El tipo sale, reza sus oraciones y va hacia el cepillo.
Se queda ahí unos segundos y luego comienza a irse cuando el cura, que lo estaba observando, lo detiene:
-A ver, un momentito. Ya te vi, mondao. ¡No depositaste ningún dinero en el cepillo!
-Bueno..frote, froté y froté el billete, y como usted me dijo que frotarlo era lo mismo que meterlo, pues..."

¡¡Ajúa que viva Monterrey!!

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