domingo, 13 de febrero de 2011
Maria Antonieta, la reina boba
Más bien la desgraciada, pero era tan corta que poca gente se ha labrado su propia desgracia como ella. La verdad es que estaba completamente fuera de la realidad, y el pueblo le cogió un odio africano, pues no comprendían que, mientras sus súbditos morían de hambre y frío, ella se lo pasase estupendamente organizando bailes, haciéndose vestidos y comprando joyas carísimas, como el famoso collar, que fué una trampa para desacreditarla aún más y se vió obligada a ir a declarar delante de un tribunal. Quizá esta fué la gota que colmó el vaso de la paciencia del pueblo francés.
Era hija de la emperatriz Maria Teresa de Austria, y su propia familia decía que tenía una cabeza de chorlito.En el palacio de Schönbrunn, en Viena, donde fué educada, el sacerdote encargado de hacerle entrar en su cabecita cosas serias decía que no había manera, que solo hacía caso cuando le contaban algo divertido, sino se cerraba en banda.
La casaron a los 14 años con el Delfín de Francia, quien perdió la cabeza en la Revolución. El tenía cuando la boda un año más que ella, pero por lo visto, no estaba, como dicen los franceses para indicar a alguien a quien el sexo no importa demasiado, demasiado "porté sur la bagatelle", expresión gráfica e intraducible.
Cuando una princesa iba a casarse al extranjero, era costumbre que un par de días antes de llegar a la capital, el novio acudiera a su encuentro, y Luis lo hizo, pero no le prestó la mas mínima atención ni la miró; en la carroza iba mirando por la ventanilla todo el tiempo. Esto desilusionó a M.A., porque además, el príncipe era feo y gordito.
Cuando se casaron no se consumó el matrimonio. Parecía que el chico tenía fimosis y le daba terror operarse. Algo como le pasó a Catalina de Rusia,pero ésta era de armas tomar y muy lista, y la pobre M.A. era más tonta que una mata de habas.
Cayó fatal en la corte, pues se reía de todo y de todos. Esta boda fué concertada con el propósito de que Francia y Austria firmaran una paz eterna, por eso "la austríaca", como siempre la llamaron los franceses, no tenía muchas simpatías.
Solamente una dama de la corte y camarera suya, Mme. de Lamballe, la quería y eran amigas. Y Mme. de Polignac.Después, en la revolución, las acusaron de ser lesbianas, y le enseñaron a M.A., que ya estaba presa en la Conciergerie, la cabeza de la primera al extremo de una pica, por la ventana de su celda. Hicieron todo lo que pudieron para hacerle daño. Y eso por tener la cabeza a pájaros.
A M.A. le cantaban una canción, de la que solo recuerdo los dos primeros versos:
"Petite reine de vingt ans,
vous qui traitez si mal les gens,
Vous passerez..."
Hace poco leía yo en la prensa que la Leti había sido como "una bocanada de aire fresco" en la familia real española, y había contribuído a que el Príncipe Felipe tomase contacto con la realidad. Esto me dejó estupefacta. ¿Es que el Felipe no sabía nada de la realidad de su país?¿Ha vivido siempre dentro de una burbuja?. Pues no me extraña demasiado, pues yo he conocido a gente del PP y de derechas que no tienen ni puñetera idea de los problemas de los trabajadores, ni les importa. Esta clase de cosas son las que me escandalizan a mí. Que pasase en el s. XVIII, aún, pero en el s. XXI me parece tremendo.
Pues la pobre Maria Antonieta, como se aburría como una mona, se dedicó a inventar modas, con lo que se gastaba fortunas, pero ella no tenía ni idea del valor del dinero.
En el retrato publicado aquí en que ella está mirando hacia su derecha,de Mme. Vigée Lebrun,como los otros, viste un traje inventado por ella misma, de gasa, seda, tules y frufrús varios. Causo tanto escándalo, porque la gente decía que "la reina se ha retratado en ropa interior", y es porque hasta entonces todas las reinas y princesas se ponían para los cuadros pesadas telas de damasco y terciopelo, y ella inventó este estilo tan aéreo y ligero. Su madre se puso furiosa, y le dijo que parecía "una cómica indecente", y toda Europa no hablaba más que del dichoso traje, que ahora nos parece tan normal.
Parece ser que se buscó un amante, que era un noble sueco (me parece que era sueco, no tengo ganas de hacer comprobaciones), que se llamaba Axel de Fersen. No se le puede reprochar, pues su vida, aunque regalada, no le proporcionaba grandes satisfacciones, ya que era incapaz de leer un libro, y seguía teniendo la cabeza a pájaros. También se entretenía jugando en Le Petit Trianon con sus damas a las pastorcillas, y se había construído una granjita con algunos animalitos,y para simular el suelo embarrado, se gastaron un dineral en imitarlo con canela mezclada con agua. Y chorradas por el estilo.
El rey era un pelele, y se entretenía en lo que era su verdadera vocación: Las cerraduras. Éstas en aquellos tiempos, no era como las de ahora, sino artefactos complicadísimos, pero el rey se lo pasaba pipa crendo nuevas y haciendo modificaciones. Un hombre que hubiera sido un estupendo cerrajero, sino hubiera nacido para reinar. Esto es lo que pasa con las monarquias hereditarias. Seguramente que un rey medieval no se hubiera entretenido con estas cosas, pero es que en la Edad Media imperaba la ley del más fuerte, y a los reyes débiles se les asesinaba, muchas veces por sus propios hermanos, y el más bruto se ponía en su lugar. No quiero decir con esto que me pareciera bien esta conducta, pero era como más práctica y normal. Yo creo que la monarquía solo tenía razón de ser en los reyes bárbaros, que eran reyes electos por sus tropas. Ganaba el más fuerte o el más astuto, con lo que las cosas funcionaban mejor. Pero las monarquías hereditarias son un desastre.
Maria Antonieta seguía con sus modelitos y jugando a las pastorcitas, sin ni siquiera barruntar lo que se le venía encima: La Revolución Francesa. Y es que era necesartia. No era posible que se diesen casos como el del pobre Dalglars, un chiflado al que cogieron con una navajita un día que pasaba por allí Luis XIV. Este le mandó descuartizar entre cuatro caballos. Fue tan horrendo, que muchos nobles, incluso hombres, no pudieron soportar el espectáculo. La Revolución cortó muchas cabezas, pero es que era necesario hacer una limpieza. Lo malo es que las revoluciones suelen devorar a sus hijos, y se pasaron unos cuantos pueblos.
Maria Antonieta veía a las masas gritando, en un invierno particularmente crudo, muertas de hambre y de frío, y seguía sin entender nada.
-Pero...¿por qué gritan? ¿que quieren?- preguntaba la cabeza de chorlito.
-Tienen hambre, madame, piden pan.
-¿No tiene pan?, ay, pues que coman otra cosa, bizcochos...
Esta conversación dicen que es falsa, pero a mí no me extraña nada de que algo de verdad sí había.
El rey tampoco entendía nada. Pero una noche vieron que la cosa se ponía muy fea, y fueron aconsejados que se largaran de noche rumbo a Austria. La carroza fué detenida en Vincennes (me parece que era allí...), cerca de la frontera francesa, y cuado echaron los revolucionarios mano al rey mara ponerle unas esposas, se quedó petrificado.
-¡Pero qué hacéis! ¡¡¡Yo soy un rey ungido!!!
Esto sí que seguro es cierto, y es que ellos se consideraban cuasi dicinos, pues al coronarlos los ungían en Saint Denis.
La gente se puso aún más furiosa, porque entendieron que con aquella huida el rey había cometido alta traición.
Bueno, pues al rey ungido le cortaron la cabeza, y llamó la atención por su "valor", pues no se inmutó, y murió como un valiente. Pero a mí me parece que esto no era valor, sino indiferencia, pues el rey era de carácter abúlico, y todo le daba igual.
Durante su reinado, al cabo de 7 años de casarse con MA, accedió por fin a operarse la fimosis, y tuvieron 3 hijos. Dos hijas y el Delfín, niño enclenque.
Los revolucionarios, mientras MA estaba en el Temple y la Conciergerie con sus hijos, le hicieron unas putadas tremendas, tanto era el odio que le tenían.
Le quitaron al delfín, y delante de su madre le enseñaba el carcelero a decir obscenidades contra sus padres, que el niño repetía sin entender nada. La pobre MA se desesperaba. Y cuando ya fué demasiado es cuando, durante el juicio que le hicieron, se insinuó, que, como todo el mundo tenía a la reina por una pervertida de aúpa, incluso había hecho cochinadas con su propio niño. Ella dijo que apelaba a todas las madres a su favor, y lo dijo con tan fervor que calló la boca a estas porquerías.
El día en que fué a la guillotina no le ahorraron sufrimientos.Le tiraban fruta podrida y cosas varias, mientras la insultaban. Esa historia de que se le puso el pelo blanco en una noche, no es cierta. Lo que pasaba es que ya no llevaba la peluca que usaban todas las damas nobles, y tenía el pelo muy canoso.
Murió dignamente y sin histerismos.
Talleyrand dijo después su famosa frase: "¡Qué dulce era la vida antes de la revolución!".Claro, para ellos sí.
Su madre, la emperatriz Maria Teresa, durante toda su vida le estuvo mandando cartas dandole consejos para que no hiciera tonterías, pues el embajador de Austria en París le contaba la impopularidad y las salidas de tono de su hija, pero a ésta, los consejos le entraban por una oreja y le salían por la otra.
Los franceses hicieron su revolución, después los rusos -aunque todo el mundo se quedó asombrado, pues creían que sería Alemania la siguiente- y es que la vida en Rusia era terrible para los pobres, todavía existía la esclavitud, y con un clima tan espantoso y encima pasando hambre, se comprende.
Los españoles, como somos bastante tontos, encima les gustaba la tirania de sus reyes como cuando se uncieron a la carroza de Fernando VII, que les había traicionado haciéndolo la pelota a Napoleón, y gritaban, mientras hacían de caballos: "Vivan las cadenaaaaaaaaasss".
Ay si no hubiera salido Franco con sus rebeldías beatas y la República no se hubiera ido a la porra... otro gallo nos hubiera cantado, por lo menos a los de mi generación.
Pero los pueblos tienen los gobiernos que se merecen. Oriana Fallacci dijo en una ocasión que era una honra para los italianos el que Mussolini tuviera el fin que tuvo, y una vergüenza para los españoles que Franco muriera en la cama.
Y es verdad...
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