viernes, 18 de febrero de 2011
Cosas que parecen verdad pero no son ciertas
-No puedes bañarte hasta una hora después de comer:
Ni después de dos horas, ni de tres, incluso a las cuatro horas te las estás jugando. La digestión comienza justo después de poner la comida en la boca pero cuando llega al estómago se tarda unas cuatro horas en el proceso completo. De ahí va hacia el intestino delgado, donde después de 2 horas más circulará hasta el intestino grueso en donde permanece unas ¡ 14 horas!. Lo mejor para evitar problemas es observar tu cuerpo y si sientes calambres o escalofríos mejor no bañarse.
-Puedes resfriarte por coger frío, dormir frente a un ventilador, mojarte con la lluvia…:
No es cierto en absoluto, el frío no provoca un resfriado. Los resfriados comunes se producen por un virus que se encuentra en prácticamente todos los sitios y es difícil escaparse de él. Permanecer cerca de alguien que sí tiene el virus puede hacer más fácil el contagio. Lo que desmejora nuestra resistencia a la infección es no dormir lo suficiente o comer mal así que para evitar gripes es mejor descansar bien, comer mejor y una sopita caliente para darle alegría al cuerpo.
-Cuando alguien muere el pelo y las uñas siguen creciendo:
Sí, puede parecer terrorífico pensar que si abrimos una tumba encontraremos un cadáver con enormes uñas y un pelo que le llegue a los pies, pero es radicalmente falso. Cuando morimos se produce un proceso de deshidratación que provoca que la piel se encoja, provocando el efecto visual de que parezca que han crecido uñas y pelo.
-Comer zanahorias hace que tengamos mejor vista:
Pese a que la vitamina A es muy importante para nuestro cuerpo comer zanahorias no hará que tengamos una vista de lince. Esta leyenda surge en la Segunda Guerra Mundial, cuando la Fuerza Real Aérea Británica intentaba ocultar que había creado un sofisticado radar para destruir a los bombarderos alemanes. Atribuir a la ingesta de zanahorias su capacidad para derrotar a los aviones alemanes era una estrategia simplemente para distraer la atención. La falta de beta-carotenos puede provocar ceguera pero necesitamos una cantidad mínima para que nuestra vista esté en óptimas condiciones. De hecho un exceso de vitamina A puede envenenarnos y provoca síntomas como un cambio en el color de la piel hacia el amarillo anaranjado, pérdida de pelo, pérdida de peso, fatiga y dolor de cabeza.
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