lunes, 7 de febrero de 2011

León Tolstoi


León Nicoláievitch, conde de Tolstoi, nació el 28 de agosto de 1828, en Yasnaia Poliana (gobernación de Tula), Rusia, en el seno de una familia numerosa y de rancio abolengo. Sus padres poseían un buen pasar económico gracias a la herencia de algunos inmuebles por la región y otras posesiones. A los dos años de edad queda huérfano de madre y a los 9 fallece finalmente su padre, hecho que provocó que su crianza estuviera a cargo de sus parientes.
En su adolescencia estudia en la universidad de Kazán, orientándose hacia las lenguas orientales y más tarde estudiaría jurisprudencia, carrera que culmina en San Petesburgo. En 1851 ingresa al ejército, actuando en el Cáucaso y poco más tarde en la guerra de Guinea. Durante este periodo inicia sus actividades literarias, colaborando en la revista “El Contemporáneo” de Iván Turguienev, quién más tarde hablaría de Tolstoi como “el gran escritor de la tierra rusa”.
Abandona el ejército y realiza un viaje por Europa occidental. Al regresar a su país descubre en él un gran amor por las cuestiones pedagógicas y comienza estudiar dicho tema. Funda su propia revista, la que repartiría por las escuelas de la zona de Tula.
Después de algunos escarceos amorosos, se casa con Sofía Bers (1862) quien sería la encargada en aquel entonces de convertirlo en un hombre “de casa”, hecho que le ayudó en su tarea literaria. Se cree que fue en este periodo en el cual el escritor escribió más novelas. “Guerra y Paz”, su celebre novela, fue escrita en dicho periodo.
La tranquilidad de su vida familiar se vio perturbada por una grave enfermedad que contrajo Sofía. En ese mismo periodo mueren dos de sus hijos, hecho que sumió en una gran depresión al literato.
Su novela “Ana Karenina”(1876-1877) representó el inicio de la gran crisis quien luego relataría en sus famosas “Confesiones” (1882).Su producción fue entonces predominantemente filosófica, traduciendo en muchos de sus escritos sus ideas sociales y políticas con respecto a su época.
“Resurrección” (1889) fue la obra encargada de desencadenar la represión por parte de las instituciones zaristas, comenzando por la Iglesia rusa. En 1901 el Santo Sínodo lo excomulgó.
En 1910 abandona su casa con la idea de ir a vivir en soledad. Enfermó y falleció pocos días después en la pequeña estación de Astápova tras haber recibido la visita de su mujer y algunos de sus hijos. Fue enterrado en medio de una extraordinaria manifestación popular en su ciudad natal. Poco antes de su muerte, le habían ofrecido el premio Nobel de literatura. Tolstoi, fiel a sus principios, rehusó de recibirlo.
Pero en muchas de sus biografias no se dice que era un tirano doméstico. El gentil abuelete que nos pintan nunca existió. Era un amargado, que lo pagaba con su familia.

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