martes, 22 de marzo de 2011







Vale la pena leer el texto, porque no es un chiste sino un hecho verídico que sucedió en un vuelo de British Airways.
En un vuelo de British Airways entre Johanesburgo y Londres, una senora blanca de unos cincuenta anos se sienta al lado de un negro.
Llama a la azafata para quejarse:
- “¿Cual es el problema, señora?”, pregunta la azafata.
- “¿Pero no lo ve?”, responde la señora, “me colocó al lado de un negro. No puedo quedarme al lado de estos inmundos. Deme otro asiento”.
- “Por favor, calmese”, dice la azafata, “casi todos los lugares de este vuelo estan tomados. Voy a ver si hay algun lugar en clase ejecutiva o en primera”.
La azafata se apura y vuelve unos minutos despues.”Señora”, explica la azafata, “como yo sospechaba, no hay ningún lugar vacío en clase económica. Hablé con el comandante y me confirmó que tampoco hay lugar en ejecutiva. Pero sí tenemos un lugar en primera clase”.
Antes que la señora pudiese responder algo, la azafata continuó: “Es totalmente inusitado que la compañía conceda un asiento de primera clase a alguien que está en económica, pero dadas las circunstancias, el comandante consideró que sería escandaloso que alguien sea obligado a sentarse al lado de una persona tan execrable…”
Y, diciendo eso, la azafata mira al negro y dice: “Si el señor me hiciera el favor de tomar sus pertenencias, el asiento de primera clase ya está preparado para usted”.
Y todos los pasajeros alrededor, que acompañaron la escena, se levantaron y aplaudieron por la actitud de la compañía.

Un profesor de filosofía entra en clase para hacer el examen final a sus alumnos. Poniendo la silla encima de la mesa dice a la clase:
- Usando cualquier conocimiento aplicable que hayan aprendido durante este curso, demuéstrenme que esta silla no existe.
Todos los alumnos se ponen a la tarea, utilizando sus lápices y gomas de borrar, aventurándose en argumentos para probar que la silla no existe. Pero un alumno, después de escribir rápidamente su respuesta, entrega su examen ante el asombro de sus compañeros.
Cuando pasan unos días y entregan las notas finales, ante la estupefacción de todos, el alumno que entregó su examen en 30 segundos obtiene la mejor calificación. Su respuesta fue: “¿Qué silla?”

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