Un ucraniano ha intentado pasar la frontera rusa por la parte de Belgorod, llevando una osa parda enorme dormida en el asiento de detrás de un Renault Kangoo, y tapada con una manta. Los aduaneros le han pedido los papeles de la osa, y le han negado el paso por no tenerlos. El hombra ha argumentado que la osa era como de su familia, que había trabajado en un circo y que le había cogido un gran cariño. Que era como una hermana o una tía para él.
Pero los aduaneros rusos no se han mostrado comprensivos, y el hombre ha tenido que dar media vuelta con su osa.
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