Historia del beso

La Filematología es la ciencia que estudia los besos. Hoy les propongo repasar algo de las teorías sobre el origen y la historia del beso.
Para muchos el origen del beso está en la pulsión instintiva de succionar del bebé; para otros en los impulsos canibalistas que aún llevamos; para otros, se debe a causas más relacionadas con construcciones sociales heredadas de la costumbre de olfatearse de tribus primitivas.
Otra teoría (una de las más aceptadas) habla acerca de que el beso es una reminiscencia de épocas del Hombre de Cromagnon, cuando la madres alimentaban a las crías (bebés) dándoles la comida ya masticada directamente de la boca.
Sea cual fuere su origen, el beso pronto evolucionó para transformarse en una muestra de afecto entre las personas, con distintos matices que van desde la amistad hasta el deseo sexual.
Algunos estudios postulan que alrededor del siglo VI, fue cuando el beso pasó de ser una muestra de afecto entre madre e hijo a difundirse también como muestra de cariño entre los adultos. Aunque, durante largo tiempo el acto de besarse en la boca en público estuvo prohibido.
Sin embargo, otro tipo de besos sí estaban permitidos socialmente. Besar en la mano a una persona de mayor jerarquía social, o de mayor jerarquía en la familia, o a altos cargos en la iglesia, fue una costumbre que se practicó durante siglos y que se practica aún. En esos casos el beso es considerado más una demostración de respeto que de afecto. De allí, surgió también, como variante, el beso en la mejilla entre personas de igual condición, como símbolo de igualdad y cercanía (amistad).
Por otra parte, el beso en la mano a las damas siempre ha sido considerado un gesto galante a la vez que una demostración de respeto hacia la mujer.
Hoy en día, el beso está ampliamente difundido en todo occidente, aunque con numerosas variantes, que van desde los besos en las dos mejillas entre desconocidos, hasta los besos en los labios entre hombres, dependiendo del grado de cercanía, lo que se quiera expresar y las costumbres locales.
Pero es sin duda, el beso francés, aquel en el que las lenguas se entrelazan, el beso inolvidable, el que ha marcado etapas en nuestras vidas.
Como curiosidad, que no es muy conocida, los rusos se besan en la boca.