Anécdotas de la O.I.T. de Palma (continuación)

Como hace varios posts ya indiqué, vay a ir poco a poco poniendo en este blog las cosas chuscas que me pasaron -y las que recuerdo, fueron muchos años- mientras trabajaba en las Oficinas de Turismo de Palma y el Aeropuerto.
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Cuando aún no había metro en Palma, un señor frances entra en la Ofi y me pregunta si tenemos un plano del metro de Palma. Al decirle yo que no había, se pone a explicarme con todo detalle lo que es un metro: Un tren subterráneo, con estaciones que te van dejando en varios sitios de la ciudad, que es como un tren, con sus vagones, etc. Lo malo de los franceses es que siempre se sienten tan superiores, que creen que los españoles somos idiotas. Pienso que no vale la pena gastar tiempo y energías en discutir. Yo le dije que sí a todo, y él quedó tan contento de haber desasnado, aunque solo fuera parcialmente, a una indígena.
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También contestábamos informaciones que nos venían por correo y teléfono. Me parece que las OITs de ahora ya no lo hacen. Nosotros recibíamos algunas cartas que eran dignas de ser enmarcadas. Los franceses estaban tan pagados de sí mismos, que eran los únicos que nos enviaban sellos (franceses, por supuesto), para que les contestásemos. Debían pensar que La France servía para todo y en todo el mundo.
Un señor holandes nos escribió diciendo (sic):"Quiero informes concernientes a excursiones hacia el continente de España" (¡toma ya!), y recibimos la carta de un galo, que ese quiere "informaciones con fotos, pues tengo gran ilusión en visitar Mallorca para ver "sus maravillosas ruinas estruscas". Bien informado estaba el hombre, sí. Que yo sepa, nunca se ha encontrado nunguna ruina etrusca en Mallorca. Si alguien sabe algo al respecto, porfa me lo diga.
Un inglés viene a la Oficina, y con cara de preocupación me dice, en español bastante aceptable:
-Oiga, voy a ir a pasar dos semana en Ibiza, y quisiera saber si, en el caso de caer enfermo, hay posibilidad de recibir asistencia médica...
Aquí toda mi profesionalidad se fué al garete y le contesté como mi siempre gamberrismo latente me inspiró.
-No, en Ibiza no hay médicos, pero tienen un hechicero muy bueno...
El hombre se fué muy conformado.