viernes, 9 de septiembre de 2011

¿Cómo dar calabazas a los pesados?













Él: Te puedo invitar a una copa?
Ella: Gracias. Prefiero que me des el dinero.

Él: Te molesta que fume?
Ella: Ni siquiera me molestaría si estuvieras ardiendo.

Él: Soy fotógrafo y busco una cara como la tuya.
Ella: Soy cirujana plástica y busco una cara como la tuya.

Él: No hemos tenido alguna vez una cita? O incluso dos?
Ella: Tiene que haber sido una. No repito mis errores.

Él: Cómo es que eres tan guapa?
Ella: Me dieron también lo que te correspondía a ti.

Él: Creo que te podría hacer muy feliz.
Ella: ¿Cómo? Ya te vas?

Él: Qué dirías si te pidiera que te casaras conmigo?
Ella: Nada. No puedo hablar y reirme a la vez.

Él: Te apetece ver una buena peli?
Ella: Ya la he visto.

Él: Dónde has estado toda mi vida?
Ella: Intentando esconderme de ti.

Él: Esta silla está libre?
Ella: Sí, y la mía también si te sientas.

Él: Tu cuerpo es como un templo.
Ella: Hoy no hay misa.

Él: Si te pudiera ver desnuda moriría feliz.
Ella: Si te pudiera ver desnudo supongo que me moriría de la risa.

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