viernes, 9 de diciembre de 2011

Cosas de brujas






bruja inquisicion

Las brujas, reales como la vida misma. Están las brujas de hoy en día, las que recitan el tarot de carretilla en el call-tv de turno. Están también esas que aparecen en los cuentos infantiles, que llevan un capirote en la cabeza, tienen una verruga del tamaño de una nuez y vuelan en escoba. Y después están aquellas mujeres que, a lo largo de la historia fueron perseguidas y condenadas. Éstas últimas son las que hoy nos interesan.

¿Cómo eran las brujas? O, mejor dicho, ¿quiénes eran las brujas? En su mayor parte, las brujas eran mujeres, generalmente solteras, que se dedicaban a la elaboración de remedios caseros.Pero la Inquisición, que siempre ha visto demonios donde no los había, y donde los había los ignoraba (la misma institución era bastante diabólica), se pusieron a depurar ciudades y aldeas de estas pobres viejas, sacándoles con terribles torturas la confesión de su supuesto pacto con el demonio.

Mitos y leyendas aparte, podemos decir que, en gran parte estas mujeres eran una especie de “parafarmacéuticas”, que preparaban ungüentos, medicinas y brebajes para aliviar los males ajenos. Esta práctica de la medicina alternativa supuso la pena de muerte para muchas señoras a las que, por unos motivos o por otros, la sociedad (el poder en cuestión) empezó a temer.

El esqueleto de una supuesta bruja fue encontrado hace tan sólo unos días en Piombino, localidad próxima a Lucca, región de la bucólica Toscana italiana. Unos arqueólogos que trabajaban en la zona encontraron unos huesos femeninos de 800 años de antigüedad, huesos que desvelaban que la mujer en cuestión había sido enterrada con siete clavos en la mandíbula.

No había sudario, ni urna. Enterrada como si de una bestia se tratase, alrededor del esqueleto encontraron más clavos que, presuntamente, habrían sido incrustados en su vestimenta para que. de este modo, y según creencias de la época, la bruja no pudiese resucitar y, por lo tanto, seguir sembrando la semilla del mal en el mundo.

Por otra parte, no muy lejos del lugar donde fueron encontrados estos restos, se produjo un segundo hallazgo: otro esqueleto, también perteneciente a una mujer, y rodeado de 17 dados. En Italia, el número 17 es portador de mala suerte. Si a esto añadimos que, durante la Edad Media, las mujeres tenían terminantemente prohibido jugar a los dados, así como a otros juegos de azar, resulta verosímil la hipótesis de los arqueólogos, quienes sostienen que lo que habían descubierto era, ni más ni menos, que la escena de un exorcismo.

No estamos hablando de hechos aislados. Parece que Italia fue, en su época, tierra de brujas (y, por lo tanto, de cazadores de brujas). Pero también de vampiros y vampiresas. Hace dos años, en la isla de Lazaretto Nuovo, en la Laguna de Venecia, fueron hallados los restos de una mujer del siglo XVI que había sido enterrada con un ladrillo en la boca. Según crónicas de la época, por entonces la región fue arrasada por una epidemia de peste bubónica.

Evidentemente, la peste se cobró muchas muertos. Si alguno de estos muertos parecía haberse estado comiendo el sudario, inmediatamente, era tachado de vampiro y, según la costumbre medieval regional, sería enterrado mordiendo un ladrillo.

Brujas y vampiros parecen estar sólo en libros de ficción y películas de televisión. Sin embargo, pese a quien pese, forman parte, no sólo del imaginario colectivo de la sociedad, sino de la historia de la humanidad, una humanidad que durante siglos condenó todo aquello que se salía de los parámetros establecidos.

Como mujeres solas, las brujas muchas veces tenían la compañía de un gato. No quiero decir con esto que los gatos solo viven con mujeres ancianas y solitarias.Ya se me entiende. Pero al considerar bruja a una pobre anciana triste y gruñona y que encima estaba muchas veces acompañada de un felino, cuando la quemaban despiadadamente, también quemaban al gato. Además, en el inconsciente colectivo aun quedaba un recuerdo de cuando estos animales habían sido considerados dioses en el pagano Egipto.
Pero en el pecado muchas veces está la penitencia, porque entonces, en la Edad Media en Europa, se mataron a tantos felinos que escaseaban, y entonces empezaron a proliferar en cantidad las ratas, pues no encontraban a sus enemigos de siempre. Resultado, las ratas trajeron la peste negra, que fué la mayor epidemia que ha conocido la humanidad. Solo en Europa murieron ¡los dos tercios de la población!. Había tantos muertos que era imposible enterrarlos, se pudrían en las calles y ello hacía que la epidemia continuase...
Los árabes, sin embargo, respetaban a los gatos, pues el Profeta siempre manifestó gran cariño hacia esos animalillos.
Ahora parece que la gente está más concienciada respecto a los animales, pero aún queda muchísimo por hacer, sobre todo en países tan crueles como España, en cuyas fiestas populares no es raro que se torturen animales y la gente se divierte muchísimo con estos espectáculos, ante la pasividad de las autoridades de turno.Y eso que estamos en el siglo XXI..

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