sábado, 7 de abril de 2012
Vida piadosa
Cuando yo era soltera y vivía con mis padres y mi abuela, en Semana Santa teníamos la costumbre -por otra parte muy arraigada en España- de ir, el Jueves y el Viernes Santo, a visitar "monumentos" a las iglesias. Los monumentos en cuestión eran altares provisionales -casi siempre hechos por monjas- en los que se exponía una custodia con una hostia consagrada, rodeada de ramos y búcaros de flores variadas. Cuando yo era chica me lo pasaba bien , pues como siempre he sido amante de los floripondios, me agradaba ver tal variedad de plantas y flores, y además las iglesias olían muy bien.
Ahora, cuando comparo lo que fué mi niñez yjuventud con la de los chicos y chicas que tienen mi edad cuando yo me dedicaba a estas prácticas tan pías, comprendo que no puedan entender nada ni les interese saber cómo y cuán diferente de la suya era nuestra vida. Estábamos atadas a nuestras familias, sobre todo si eran beatas totales como la mía, y nuestras diversiones eran dignas de ursulinas memas. La verdad es que, yo al menos, echaba de menos otras diversiones que el cuerpo me pedía, pero sabía que estaban tan prohibidas como si se me hubiese ocurrido echar una piedra a aquellas obran monjiles, tan delicadas, adronadas con trigo blanco. Esto del trigo tiene su aquél, pues no sé si lo hacen tambén en otros países catolicos, como por ejemplo, en sudamérica, o es único y particular de España. Consiste en cultivar trigo en macetas a oscuras, y las espigas salen lacias y blanquísimas, por la falta de luz solar, y por tanto , de clorofila. Pues estas largas cabelleras blancas eran el principal ornamento de dichos monumentos.
También era costumbre, y yo la seguía fielmente, de rezar durante al ratito de visita a estos santos lugares, 33 credos, y me decían mis mayores que de este modo, si reunía este número, que era la edad de Jesús al morir, cualquier cosa que pidiese a Dios durante el año se me concedería. No sé si se obraba el milagrito,pues aunque yo rezaba 33 y los que fuesen necesarios, siempre me olvidaba el resto del año de pedir algo, o sea que no sabía si el truco funcionaba o no.
Durante toda la Semana Santa era obligatorio hacer algunas cosas pintorescas. No olvidemos que aquellos eran años de posguerra y dictadura, y el General Franco se obstinaba en que todos sus súbditos alcanzásemos el cielo, por las buenas o por las malas. En estos días los cines estaban cerrados o tenían que proyectar películas piadosas, como Quo Vadis, La Túnica Sagrada y cosas así. Todos estos films los he visto tantas veces que me los sé de memoria.Otra cosa que se ha perdido pero que también era de obligado cumplimento en todas las iglesias, es que las imágenes de los santos estuvieran tapadas por trapos color morado, nunca supe por qué.
Todo esto, los turistas que ya nos visitaban en grandes cantidades, encontraban superdivertido y pintoresco a más no poder. Algunos, provinientes de USA, se asustaban a la vista de los nazarenos, que con sus capuchas en punta creían que eran una versión typical spanish del Klu-klux-klan. Esto es completamente cierto, no me lo invento. Se ponían como locos a retratar cofradías, curas y señoras con mantilla. Esto de llevar mantilla negra en Semana Santa era corriente en toda España, Mallorca incluída. Ahora solo se ve en algunas ciudades andaluzas. Yo lo hice en Sevilla, con mi prima Pilar, y lo cierto es que entonces no ibamos a ver ningún monumento, sino que los monumentos éramos nosotras, mocitas de más que muy buen ver, y que nos arreglábamos de forma de pasar lo menos desapercibidas posibles. Esto sí que era diver. Teníamos que llevar un traje negro, corto, la peineta y la mantilla, que las teníamos preciosas, de blonda y encaje de Bruselas, heredadas de nuestras abuelas y tatarabuelas.
Mi padre pasaba de ir a ver monumentos y de Vía Crucis callejeros y otros actos piadosos de esta semana tan santa, pero el día de Pascua, como militar y cumpliendo el mandamiento de la Santa Madre Iglesia Católica de Roma, que dice que "hay que confesar y comulgar por Pascua Florida", tanto si quieres como si no, pues mi progenitor se vestía de gala, se ponía todas sus condecoraciones como mandaban los cánones y se iba a hacer su "cumplimiento pascual" junto a sus demás compañeros de milicia, y volvía con un recibo. Sí, si, un recibo en toda regla,de que había cumplido, que yo entonces no apreciaba y por eso no me quedé con uno para enseñarlo a la gente que no me creyera que semejantes cosas ocurrían en este país. Pero tudo el mundo sabe que "Spain is different"...
Yo, como consecuencia lógica a tantos disparates, reaccioné de una manera sana, mandando todas aquellas aberraciones a la merde (es que en francés no suena tal mal), pero la mayor parte de las mujeres contemporáneas mías, como algunas amigas, recuerdan aquellos años con cariño y nostalgia, y siguen memas como entonces.
Yo al salir del colegio de Las Teresianas decidí que tenía que borrar mi estúpido pasado como fuera, y empecé buscando desesperadamente un resquicio de libertad. Lo conseguí casándome, cosa que parece incongruente pero que resultó fantástico. Yo no me casé con el primero que me lo pidió, pues tuve antes de conocer a Paco, algunos "pretendientes" de papá rico, hijos de hoteleros, que conocí cuando estudiaba en la Escuela de Turismo, pero eran tan ricos como horribles, y yo no era tan materialista como para casarme con un feto para conseguir mi ansiada libertad y algunos millones, cosa que por entonces no me preocupaba nada. Yo quería encontrar a un hombre cachas y hermosote, y Paco cumplía todos los requisitos y además su padre era antifranquista y su familia no iba nunca a misa.
El casarme estuvo bien en todos los sentidos, si no hubiera sido que mi madre, que estaba hecha una furia por haberme liberado de sus garras,emprendió su cruzada particular contra Paco, su familia, y sobre todo contra mí, que era la que la había traicionado. Porque mi madre se tomó mi boda como una traición. Quizás tenía algo de razón, porque deseaba verla lo menos posible, pero me machacó tanto y bien que estuve enferma con grandes depresiones y ataques de angustia que no se me iban ni a tiros durante muchos años. Pero esto ya lo he contado muchas veces. Gracias a mi mamá, ahora y siempre hasta que me muera, tango que tomar pastillas para no recaer en aquella locura en que me sumió el mal perder de mi madre, que deseaba una esclava-señorita de compañía para toda su vida, y le falló el plan. Pero nadie conquista su libertad sin llevar cicatrices indelebles. (¡Dios, y qué frase me ha salido!)
Luego, para seguir destrozando toda mi piadosa educación, me afilié al Partido Comunista, pero no solo para hacer la contra a mis enseñazas católico-romanas, sino por convicción. Tuve una profe de ruso que era una de aquellos "niños de la guerra", que se llevaron de España a Rusia durante la guerra, y fueron educados en el comunismo. Luego algunos volvieron a España, cuando una amnistía, pero la mayoría se quedó en Rusia, a la que consideraban su verdadera patria. Pues esta profe mía a la que quise y quiero muchísimo, me convirtió al marxismo. Y además me leí enterito "El Capital", de Karl Marx, cosa que tiene muchísimo mérito, y me enteré de qué diantres era una plusvalía, cosa que siempre me había intrigado.
Vaya, que me convertí en una comunista pata negra. Estuve algunos años siendo Secretaria de Organización y Finanzas (¡!) de Mallorca y lo hice tan bien, que hice el primer censo de militantes de la historia de la isla, pues no sabíamos ni con quién contábamos.
Esta militancia que tanto me gustaba me valió la antipatía de mis fachas de jefes, que me putearon todo lo que pudieron, pero yo ya estaba mentalizada para eso y más.
Luego, siguiendo con mi descatolización, me convertí al Islam, con gran escandalo de algunas amigas y gente beata, que decía cosa de mí como: "Y parecía tan buena niña..."
Buena sí, pero no idiota.
Además, los musulmanes, dejando aparte a algún ayatola un poco pirao, la verdad es que son mucho más sanos que los católicos y no son unos obsexos como los papistas. Y no son unos idólatras.
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Aunque esté feo el decir esto, cuando de verdad me sentí libre fué al morir mi madre. Tuve pena y lloré, pero fué como si me quitasen de encima una losa, que entonces me dí cuenta había llevado encima toda la vida, y que pesaba mucho más de lo que me figuraba.
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FOTOS: Dos fotos de monumentos de Semana Santa, nazarenos en procesión, foto de Paquito con su santa esposa Doña Carmen -más conocida como Carmen Collares- Vídeo del desfile de la Victoria el 1 de abril, y legionarios desfilando con su cabrón.(con perdón).
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