viernes, 25 de mayo de 2012

Manuales occidentales de etiqueta: Siglo XIII, Europa






Durante los tiempos más oscuros de la Edad Media, cuando las tribus bárbaras del Norte asaltaban y saqueaban las naciones civilizadas del sur de Europa, los modales constituían la última preocupación de la gente. Los códigos formales de urbanidad cayeron en desuso durante cientos de años, y fue la popularidad de las Cruzadas del siglo XI, junto con el correspondiente prestigio de la nobleza, con su propio código de caballería, lo que despertó de nuevo un interés por los modales y por la etiqueta.
Una costumbre nueva en la corte fue la de emparejar en un banquete a un noble con una dama, los cuales compartirían una misma copa y un mismo plato. Los etimologistas consideran que esta práctica dio lugar a la posterior expresión de «comer en el mismo plato» para indicar una unión de verdadero compañerismo.
El renacimiento de los códigos estrictos de conducta queda documentado históricamente con la aparición, iniciada en la Europa del siglo XIII, de los manuales de etiqueta. La clase alta se encontraba en expansión. Cada vez eran más los que tenían acceso a la corte, y todos querían saber cómo comportarse. Esta situación guarda paralelismo con ciertos fenómenos sociales del siglo XX, con su movilidad hacia las altas esferas, también acompañada por la proliferación de manuales de etiqueta.

He aquí un muestrario de los consejos que estos libros ofrecían, a través de los siglos, a quienes emprendían su escalada social.

Siglo XIII:

Muchas personas roen un hueso y después vuelven a ponerlo en el plato; esto es una falta grave.

Abstente de inclinarte sobre el plato como un cerdo mientras estés comiendo, gruñendo de forma repugnante y chasqueando los labios.

No escupas sobre la mesa al modo de los cazadores.

Cuando te limpies la nariz o tosas, vuélvete a otro lado para que no caiga nada sobre la mesa.


Siglo XIV:

El que se aclara la garganta cuando come y el que se suena la nariz con la servilleta son, puedo asegurarlo, hombres de mala crianza.

No debes hurgarte los dientes con el cuchillo, como hacen algunos; es mala costumbre.

Oigo decir que algunos comen sin antes haberse lavado. ¡Ojalá se les paralicen los dedos!


Siglo XV

No devuelvas al plato lo que haya estado en tu boca.

No mastiques nada que después tengas que escupir.

Es de malos modales restregar la comida en la sal.


Durante estos siglos, eran muy frecuentes los consejos sobre cómo sonarse la nariz. Desde luego, no había pañuelos de papel, y los de tela todavía no eran de uso corriente. Estaba muy mal vista la práctica de limpiarse la nariz con el mantel o en la manga de la chaqueta, pero se aceptaba la de sonarse con los dedos.
Los pintores y escultores de la época reproducían con toda franqueza estos gestos. Entre los nobles representados en la tumba del rey francés Felipe el Atrevido, en Dijon, uno se está sonando la nariz con su casaca, y otro con ayuda de los dedos desnudos.

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