Siempre a contrapelo

A mí siempre me ha gustado llevar la contraria. Y, además, las imposiciones mo molestan muchísimo. Por eso mi vida ha sido una constante rebelión contra todo: Mi educación, mi clase, la religión de mis mayores, sus ideas político-sociales, etc...
Ya sé que esto que estoy escribiendo no va a interesar a nadie, pero me da igual. Este blog lo uso también como desahogo.
Ya empecé de chica. Me llevaban a ver películas de indios, que entonces eran todos malos, y yo siempre estaba de parte de ellos y contra los blancos. Cuando en el colegio las teresianas marranas nos contaban barbaridades de "las hordas rojas", a mí las dichas hordas me caían de puta madre, pues se habían cargado a un monton de curas y monjas, gentuza a la que odiaba con toda mi alma.
Y así siempre.
Me dí la vuelta como un guante. Cuando salí del dichoso colegio me afilié al Partido Comunista y luego me convertí en apóstata, renegando de la religión de mis mayores para convertirme al Islam. Esto no lo hice solo por rabia o por frivolidad, sino que fué fruto de una reflexión madura. Los cristianos, y sobre todo los católitos, nunca me han gustado nada, con su manía de adorar estatuas.
Tampoco soy nada dada a los arrepentimientos. Cuando decido algo, nunca siento luego haberlo hecho. Tomo las decisiones en un pis pas, pero como pienso deprisa, no me equivoco.
Solo me arrepiento de lo que pude hacer y no hice. Pero de las cosas hechas, de tan pocas que se podrían contar con los dedos de una mano. Y aún sobrarían dedos.