viernes, 6 de julio de 2012

La armadura de un samurai



Protagonistas de leyendas, historias, novelas, películas… en torno a la figura del samurai se han ido forjando y consolidando ciertas ideas, algunas más certeras que otras. Valientes como pocos, fuertes cual feroces animales, sagaces como linces… estos guerreros de élite dominaron Japón entre los siglos XII y XIX.

La armadura de los samurai (“yarai”) era su principal seña de identidad. A través de esta compleja vestimenta defensiva, daban muestra de su estatus. Esta vistosa armadura se componía de :

- Un casco reforzado (kabuto), que tenía varias placas de hierro lacado y abundantes ornamentos y afeites varios. Además, presentaba protecciones en la nuca y en la parte de la frente.

- Un escudo de armas, formado por tres pequeñas esferas engarzadas en un fondo de hojuelas. Hacen referencia al escudo de la familia del samurai, emblema que además aparece representado en el casco y en el peto.

- Un peto a prueba de flechas (“do”), destinado a cubrir la parte central del cuerpo. Fabricado en hierro lacado, sus planchas de blindaje iban enlazadas con correas de cuero y seda. Para evitar enganches molestos, en el caso de los arqueros, se reforzaba con un recubrimiento de piel decorada.

- Una falda (“hanedate”) formada por cuatro anchas tablas que servían de protección sobre muslos y vientre. Con frecuencia, las armaduras presentaban en su parte posterior una enorme pieza de tela flotante, que interceptaba las flechas disparadas a traición por la espalda.

- Unas amplias hombreras (“sobe”) , constituidas por placas articuladas y que tenían como principal fin detener los golpes que el samurai pudiese recibir por los lados. Se intentaba mostrar el refinamiento del guerrero a través de unos elegantes motivos decorativos en bronce dorado y cuero.

- Mangas metálicas, confeccionadas en mallas de hierro cosidas sobre una gruesa tela.

- Unas espinilleras (“suneate”) que cubrían la pierna desde la rodilla hasta la articulación del tobillo. Así quedaban protegidos la tibia y el peroné. Estas útiles espinilleras estaban hechas de tela reforzada de correas de hierro o de un robusto cuero lacado.
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Artículo de Ruth Bermo.

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