jueves, 5 de julio de 2012
Mitos médicos en el cine y la TV
Quienes disfrutan del cine y la televisión habrán comprobado que la medicina suele ser un tema bastante explotado en estos medios. Existen series como Anatomía de Grey, House o Urgencias donde continuamente aparecen casos médicos extraños o con una casuística muy escasa que obviamente nos sorprenden por su rareza. En el cine podemos recordar a los clásicos westerns donde se sacaban las balas del cuerpo con pocos medios y una destreza pasmosa o el montón de balazos que puede recibir el malo antes de caer, levantarse y morir definitivamente.
La amnesia es un recurso dramático muy utilizado en el cine. Sólo hay que recordar películas como “ El caso Bourne”, “ 50 primeras citas”, “ Buscando a Susan desesperadamente” y tantas otras. La amnesia real, la médica, se define como un fallo en la retención de la información o en la incapacidad para situarla en el contexto apropiado. Raramente se borra la memoria de los hechos del pasado. En la actualidad no existe ningún caso de una persona que haya perdido su identidad pasada y no sepa nada de su vida anterior. Las pérdidas son normalmente temporales y solo afectan a un corto espacio de tiempo. En el caso de Memento el protagonista tiene Síndrome de Korsakoff y sufre pérdidas de memoria anterógradas y retrógradas, que afectan a los recuerdos pero no a las habilidades, por eso no olvidaba conducir, escribir, etc…
El coma es otro de los tópicos en el cine. Podemos encontrar ese tema en películas como “Mientras dormías”, “ Kill Bill” o “ Hable con ella”.
Salir de un coma es algo excepcional, sobre todo después de un período largo, pero en el celuloide es el pan nuestro de cada día. Algunos de los errores típicos es que el paciente se recupera velozmente, anda con facilidad, tiene todas sus capacidades mentales intactas y se incorpora a la vida normal como si nada. En la vida real no se puede predecir cuándo se saldrá de un coma y los pacientes arrastran secuelas más o menos graves.
En el cine parece que regalan las balas por la facilidad que tienen para disparar. Pese a que una herida de bala es algo grave cualquiera con una botella de whisky y un palo para que muerda el herido puede hacerlo. Ah, y un cuchillo. La pena es que no nos dejan ver el postoperatorio donde el paciente se muere de dolor sin tener analgésicos, aparte de que las balas pueden fragmentarse y producir infecciones.
“ Voy a llenarte de plomo”, dice el malo, y no le falta razón. Los pequeños trozos de metal en contacto con los vasos sanguíneos pueden envenenar la sangre, cosa poco recomendable. Respecto a la cantidad de balas que puede recibir un cuerpo humano antes de morir depende mucho del lugar del impacto pero el dolor producido por los impactos provoca shock, lo que impide esa escena en que alguien acribillado se arrastra hasta la pistola para atacar por la espalda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario