domingo, 2 de diciembre de 2012

Los niños monjes de la Edad Media

En el año 1080, un tal Vivien da su hijo Bosón (sí, si, como el de Higgs) )a un monasterio . En la carta de donacion, explica que: "Mi hijo Boson, que les dejo a perpetuidad, de acuerdo con mis herederos y descendientes, es, desde ahora y en el futuro, el abogado perpetuo de mis pecados, para calmar la ira en el Juicio Final que he merecido...Es por lo que entrego mi hijo para que sea monje bajo el yugo de la Regla de Dios y que en este lugar, continuamente trabaje para mí y para que se me perdonen mis pecados."
Toma ya. Vaya padre. O sea, que como su hijo, que no ha sido consultado de este cambio de vida tan inusitado, va a ser monje de por vida y rezar por sus pecados, el fulano peca cuanto le viene en gana porque su hijo, en el monasterio, toda la vida rezará por la salvaciòn de su alma.
Prosigamos. Bosón se convierte en un oblato, "entregado". No debe ser considerado como un "nutritus" , o "alimentado", confiado a los monjes para su instrucción y que al fin de su infancia, vuelve al mundo. El oblato, por voluntad paterna, es monje desde que entra en el convento. Irrevocablemente. En los archivos consta que Bosón no está solo; los niños Constantino, Frodon, Raynaud y Richard son "pueri monaci", niños monje.
En la segunda mitad del s. XI , Ulrich de Cluny observa que la mayoría de los niños y niñas que tienen de esta forma son cojos o defectuosos, sordomudos o ciegos, jorobados o leprosos, o incluso  con alguna pequeña tara que les causaría  problemas en su vida con los laicos, y que los padres los ofrecen como monjes y monjas como algo piadoso (¡) y así se evitan el educarlos y alimentarlos, y no molestan a los hijos sanos.
Los "hijos del pecado" son legión. Primero, los hijos de curas y monjas, que así sufren el pecado de sus padres. Al principio las autoridades hacen la vista gorda a condición de que estas criaturas, fruto de tan nefando pecado,no puedan heredar de sus padres, y se queden a perpetuidad al servicio de la Iglesia a la cual pertecece el cura o la monja que les ha engendrado ignominiosamente.

(continuará)

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