viernes, 4 de enero de 2013

Apariencia y realidad

A lo largo de la historia, uno de los ejes fundamentales de la filosofía ha sido la distinción entre apariencia y realidad. Fue un aspecto central en las reflexiones de los primeros pensadores , los conocidos como presocráticos. (porque vivieron antes de Sócrates)
Los presocráticos creían que la naturaleza fundamental de la realidad era completamente diferente a la forma que adoptaba entre ellos. Por ejemplo, un filósofo llamado Tales sostenía que, pese a las apariencias, toda la realidad se componía en el fondo de agua; Heráclito creía que el mundo estaba hecho de fuego. Es más, este filósofo afirmaba que todo estaba en constante movimiento. Otro pensador, Parménides, insistia en que nada se movía en realidad, de forma que cualquier movimiento era solo una ilusión.
Los presocráticos consideraron muy en serio la posibilidad de que toda la realidad estuviese constituída en el fondo por una sustancia más básica, y pensaban que la observación diaria y carente de crítica solía ofrecernos una imagen engañosa del mundo. Por ello, su pensamiento no solo se considera la base de la filosofía, sino también precursor de la ciencia moderna.
Muchos de los filósofos posteriores (entre ellos Platón, Spinoza y Leibnitz) continuaron esta tradición y formalizaron modelos alternativos de realidad, asegurando que estaban más cerca de la verdad que a través de una visión del mundo normal y marcada por el sentido común.
La distinción entre realidad y apariencia es también un eje fundamental de la venerable tradición filosófica conocida como escepticismo.
Immanuel Kant también se ocupo de esta cuestión, distinguiendo entre aquello que experimentamos y el objeto en sí mismo.

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