viernes, 11 de enero de 2013
El 30% de las palabras en inglés tienen origen francés, debido principalmente a la invasión y dominación normanda que duró 3 siglos. De su época de expansión, colonias y comercio global, el imperio británico incorporó incontables préstamos a su corpus lingüístico. Por ello, me sonrojo cuando los paladines de la defensa de la lengua española se enojan por el, según ellos, elevado número de prestamismos que el español incorpora del inglés. A veces, al adoptar nuevos vocablos, estamos tomando prestadas, indirectamente y sin saberlo, palabras de otros idiomas.
Anorak (del francés 'anorak', y éste del esquimal).
Amok (del inglés 'amok', y éste del malayo 'amuk').
Bambú (del portugués 'bambú', y éste del malayo).
Cacatúa (del portugués 'cacatúa', y éste del malayo).
Chinchin (del inglés 'chin-chin', y éste del chino ching-ching) [1].
Eslogan (del inglés 'slogan', y éste del gaélico).
Ginseng (del inglés 'ginseng', y éste del fujianés 'jîn-sim').
Golf (del inglés 'golf'', y éste del gaélico).
Gong (del inglés 'gong', y éste del malayo 'gong').
Ketchup (del inglés 'ketchup', y éste del cantonés 'Kechap').
Kung-fu (del inglés 'kung fu', y éste del cantonés 'gong fu').
Ñu (del inglés 'gnu', y éste del holandés 'gnoe').
Lichi (del inglés 'lychee', y éste del cantonés 'laitzi').
Té (del inglés 'tea', y éste del fujianés 'tey').
Yate (del inglés 'yatch', y éste del holandés).
(The Bandar-log)
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