lunes, 4 de febrero de 2013

Experiencias cercanas a la muerte

Yo conozco a varias personas muy cercanas a mí que tuvieron estas experiencias, y me las contaron. Yo no creo tener derecho a explicarlas aquí, pero me merecen todo el respeto y la credibilidad, más aún siendo, algunas de ellas, personas creyentes pero que no practican ninguna religión. Solo puedo contar lo que me ha ocurrido a mí personalmente, aunque sé que mucha gente se reirá y pensará que soy una loca o que me quiero dar importancia. Pero me da lo mismo, si con ello puedo ayudar a alguien a quien le ha pasado algo así y no se atreve a hablarlo con nadie y está desconcertado, o lo ha contado y se han reído de él. Me han pasado varias cosas, pero como me iba a salir un libro entero, solo diré algunas. Por ejemplo, un día estaba yo haciendo yoga de relajación. Estaba sola en casa, tumbada boca arriba sobre una estera de palmito y poco a poco había conseguido que todo mi cuerpo, mis miembros y los ojos, la boca y la frente -que es lo más difícil de relajar- estuvieran que no me los sentía. Esto hay que hacerlo sobre una superficie dura, el suelo, y solo con un tatami o estera cualquiera. Cuando se está tan relajado no se siente el cuerpo nada en absoluto, o sea que no hay que preocuparse por la comodidad. El suelo no es precisamente blando, pero cuando se ha perdido por completo la conciencia del cuerpo da lo mismo. Pues yo estaba así y me sentía muy a gusto. Pero de pronto todo mi cuerpo empezó a dar vueltas (no se movía, pero yo lo experimentaba así) y notaba que iba a gran velocidad y dando vueltas sobre mi misma por una especie de tubo. Iba como de coronilla,y pensé que aquello ya lo había leído, en mis libros de yoga, que a veces se experimentaba. Pero de pronto tuve miedo, pensé que podía morir (no es así) y me imaginé a Paco entrando de la calle y descubriendo mi cadáver allí tirado encima de la estera. Entonces me moví un poco, y de pronto mi noséqué (¿alma? ¿espíritu? ¿cuerpo astral?) volvió de golpe a mi cuerpo físico y se acabó el encanto. Entonces me di cuenta de que como había estado como veinte minutos hasta relajarme por completo, tenía agujetas porque el suelo no es precisamente blando. Pensé que había sido una estúpida y me arrepentí de mi miedo. Más tarde, otro día, lo volví a intentar pero ya no me fué pòsible, a pesar de estar muy relajada, de volver a aquella experiencia tan interesante de ir a toda pastilla por el túnel aquel. No creo que fuera el que ven los moribundos, porque no vi ninguna luz, pero tampoco nada desagradable. Los maestros de yoga dicen que el cuerpo astral está unido al cuerpo físico por una "cuerda de plata" , y mientras esa cuerda no se rompa, no se muere. Y que no es tan fácil romperla. Hasta que nos llega la hora, solamente. Lo más curioso es que esta cuerda, exactamente como la describen los budistas, está mencionada en el Eclesiastés. Refiriéndose a la muerte. Si no me creéis, molestaros en coger una Biblia y leer el Eclesiastés. Además de eso, encontraréis muchas cosas estupendas. Otro día contaré más cosas. Por hoy basta.

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