jueves, 28 de febrero de 2013

Obas de arte que en su día escandalizaron

Las bañistas, de Courbet
No recuerdo el nombre del artista de esta estampa japonesa.Por cierto, al arte erótico japonés, ellos le llaman "shunga"

Esta estampa de Hokusai, que representa un pulpo amoroso, escandalizó mucho cuando la conocieron en Europa.- Y es que Hokusai pintaba cada cosa...
Los europeos se escandalizaban mucho con estos cuadros, pero los japoneses se escandalizaban más con los cuadros de Courbet, por ejemplo, porque pensaban que era de muy mal gusto pintar esas entrepiernas femeninas tan peludas.

Hay gente pa tó. Y gustos culturales muy diferentes. Lo que escandaliza aquí es visto normal allá y viceversa.Lo que viene a confirmar que  nada es verdad ni mentira, sino todo es según el cristal con que se mira. Sobre todo lo que está relacionado con las costumbres sexuales.
Por ejemplo, los musulmanes creen -porque está en el Corán- que el coito entre casados es una oración a Dios, mientras sea placentero. Cosa que horroriza a los  los cristianos . Pase que no sea pecado, pero de ahí a pensar que los orgasmos son oraciones... A mí me enseñaron de pequeña que el placer sexual era un mal menor, pues no había una forma más decente de tener hijos. Y no hace tanto tiempo, que una mujer decente tomaba como sacrificio el tener que hacer ñaca ñaca con el marido, y solo lo consentía para la reproducción. Y luego iban y se lo contaban a su confesor... (Aquí -----------
------------------- poner lo que hacía luego el confesor..

Encuentro que este post me ha salido un tanto salido, perdonen las personas escandalizables.
Pero a mí todo esto no me escandaliza nada. Lo que SÍ lo hace de verdad, es por ejemplo, contemplar maltratos y torturas a seres indefensos, como niños y animales.
Rarita que es una.

*********************

ACLARACION:

Si todo esto está repe más abajo no es culpa mía, sino de mi gata Loli, que inopinadamente ha saltado encima de mi teclado con sus seis kilos de gata gorda y no lo he podido arreglar.


¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Más abajo hay más cosas!!!!!!!!!!!!!











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FOROJOVENES
Predeterminado Karakorum | 17 ene 2012, 16:38



Dos pintores franceses impresionistas causaron escándalo con sus obras.
por convertirse en símbolos de rebeldía frente al academicismo imperante, escandalizando a la mayor parte de la sociedad por su nueva forma de representar el desnudo femenino.

El primero en causar un notable alboroto fue Édouard Manet, al exponer una obra titulada El baño en el llamado Salón de los rechazados de 1863 (una exposición alternativa para los artistas no invitados Salón oficial). Hoy la pintura —célebremente conocida con el título de Almuerzo sobre la hierba— apenas llama la atención, pero en su día provocó un escándalo de dimensiones colosales.


En la imagen aparecen dos mujeres desnudas junto a dos hombres vestidos, y éste era uno de los problemas. En aquellas fechas, los desnudos plasmados en cualquier obra de arte resultaban aceptables siempre y cuando remitieran a algún tema mitológico. Representar sin ropa a damas "de carne y hueso" era algo totalmente inaceptable. Para mayor escándalo, los hombres iban vestidos, y además, parte de los personajes eran perfectamente reconocibles: la dama que aparece en primer término era Victorine Meurent (una modelo profesional), y los hombres eran el hermano del propio Manet (Gustave) y quien sería más tarde su cuñado, Ferdinand Menhoff.

Si el Almuerzo… resultó toda una provocación, otra de sus pinturas La Olimpia, no se quedó atrás. Manet pintó esta obra en el mismo año que la anterior, pero no fue hasta dos años después cuando se expuso en el Salón de 1865. Al igual que en la ocasión anterior, el escándalo fue sonado.

Haz click en esta barra para ver la imagen completa (1115x749px y 130KB).

La pintura muestra este caso a una dama desnuda recostada, y una sirvienta a su lado sosteniendo unas flores. En principio, el tema del desnudo no tenía porque resultar indecoroso, pues existían multitud de representaciones de Venus y otras figuras mitológicas que eran aceptadas sin problema.


La diferencia, en este caso, es que la mujer de la pintura de Manet aparece en actitud desafiante, mirando directamente al espectador e integrándolo en la obra. Además, hay otro detalle que lo diferencia con obras anteriores: esta falsa Venus no está desnuda del todo, pues va adornada con un lacito en el cuello, una pulsera y unos zapatos de tacón. Cualquier espectador de la época habría identificado al instante que la mujer del cuadro era una prostituta. Ese era el motivo principal del escándalo.

Manet consiguió incomodar a buena parte de sus contemporáneos, pero no fue el único. Otro pintor del momento, el también francés Gustave Courbet, no tardó en convertirse en adalid del antiacademicismo, causando igualmente no poco revuelo.

Courbet fue uno de los principales representantes del realismo (no en vano se le llamó 'el apóstol de lo feo'), y no dudó en criticar la hipocresía de la pintura academicista, que veía con buenos ojos las obras de carácter erótico —e incluso pornográfico— siempre que retrataran un tema mitológico, y al mismo tiempo criticaba las pinturas con desnudos que se alejaran de ese esquema.

En Las bañistas (1853), el pintor de Ornans se adelantó a Manet a la hora de representar a mujeres convencionales —no mitológicas— desnudas o a punto de desnudarse. Al parecer, Napoleón III tuvo ocasión de ver la pintura y le disgustó tanto que golpeó la obra con su fusta. Hoy la imagen puede parecernos de lo más inocente, pero en su momento causó un notable revuelo.


Curiosamente, otra de sus obras, El sueño (1866), en la que muestra una muy probable escena lésbica, con una carga erótica evidente, no resultó tan problemática pues recordaba algunas de las pinturas de grandes maestros como Tiziano y había referencias clásicas.

Haz click en esta barra para ver la imagen completa (800x530px y 209KB).

La que sin duda habría sido la pintura más escandalosa de Courbet, sin embargo, nunca fue vista por el público de su época, pues estaba destinada a la contemplación privada. El pequeño óleo (de 46 por 55 centímetros) fue encargado, al parecer, por Khalil Bey, un diplomático otomano que vivía en París, quien también le había encargado la pintura de El sueño.
Yo he leído otra versión, que dice que fué un encargo del sultán de Turquía Mehmet II, que la quería para poner en su hammam.(baño turco). Caprichitos de sultanes. Debía ponerle más que su harén entero...

Hoy la obra se conoce como El origen del mundo (1866) y muestra un primer plano de un pubis femenino, con un notable grado de realismo, lo que reforzaba su carácter erótico. La pintura de Courbet suponía toda una novedad, sobre todo por la forma en la que "fragmenta" el cuerpo femenino, cortando brazos, piernas y cabeza de la mujer, centrando el punto de interés en el vello púbico.

Haz click en esta barra para ver la imagen completa (516x425px y 28KB).

Fue, precisamente, una de las cosas que reprochó uno de los pocos espectadores que pudieron contemplar la obra en su momento, Maxime Du Camp, quien señaló ácidamente que el artista había cometido "un olvido inconcebible" al no representar el resto del cuerpo de la dama.


Tras un azaroso y singular peregrinar por distintas manos —en la Segunda Guerra Mundial fue robado por los nazis, y más tarde pasó a manos del ejército soviético—, en la actualidad se encuentra expuesto en el parisino Museo de Orsay, donde sigue causando asombro entre los visitantes que desconocen su existencia.

Como curiosidad, los responsables del museo explican que suelen recibir quejas de algunos visitantes que se sienten ofendidos por lo explícito de la obra al mismo tiempo que, curiosamente, la postal con la pintura de El origen del mundose encuentra entre las más vendidas de la tienda del museo.
 











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Predeterminado Karakorum | 17 ene 2012, 16:38 - Obras de arte que causaron polémica


El panorama artístico actual está plagado de artistas "transgresores y provocadores", bien porque lo son realmente, bien porque así los califica la crítica o incluso ellos mismos. Sin embargo, este binomio arte-provocación no es, ni mucho menos, algo reciente.

En la segunda mitad del siglo XIX, dos pintores franceses sobresalieron entre sus contemporáneos por convertirse en símbolos de rebeldía frente al academicismo imperante, escandalizando a la mayor parte de la sociedad por su nueva forma de representar el desnudo femenino.

El primero en causar un notable alboroto fue Édouard Manet, al exponer una obra titulada El baño en el llamado Salón de los rechazados de 1863 (una exposición alternativa para los artistas no invitados Salón oficial). Hoy la pintura —célebremente conocida con el título de Almuerzo sobre la hierba— apenas llama la atención, pero en su día provocó un escándalo de dimensiones colosales.


En la imagen aparecen dos mujeres desnudas junto a dos hombres vestidos, y éste era uno de los problemas. En aquellas fechas, los desnudos plasmados en cualquier obra de arte resultaban aceptables siempre y cuando remitieran a algún tema mitológico. Representar sin ropa a damas "de carne y hueso" era algo totalmente inaceptable. Para mayor escándalo, los hombres iban vestidos, y además, parte de los personajes eran perfectamente reconocibles: la dama que aparece en primer término era Victorine Meurent (una modelo profesional), y los hombres eran el hermano del propio Manet (Gustave) y quien sería más tarde su cuñado, Ferdinand Menhoff.

Si el Almuerzo… resultó toda una provocación, otra de sus pinturas La Olimpia, no se quedó atrás. Manet pintó esta obra en el mismo año que la anterior, pero no fue hasta dos años después cuando se expuso en el Salón de 1865. Al igual que en la ocasión anterior, el escándalo fue sonado.

Haz click en esta barra para ver la imagen completa (1115x749px y 130KB).

La pintura muestra este caso a una dama desnuda recostada, y una sirvienta a su lado sosteniendo unas flores. En principio, el tema del desnudo no tenía porque resultar indecoroso, pues existían multitud de representaciones de Venus y otras figuras mitológicas que eran aceptadas sin problema.


La diferencia, en este caso, es que la mujer de la pintura de Manet aparece en actitud desafiante, mirando directamente al espectador e integrándolo en la obra. Además, hay otro detalle que lo diferencia con obras anteriores: esta falsa Venus no está desnuda del todo, pues va adornada con un lacito en el cuello, una pulsera y unos zapatos de tacón. Cualquier espectador de la época habría identificado al instante que la mujer del cuadro era una prostituta. Ese era el motivo principal del escándalo.

Manet consiguió incomodar a buena parte de sus contemporáneos, pero no fue el único. Otro pintor del momento, el también francés Gustave Courbet, no tardó en convertirse en adalid del antiacademicismo, causando igualmente no poco revuelo.

Courbet fue uno de los principales representantes del realismo (no en vano se le llamó 'el apóstol de lo feo'), y no dudó en criticar la hipocresía de la pintura academicista, que veía con buenos ojos las obras de carácter erótico —e incluso pornográfico— siempre que retrataran un tema mitológico, y al mismo tiempo criticaba las pinturas con desnudos que se alejaran de ese esquema.

En Las bañistas (1853), el pintor de Ornans se adelantó a Manet a la hora de representar a mujeres convencionales —no mitológicas— desnudas o a punto de desnudarse. Al parecer, Napoleón III tuvo ocasión de ver la pintura y le disgustó tanto que golpeó la obra con su fusta. Hoy la imagen puede parecernos de lo más inocente, pero en su momento causó un notable revuelo.


Curiosamente, otra de sus obras, El sueño (1866), en la que muestra una muy probable escena lésbica, con una carga erótica evidente, no resultó tan problemática pues recordaba algunas de las pinturas de grandes maestros como Tiziano y había referencias clásicas.

Haz click en esta barra para ver la imagen completa (800x530px y 209KB).

La que sin duda habría sido la pintura más escandalosa de Courbet, sin embargo, nunca fue vista por el público de su época, pues estaba destinada a la contemplación privada. El pequeño óleo (de 46 por 55 centímetros) fue encargado, al parecer, por Khalil Bey, un diplomático otomano que vivía en París, quien también le había encargado la pintura de El sueño.

Hoy la obra se conoce como El origen del mundo (1866) y muestra un primer plano de un pubis femenino, con un notable grado de realismo, lo que reforzaba su carácter erótico. La pintura de Courbet suponía toda una novedad, sobre todo por la forma en la que "fragmenta" el cuerpo femenino, cortando brazos, piernas y cabeza de la mujer, centrando el punto de interés en el vello púbico.

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Fue, precisamente, una de las cosas que reprochó uno de los pocos espectadores que pudieron contemplar la obra en su momento, Maxime Du Camp, quien señaló ácidamente que el artista había cometido "un olvido inconcebible" al no representar el resto del cuerpo de la dama.


Tras un azaroso y singular peregrinar por distintas manos —en la Segunda Guerra Mundial fue robado por los nazis, y más tarde pasó a manos del ejército soviético—, en la actualidad se encuentra expuesto en el parisino Museo de Orsay, donde sigue causando asombro entre los visitantes que desconocen su existencia.

Como curiosidad, los responsables del museo explican que suelen recibir quejas de algunos visitantes que se sienten ofendidos por lo explícito de la obra al mismo tiempo que, curiosamente, la postal con la pintura de El origen del mundose encuentra entre las más vendidas de la tienda del museo.
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Predeterminado Karakorum | 17 ene 2012, 16:38 - Obras de arte que causaron polémica


El panorama artístico actual está plagado de artistas "transgresores y provocadores", bien porque lo son realmente, bien porque así los califica la crítica o incluso ellos mismos. Sin embargo, este binomio arte-provocación no es, ni mucho menos, algo reciente.


En la segunda mitad del siglo XIX, dos pintores franceses sobresalieron entre sus contemporáneos por convertirse en símbolos de rebeldía frente al academicismo imperante, escandalizando a la mayor parte de la sociedad por su nueva forma de representar el desnudo femenino.

El primero en causar un notable alboroto fue Édouard Manet, al exponer una obra titulada El baño en el llamado Salón de los rechazados de 1863 (una exposición alternativa para los artistas no invitados Salón oficial). Hoy la pintura —célebremente conocida con el título de Almuerzo sobre la hierba— apenas llama la atención, pero en su día provocó un escándalo de dimensiones colosales.


En la imagen aparecen dos mujeres desnudas junto a dos hombres vestidos, y éste era uno de los problemas. En aquellas fechas, los desnudos plasmados en cualquier obra de arte resultaban aceptables siempre y cuando remitieran a algún tema mitológico. Representar sin ropa a damas "de carne y hueso" era algo totalmente inaceptable. Para mayor escándalo, los hombres iban vestidos, y además, parte de los personajes eran perfectamente reconocibles: la dama que aparece en primer término era Victorine Meurent (una modelo profesional), y los hombres eran el hermano del propio Manet (Gustave) y quien sería más tarde su cuñado, Ferdinand Menhoff.

Si el Almuerzo… resultó toda una provocación, otra de sus pinturas La Olimpia, no se quedó atrás. Manet pintó esta obra en el mismo año que la anterior, pero no fue hasta dos años después cuando se expuso en el Salón de 1865. Al igual que en la ocasión anterior, el escándalo fue sonado.

Haz click en esta barra para ver la imagen completa (1115x749px y 130KB).

La pintura muestra este caso a una dama desnuda recostada, y una sirvienta a su lado sosteniendo unas flores. En principio, el tema del desnudo no tenía porque resultar indecoroso, pues existían multitud de representaciones de Venus y otras figuras mitológicas que eran aceptadas sin problema.


La diferencia, en este caso, es que la mujer de la pintura de Manet aparece en actitud desafiante, mirando directamente al espectador e integrándolo en la obra. Además, hay otro detalle que lo diferencia con obras anteriores: esta falsa Venus no está desnuda del todo, pues va adornada con un lacito en el cuello, una pulsera y unos zapatos de tacón. Cualquier espectador de la época habría identificado al instante que la mujer del cuadro era una prostituta. Ese era el motivo principal del escándalo.

Manet consiguió incomodar a buena parte de sus contemporáneos, pero no fue el único. Otro pintor del momento, el también francés Gustave Courbet, no tardó en convertirse en adalid del antiacademicismo, causando igualmente no poco revuelo.

Courbet fue uno de los principales representantes del realismo (no en vano se le llamó 'el apóstol de lo feo'), y no dudó en criticar la hipocresía de la pintura academicista, que veía con buenos ojos las obras de carácter erótico —e incluso pornográfico— siempre que retrataran un tema mitológico, y al mismo tiempo criticaba las pinturas con desnudos que se alejaran de ese esquema.

En Las bañistas (1853), el pintor de Ornans se adelantó a Manet a la hora de representar a mujeres convencionales —no mitológicas— desnudas o a punto de desnudarse. Al parecer, Napoleón III tuvo ocasión de ver la pintura y le disgustó tanto que golpeó la obra con su fusta. Hoy la imagen puede parecernos de lo más inocente, pero en su momento causó un notable revuelo.


Curiosamente, otra de sus obras, El sueño (1866), en la que muestra una muy probable escena lésbica, con una carga erótica evidente, no resultó tan problemática pues recordaba algunas de las pinturas de grandes maestros como Tiziano y había referencias clásicas.

Haz click en esta barra para ver la imagen completa (800x530px y 209KB).

La que sin duda habría sido la pintura más escandalosa de Courbet, sin embargo, nunca fue vista por el público de su época, pues estaba destinada a la contemplación privada. El pequeño óleo (de 46 por 55 centímetros) fue encargado, al parecer, por Khalil Bey, un diplomático otomano que vivía en París, quien también le había encargado la pintura de El sueño.

Hoy la obra se conoce como El origen del mundo (1866) y muestra un primer plano de un pubis femenino, con un notable grado de realismo, lo que reforzaba su carácter erótico. La pintura de Courbet suponía toda una novedad, sobre todo por la forma en la que "fragmenta" el cuerpo femenino, cortando brazos, piernas y cabeza de la mujer, centrando el punto de interés en el vello púbico.

Haz click en esta barra para ver la imagen completa (516x425px y 28KB).

Fue, precisamente, una de las cosas que reprochó uno de los pocos espectadores que pudieron contemplar la obra en su momento, Maxime Du Camp, quien señaló ácidamente que el artista había cometido "un olvido inconcebible" al no representar el resto del cuerpo de la dama.


Tras un azaroso y singular peregrinar por distintas manos —en la Segunda Guerra Mundial fue robado por los nazis, y más tarde pasó a manos del ejército soviético—, en la actualidad se encuentra expuesto en el parisino Museo de Orsay, donde sigue causando asombro entre los visitantes que desconocen su existencia.

Como curiosidad, los responsables del museo explican que suelen recibir quejas de algunos visitantes que se sienten ofendidos por lo explícito de la obra al mismo tiempo que, curiosamente, la postal con la pintura de El origen del mundose encuentra entre las más vendidas de la tienda del museo.

 






















Sickert - El cuarto de Jack el Destripador.




 
 
 
 
 









En años recientes, el nombre de Sickert ha estado conectado con Jack el Destripador. Sickert mismo estaba interesado en el crimen y comentó que él se había alojado en el cuarto que utilizó el asesino múltiple, siendo ésta afirmación realizada por su casera la cual sospechaba del huésped anterior. Pintó el cuarto, dándole el título de El cuarto de Jack el Destripador, retratándolo oscuro, empollado, casi en un espacio ininteligible. La pintura está en la galería de arte de la ciudad de Mánchester.

En 1976, Stephen Knight afirmó en su obra Jack the Ripper: The Final Solution, que Sickert había sido forzado a participar como cómplice en los asesinatos del Destripador. Esta información fue proporcionada por un hombre que alegó ser hijo ilegítimo de Sickert. De esto se desarrolló la popular teoría de la conspiración monárquico-masónica. Jean Overton Fuller, en Sickert y los Crímenes del Destripador (1990), clamaba que Sickert era el asesino real en vez de apenas un cómplice. Las opiniones de Knight y Fuller no han sido extensamente aceptadas entre los eruditos del Destripador. La novela-ensayo de Patricia Cornwell “Retrato de un asesino.

Jack el Destripador. Caso cerrado” supone la obra más actual que vuelve a traer a la luz pública la nominación de Walter Sickert a la identidad de Jack el Destripador (hipótesis que se comenta en el apartado siguiente).

Pero la figura de este artista había resultado asociada a las matanzas victorianas en función de propuestas en extremo dudosas ya desde larga data. Rastreando en la implicación del pintor con los homicidios del East End londinense cabría tener presente a las naraciones que el propio esteta hacía circular en reuniones sociales, en las cuales era bien conocido por su histrionismo y por su afán de constituirse en centro de la atención. De tal modo, pretendería que los arrendadores de una casa de huéspedes donde se alojó le contaron que el anterior inquilino de esa habitación había sido un acomplejado estudiante de veterinaria con extraños hábitos, a quien sus padres vinieron a buscar y lo trasladaron a la localidad de Bournemourth, de donde era oriundo, para internarlo en un hospital psiquiátrico. El motivo: ocultar la vergüenza, dado que su insano hijo era el homicida serial de Whitechapel intensamente buscado por la policía de Scotland Yard, y a quien también se conocía bajo el tenebroso alias delictivo de Jack el Destripador.

Como puede apreciarse, el impresionista se introdujo por sí sólo en la trama de aquellos sórdidos crímenes. Pero andando el tiempo otras personas estarían ansiosas de involucrarlo a su pesar. El inicial de estos acusadores lo conformó Mr.Joseph Gorman el cual adujo, sin pruebas convincentes, ser su hijo natural y, asimismo, sostuvo que su madre Alice Margaret Crook (presunta amante de Sickert) devenía hija natural del Príncipe Albert Víctor. El imaginativo Gorman suministraría material a un emprendedor periodista llamado Stephen Knight, quien en el año 1976 publicó un ensayo revolucionario en la historia de aquellos misteriosos asesinatos victorianos titulado “Jack el Destripador. La Solución Definitiva”.


Fuente: Una Teoría más sobre Jack el Destripador David Garriga Guitart

Otras obras del artista:



 



 















Joven virgen autosodomizada por su propia castidad




 







 


 






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