sábado, 9 de febrero de 2013
El trasno, la Santa Compaña y cosas por el estilo
Yo tengo la suerte de tener sangre celta por ambos costados: Mi padre descendía de gallegos, concretamente del Valle de Lorenzana . Siempre lo tuvo muy claro, sería porque en la casa de Sevilla donde nació (en el viejo barrio judío de Santa Cruz) había muchos legajos, papelotes y arboles genealógicos antiguos. Por parte de madre tengo una vena irlandesa bastante fuerte. Los pueblos celtas siempre han creído en la existencia de duendes, brujas, meigallos y cosas por el estilo.
Lo que voy a contar seguramente hará reír a muchas personas. Pero yo tengo este blog para pasarlo bien y para que otros también se entretengan. Lo que más me dolería es que fuese aburrido. Y como ya he dicho muchas veces, a estas alturas de mi vida se me da un ardite lo que la gente pueda pensar de mí. Si estoy un poco loca me da igual. Así es más divertido. No he tenido una vida plana y sosa, aunque a veces hubiera preferido no haber vivido en “una puritita emosión”.Lo único que le pido a Dios es que el tiempo que me quede para pasar en este destierro sea lo más tranquilo posible.
Pero no asustarse, no voy a ponerme a contar mi vida. En este blog he puesto bastantes, quizás demasiadas,cosas sobre mí. Pero nunca he mentido ni exagerado, pues una de mis pocas virtudes es la sinceridad, y la ausencia de envidia. Este es el único pecado –o casi- que hace sufrir bastante. Los envidiosos siempre me han parecido despreciables.
Pero basta, que me estoy enrrollando como una persiana.
Yo desde muy pequeña he tenido experiencias bastante extrañas. Aunque creo que mucha gente las tiene también, pero no las dice por miedo a que se burlen los demás.
Ya me parece que conté lo de la lucecita que me aterraba de noche cuando era pequeña, estaba enferma y dormía con mi abuela. (no quiero repetirme, pero muchas veces lo hago).También conté, hace ya tiempo, en un post llamado “Las colchas de ganchillo de mi suegra” –y que me parece que aún se puede encontrar en Internet poniendo ese nombre en el buscador y después el nombre de mi blog-…la extraña experiencia con esos cobertores. Y cuando ya era adolescente, que por la noche rascaban por detrás de la cabecera de madera de mi cama…etc.
Pues yo a lo que quería referirme es al trasno.
Los trasnos, o trasgos, son, en tierras celtas, unos pequeños seres, así como enanitos o pitufos, unos duendecillos caseros que se dedican a hacer travesuras en las casas donde viven. Y que si están a gusto con la gente que las habita, cuando éstos se mudan, el trasno también,y se va a la nueva casa. Pues esto es lo que me ha pasado a mí toda la vida. Yo no he visto ninguno, nunca he visto a nuestro trasno particular, que ha venido con nosotros las tres veces que desde que nos casamos hemos cambiado de domicilio, pero aún sin verlo me tiene ya hartita con sus travesuras, sobre todo con la mania de hacer desaparecer cosas. Lo de las colchas fue de juzgado de guardia (en el caso de conseguir que un trasno compareciera ante un magistrado), pero ha habido muchas pequeñas cosas, por suerte de poco valor, que han desaparecido en mi casa con el correr de los años. Lo último, para poner un ejemplo típico, las tijeras de la cocina. Como si se las hubiera tragado la tierra. Hemos tenido que comprar unas nuevas. Al principio pensábamos que terminarían por aparecer, pero al darnos cuenta de que pasaban los días y no, hemos tenido que comprar unas nuevas. Y muchas otras cosas.
Unas zapatillas mías de estar por casa, un reloj, etc. No me quiero hacer pesada con la lista. Y en casa no ha entrado nadie que haya podido robar estos objetos. Sencillamente, desaparecen. Al principio no lo creía, pero ahora ya sé que lo más probable sea cosa de nuestro trasno particular.
A veces me pasan cosas más inquietantes, como la vez que estaba yo en la cocina y Paco fuera de casa. Me pareció oir la puerta de entrada abrirse, y enseguida ví una figura humana que iba hacia el pasillo, donde están las habitaciones. Solo lo vi con el rabillo del ojo, pero me dije: “¡Vaya, ya ha llegado Paco!”. Fui a saludarle, y allí no había ni Paco ni nadie. No había llegado aún. Acostumbrada a que me pasen cosas raras, me volví a mis queheceres cocineriles, y al cabo de diez minutos llegó el Paco de verdad.
Caray, caray, caray…
Trasno gallego
Por este tipo de cosas, solo recuerdo haber tenido mucho miedo de la dichosa lucecita en la oscuridad del dormitorio con mi abuela, pero después ya me dije que, pasara lo que pasara, podían los trasnos, los fantasmas o los marcianos hacer todo el ruido que quisieran y todas las burradas, que mientras no rompieran nada ni hiciesen algo grave, que allá ellos.
También conté los golpes que me despertaron de noche el día después de que Paco casi se muere del infarto tan grave que tuvo ahora hará dos años. Esa noche el estaba en la UVI y yo dormía con mis tres gatas. Los golpes sonaron en la pared a eso de las tres, no podía ser ningún vecino porque la pared no tenía nada detrás. Encendí la luz y los golpes se repitieron estando yo ya despierta y sentada en la cama. Mis gatas habían huido despavoridas a los primeros porrazos y no volvieron en toda la noche, cosa rara. Pero yo pensé que tenía que dormir, pues sino al dia siguiente estaría hecha unos zorros, y que aporreasen todo lo que quisiesen . Me volví a acostar y estaba tan cansada que dormí hasta que salió el sol. Pero antes de volver a la cama llamé a la clínica,para preguntarles si había ocurrido algo en la UVI, y cuando me aseguraron que todos los enfermos estaban pasando la noche tranquilos, entonces yo ya lo estuve también y pude seguir descansando.
Luego se lo conté a mi amiga Leila y me aconsejó que leyera en vos alta algunas suras del Corán, concretamente de la sura de la Vaca, adecuadas para alejar espíritus malignos de cualquier catadura. Así lo hice al día siguiente.
Como esto se está volviendo muy largo, dejaré para otro post mis experiencias con la Santa Compaña, o lo que sea, y que dudo que sea tan santa y tan compaña, pero nunca se sabe.Pero miedito sí da…
Aquí se pueden ver tres fotos relacionadas con la brujería en Galicia: El monasterio de San Andrés de Teixido, el rio Miño y una señora con aire de meiga (si no lo es, perdone Vd.)
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