Querido Fernando:
Hai-ku de Issa (1763-1826):
Moscas no lloren
asimismo los astros
son transitorios
1.
Con este poema Issa trató de consolarse por el
fallecimiento de su esposa.
Pero ninguna palabra puede consolar el dolor por una muerte.
Se esfuma un ser bello, se esfuman todos los seres bellos, todo lo que se esfuma es bello.
Murió tu gato, morirán los astros, desaparecerá el cosmos. Pero ahora, solo te queda aceptar y respetar ese dolor que te convierte en humano.
El que escribió ese artículo para el periódico, es un escritor, un gran escritor que adquiere el beneficio de la admiración y empatía de sus lectores.
Eso al gato no le sirve de nada. Ni tampoco a tu niño interior que es el que en verdad sufre, pero en silencio, ajeno a cualquier palabra.
El gato, tanto como mi hijo muerto, ya es energía cósmica, partícipe del incesante orgasmo divino. En ti, es un trozo más de tu efímera memoria. Ya no es él, es Dragó disfrazado de gato.
Como hojas secas, los seres y las cosas se van esfumando a nuestro paso. Nosotros también, por más que esgrimamos un ego gigante, nos vamos disolviendo en el hocico negro.
Es por eso que las flores del cerezo son tan hermosas: al cabo de tres días fallecen. Dejan como breve legado su intenso perfume.
Pero ninguna palabra puede consolar el dolor por una muerte.
Se esfuma un ser bello, se esfuman todos los seres bellos, todo lo que se esfuma es bello.
Murió tu gato, morirán los astros, desaparecerá el cosmos. Pero ahora, solo te queda aceptar y respetar ese dolor que te convierte en humano.
El que escribió ese artículo para el periódico, es un escritor, un gran escritor que adquiere el beneficio de la admiración y empatía de sus lectores.
Eso al gato no le sirve de nada. Ni tampoco a tu niño interior que es el que en verdad sufre, pero en silencio, ajeno a cualquier palabra.
El gato, tanto como mi hijo muerto, ya es energía cósmica, partícipe del incesante orgasmo divino. En ti, es un trozo más de tu efímera memoria. Ya no es él, es Dragó disfrazado de gato.
Como hojas secas, los seres y las cosas se van esfumando a nuestro paso. Nosotros también, por más que esgrimamos un ego gigante, nos vamos disolviendo en el hocico negro.
Es por eso que las flores del cerezo son tan hermosas: al cabo de tres días fallecen. Dejan como breve legado su intenso perfume.
Abrazos a ti y Naoko: Alejandro.
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