jueves, 15 de mayo de 2014

Fin caso Assumpta Basterra (?)


Caso Assunta: Basterra quiso vengarse al ver que su exmujer le seguía siendo infiel

Los investigadores creen que urdió el plan para que Rosario Porto pareciese la única culpable. SIGUE AQUÍ TODA LA INFORMACIÓN SOBRE EL CASO ASUNTA

 
Catedral de Santiago con campanas en el claustro
Casi seis meses han tardado los investigadores del caso Asunta en completar el móvil del crimen, que no es material, sino únicamente psicológico. Las motivaciones de la madre de la niña, Rosario Porto, para presuntamente participar con su exmarido, Alfonso Basterra, en un plan conjunto y arrebatarle la vida a su hija eran más conocidas y se sabía de sus ganas de romper con un pasado al que la pequeña le unía inexorablemente, pero del padre se conocía menos. El análisis de los correos electrónicos que se enviaron entre ellos y el examen psiquiátrico al que voluntariamente se ha sometido Porto ha permitido ahora poner luz en algunos de los espacios en negro que seguían ocultando el porqué de tan terrible suceso.

Rosario Porto era una mujer absolutamente dominada por su marido, que tenía un poder total sobre ella. En su primera declaración, y a preguntas de su propio abogado defensor, llegó a decir que Alfonso Basterra la había maltratado, aunque luego rectificó en su segundo interrogatorio ante el juez José Antonio Vázquez Taín.
Catedral de Santiago de Compostela


Esa relación de dependencia de Porto a Basterra se vio quebrada cuando ella inició una nueva relación. Él la descubrió y montó en cólera. La puerta rota de un baño del piso aún da muestras de cómo actuaba Basterra cuando perdía los nervios. Él comenzó a acosarla enviándole desagradables correos electrónicos y vigilándola en la calle. Una situación que el propio Basterra admitió que no fue adecuada y que le llevó a acudir a un psicólogo para aceptar la separación.

Ya liberada de Basterra, Porto se entregó a vivir su nueva vida. Narran sus conocidos que parecía que se había quitado de encima una pesada mochila. Pero comenzó a desatender a Asunta, que empezó a quedarse sola en casa cada vez con más frecuencia para que ella pudiera verse con su amante. La niña empezó, según la tesis de los investigadores, a convertirse en una carga para ella, algo que la propia Porto confesó a los psiquiatras que la atendieron en sus crisis.

Pero la última semana de junio, coincidiendo con el inicio de las vacaciones de verano de Asunta, Rosario Porto sufre una grave crisis de ansiedad y es hospitalizada. Es la oportunidad que estaba buscando Basterra para volver a entrar en la vida de su exmujer, que declaró al juez que estaba «desvalida» y «a su merced» porque no tenía a nadie más que la cuidase.

El padre de Asunta solo puso una condición para cuidar de Rosario Porto: que dejase de verse con su amante. Ella aceptó, pero no cumplió su promesa, traición que Basterra no tardó en volver a descubrir, pero esta vez, según los investigadores, en lugar de decirle nada a su exmujer, comenzó a idear su plan de venganza al ver que no podría recuperar un matrimonio que le había permitido vivir cómodamente gracias al dinero de la que fue su pareja.
Parque en Santiago

Él la habría convencido

Es entonces cuando Basterra habría convencido a Rosario Porto de que había que matar a Asunta. Ella podría librarse de una carga que la desbordaba y ambos podrían empezar de cero. Buena muestra de lo que estaba sucediendo es lo que pasó el 20 de septiembre, un día antes del crimen. La madre de la niña quedó con su amante y se fue de Santiago. Pidió al padre que la cuidase, pero él se fue de vinos con un amigo y la pequeña estuvo sola en casa hasta las 23 horas. Asunta era una niña desatendida por sus padres.

El plan de asesinato, como ha sostenido el juez instructor desde el primer momento, fue conjunto, pero los investigadores atribuyen ahora a Basterra un papel principal en su diseño. Buscaría dos fines. Si todo salía bien, podría exigir a su exmujer que le ayudase económicamente, ya que estaba en la ruina. Esos problemas económicos eran otro factor determinante, ya que habrían incrementado su deseo de venganza al ver que no podía seguir viviendo de ella. Pero si algo iba mal, como finalmente ocurrió, él tomaría más cautelas en la ejecución del plan para lograr que fuese ella la única que apareciese como culpable ante la policía. De ahí que él no aparezca en ninguna cámara que lo delate, que fuese ella la que presuntamente manipuló el Orfidal y por eso se manchó el vestido con polvos de ese medicamento o que el viaje a la casa de Teo se hiciese en su coche. Todo estaría pensado para que solo él tuviese coartada.
Soportales típicos de la ciudad de Santiado

Un caso Bretón, pero al revés

Los investigadores han visto en el caso Asunta una similitud con el de Bretón, «pero al revés», matizan. Si el padre de los dos niños de Córdoba buscó vengarse de su exmujer, que lo había dejado, arrebatándole la vida de sus hijos, en el crimen de la niña de Santiago el castigo a Rosario Porto sería convencerla para que asesinase a la pequeña y hacerla parecer como culpable a ojos de la policía. De esa forma pensaría Alfonso Basterra vengarse de la infidelidad de la que había sido objeto, que no era sexual, sino vital, ya que había permitido a la que fue su pareja librarse del poder y del absoluto sometimiento que hasta el momento él había ejercido sobre ella.

El rol que ambos habrían presuntamente jugado en el asesinato de su única hija tenía que parecer idéntico. De hecho, los investigadores están convencidos de que Basterra también se subió al Mercedes verde en el que Asunta viajó a Teo con su madre, de que también estuvo en la casa y de que participó en la asfixia de la pequeña. Sin embargo, es cierto que hay pruebas menos contundentes contra él y que hasta ahora ha conseguido que su exmujer acepte una defensa conjunta que no le beneficia.

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Paisaje gallego con crucero

CRIMEN EN SANTIAGO

Porto va al médico hecha un ‘pincel’ y la reciben al grito de “sinvergüenza”

Con un aspecto muy cuidado, la madre de Asunta realizó una fugaz visita a un especialista en Doctor Teixeiro // “Al salir parecía que discutía con uno de los policías”, según un testigo

SARA DEL RÍO. SANTIAGO
        Con buen aspecto y cuidando de que su chaqueta le tapase las esposas que llevaba puestas, Rosario Porto llegó cerca de las cuatro de la tarde a la rúa Doutor Teixeiro. Un furgón policial aparcó justo delante del portal número 9, en un inmueble donde pueden verse varias placas de distintos médicos. En pocos segundos, la madre de Asunta Basterra, acompañada de tres agentes, entró en el edificio. Varios testigos señalaron a este diario que la visita –la segunda en tres meses–, fue fugaz.

De hecho, señalaron que la madre de Asunta entró en el edificio a las 15.51 horas y que salió a las 16.03h.
Una testigo añadió que la anterior visita médica también fue "muy rápida", declarando que no pasó de los veinte minutos.

INFORME PSIQUIÁTRICO DE ROSARIO PORTO

"Tengo la conciencia tranquila y cuando llega la noche, duermo"




En el caso Asunta, Espejo Público ha tenido acceso al informe psiquiátrico realizado por los expertos del Instituto de Medicina Legal de Galicia que asegura que Rosario Porto estaba en sus cabales en todo momento.


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Informe psiquiátrico de Rosario Porto     
Rosario Porto lleva años en tratamiento psiquiatrico. Según los especialistas, sufre un trastorno adaptativo de tipo depresivo. Después de casi seis meses sin Asunta, éstas son sus palabras. "He tardado mucho tiempo en asumir su muerte. He necesitado mucho tiempo para darme cuenta de que Asunta estaba muerta".
Sorprendentes declaraciones de una mujer con una inteligencia por encima de la media, pero bastantes clarificadoras teniendo en cuenta el informe psiquiatrico, según el cual Rosario padece rasgos de personalidad de tipo obsesivo compulsivo. "Me he criado en un patrón de familia atípico. Siempre con mi abuela materna. Mis padres estaban muy ocupados con sus actividades profesionales". Una mujer con marcados picos de ansiedad derivados de un pasado que, aunque no parece conflictivo en la relacion con sus padres, tampoco debió de ser placentero al menos con la madre. "Mi madre era imprevisible, no se podía confiar en ella. Era contradictoria, muy descarnada diciendo las cosas.  Me quería mucho, pero le faltaba un hervor. Era encantadoramente odiosa." La madre de Rosario al parecer no se andaba con sutilezas para con ella lo que hería contínuamente su marcado caracter narcisista, de ahí que la relación con el padre se hiciera más afectiva. "Mi padre, era mi debilidad. Soy como él. Muy culto, muy inteligente. Muy exigente, pero también lo era consigo mismo". Una figura, la paterna, que según los psiquiatras Rosario tenía idealizada, mitificada.
Rosario se sentía satisfecha con la relación que su hija mantenía con sus padres, unos abuelos que desearon más que nadie la llegada de Asunta a sus vidas. "Asunta quería con locura a sus abuelos y ellos a ella. Daba gusto verles juntos, tan felices. Yo estaba orgullosa de su relación." Un "yo" hipervalorado el de Rosario que, aunque trataba de disimularlo, no acababa de encajar las excelencias, virtudes y altísimo coeficiente intelectual de Asunta. "No era una niña fácil de llevar porque era muy exigente con ella misma y con los demás. Muy brillante, inteligente, fantasiosa. Una niña de altas capacidades. Era mucho más lista que yo. Estaba muy ilusionada y satisfecha con sus actividades escolares y extraescolares. Ella misma era la que demandaba sus clases de inglés, francés, música y ballet. Era incansable. Te podía llegar a agotar".
Pero si hay algo especialmente reseñable, es el análisis que la propia Rosario hace de su relación con Basterra y sobre su participación en el crimen. "Soy inocente. Tengo la conciencia tranquila y cuando llega la noche, me echo a dormir. No creo que Alfonso sea el culpable aunque reconozco que en alguna ocasión, sí lo he pensado. Creo que hay dos hipótesis como móviles del crimen: la económica y la sexual".

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