domingo, 20 de marzo de 2016

Botín, Amancio Ortega, las Koplowitz, Bill Gates, ahora sabemos quién les controla

Asaruludu, Namru, Namtillaku o Tutu.

Los Anunnaki en el siglo XX

La reinvención del término los Anunnakis surgió en 1964, tras la publicación del libro Mesopotamia antigua: retrato de una civilización muerta, del asiriólogo Adolph Leo Oppenheim, quién popularizó este concepto que fue tomado por distintos blogs y personajes del mundo esotérico y de pseudociencias de Internet Por otra parte, el escritor y conferenciante británico David Icke sostiene que los anunnaki son extraterrestres que continúan controlándonos a través de los gobiernos y las grandes fortunas.


 
 
Historias sobre el origen de la Humanidad hay muchas y van cambiando de cultura en cultura. Sin embargo, entre todos los relatos, hay ciertas características que se repiten como el mito de un primer hombre y una primera mujer, la crónica de un diluvio universal, etc. De todas ellas, hay una sumamente cautivante: La de origen sumerio. Instalados en la confluencia de los ríos Tigris y Éufrates, en la zona de Mesopotamia (actual Irak), este pueblo, de origen desconocido, adoraba a unos dioses que procedían de las estrellas, los Anunnaki.
Su nombre significa, “Los que del Cielo a la Tierra descendieron” y todo lo que sabemos en cuanto a ellos se lo debemos al fallecido investigador Zecharia Sitchin, quien tradujo tablillas de arcilla de los sumerios y descubrió una historia cautivante. Si bien sus detractores alegan que lo narrado en dichas tablillas sólo son mitos, Sitchin siempre creyó que lo contado realmente ocurrió. Allí se habla de seres que llegaron a la Tierra hace muchos miles de años desde un planeta llamado “Nibiru” (mejor conocido como “Planeta X” o también “Hercólobus”), el cual se aproxima a esta parte del Sistema Solar cada 3600 años.

Anunaki
 
La razón, del por qué eligieron nuestro planeta para asentarse, fue que necesitaban oro en grandes cantidades para calentar su débil atmósfera. Como Nibiru es un cuerpo celeste helado, necesitaban reflejar los rayos solares para obtener más calor. Descubrieron que la mejor fórmula para lograrlo era diseminar oro pulverizado en su atmósfera para que se obtuviera un efecto espejo.
Cuando llegaron a la Tierra, al principio, edificaron grandes ciudades y crearon una vasta industria minera. Sin embargo y con el correr del tiempo, los trabajadores se cansaron de laborar en las minas y realizaron una huelga generalizada. Una ingeniosa solución la dio uno de sus jerarcas, Enki, quien usó a los primates terrícolas para realizar experimentos genéticos con ellos. Así nació Adapa (¿Adán?), el primer prototipo del humano terrestre (¿Homo Sapiens?) producto de la mezcla de los ADN de primates y de anunnakis.
Con el tiempo, los humanos se multiplicaron y terminaron trabajando en las minas. Gracias a la ayuda de los Anunnaki, aprendieron a sembrar, se establecieron en ciudades y crearon templos para adorarlos.
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Vaya historias...

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