viernes, 4 de marzo de 2016

Palo a la Monarquía

Se la ve muy desmejorada

Declaración de la Infanta Cristina en el juicio de Nóos FOTO: ALBERTO VERA
Plena confianza en su marido, en los asesores de éste y en los suyos, procedentes de la Casa del Rey. Y con nombres propios: Carlos García Revenga, secretario de las Infantas; José Manuel Romero, conde de Fontao, abogado del Rey Juan Carlos, y Federico Rubio Carvajal, asesor fiscal de la Casa del Rey. Estos son los pilares sobre los que la Infanta Cristina apoya su línea de defensa, según se desveló ayer durante su interrogatorio como acusada en el juicio del caso Nóos. Una defensa que se alinea con la de Iñaki Urdangarin, que también ha apuntado estos días al total control de la Casa del Rey de sus negocios en el Instituto Nóos, que han llevado al matrimonio al banquillo.
Rozaban las 18.00 horas cuando la presidenta del tribunal del juicio llamó a declarar a Cristina de Borbón. Era el histórico momento en el que la hermana del Rey Felipe VI comenzaba a declarar -lo haría durante una hora y 10 minutos- como acusada ante tres magistradas.
A diferencia de su marido, Iñaki Urdangarin, que ha contado con la presencia de dos de sus hermanos en la sala los días de su declaración como acusado, Cristina Federica de Borbón y Grecia sólo le tenía ayer a él. Y a él se aferró en las respuestas que dio a su abogado, única parte a la que contestó -igual que había hecho la mujer del ex socio de su marido, Diego Torres-. "Confío plenamente en mi marido y confío en su inocencia y en que ha estado bien asesorado", dijo la Infanta a preguntas de Pau Molins, acompañado en el banco de las defensas por otro de sus abogados, Miquel Roca, ex político y uno de los padres de la Constitución Española.
Varias fueron las respuestas clave -de las 50 preguntas que le hizo su abogado- en las que la Infanta apuntó al control de la Casa del Rey. Una, más que directa: "¿En quién confía usted?". Ella apostilló que "confiaba", en pasado, para comenzar a enumerar: "Por supuesto en mi marido, en Carlos García Revenga, en el asesor fiscal de la Casa del Rey [Federico Rubio], en mis compañeros de trabajo y en temas jurídicos en José Manuel Romero, en mi entorno más cercano". Y "¿también en el asesor fiscal de su marido?", siguió Molins. "Ahora ya no", sentenció la Infanta, tras relatar -como ya había hecho ante el juez instructor José Castro hace dos años- que no sabía nada de los negocios de su marido, ni del día a día de Aizoon, la empresa utilizada por éste para "canalizar sus ingresos profesionales", como ella lo expresó.
La fórmula de escudarse en la Casa del Rey coincide con la de su marido, que ha apuntado a esta línea durante los tres días que ha durado su declaración y que finalizó ayer por la tarde, poco antes de que ocupara la misma silla su esposa. El fiscal Pedro Horrach puso de manifiesto que se estaba contradiciendo con lo que había afirmado anteriormente y la presidenta del tribunal así se lo recordó: "Antes dijo que la Casa Real no avaló ni opinó" sobre sus trabajos en Nóos. Urdangarin se defendió de ese cambio de versión: "Antes no tenía pruebas, ahora tengo detalles suficientes".
En este sentido, el ex duque de Palma insistió en que si Carlos Revenga le hubiese dicho que algo estaba mal, "siempre" le hubieran "obedecido"; "nunca ha habido un reproche sobre lo que hacíamos y si hemos recibido una recomendación, siempre hemos hecho caso", declaró.
En febrero de 2014, la Infanta Cristina respondió cientos de "no sé" ante el juez instructor; ayer, se aferró al desconocimiento fiscal y contable de las cuentas familiares, pero ofreciendo más razones: trabajaba mucho, viajaba, atendía hasta "100 actos institucionales relacionados con la Casa Real al año" y en su casa estaban repartidas las funciones: Urdangarin "llevaba toda la gestión económica" y ella "organizaba la agenda".
La Infanta Cristina, que se enfrenta a una petición de ocho años de cárcel por colaborar en dos delitos fiscales cometidos supuestamente desde la empresa que comparte al 50% con su marido, Aizoon, explicó por qué accedió a tener esta participación en la mercantil, que se creó en 2003. "Se creó en 2003, me lo pidió mi marido y lo acepté, por confianza en él", explicó. ¿Se asesoró antes? "Sí, no teníamos ninguna prohibición de la Casa Real y por supuesto que me asesoré, con Carlos García Revenga y este a su vez se asesoró con Federico Rubio [alto funcionario de Hacienda, asesor fiscal del Rey Juan Carlos]". Ambos nombres habían sido ya repetidos tanto por Iñaki Urdangarin como por su socio, Diego Torres, como quienes controlaban los movimientos de Nóos y las cuestiones fiscales del matrimonio Urdangarin-Borbón.
"¿Le consta que al constituir Aizoon se pretendía usar su presencia como escudo protector contra Hacienda?", le preguntó directamente su abogado. "No, es más, si me lo hubiesen propuesto no lo hubiese aceptado nunca, creo que en mi situación hubiese sido sometida a mayor transparencia y a mayor control por la Administración, todo lo que hacíamos estaba controlado", respondió la Infanta.
En este sentido, e incidiendo en el desconocimiento que tenía sobre Aizoon, señaló que no tenía ningún poder en la misma, ni usaba la tarjeta visa de la empresa -que aseguró custodiaba su marido-, asunto en el que había incidido la abogada de Manos Limpias, a cuyas preguntas la Infanta no contestó. La abogada del sindicato, que ejerce la acusación popular en el caso y que ha llevado en solitario hasta el banquillo a la Infanta -ninguna otra acusación actúa contra ella- registró un total de 80 preguntas que quedaron sin respuesta.
Entre las 50 que le hizo su abogado se encontraban también las referentes a esos gastos, a la forma de facturar de Aizoon y a contratación de empleados de la firma. "No sé si Aizoon tenía trabajadores, sé que mi marido trabaja con personas, pero no sabía de qué manera o qué relación laboral tenían". Respecto a cómo pagaban al servicio de su casa negó que fuera en efectivo. "Rotundamente, no", respondió.
Reconoció que durante "el proceso" se ha dado cuenta de algunos errores relacionados con Aizoon, como que ella había firmado el contrato de alquiler de las oficinas de ésta, que se encontraban en su misma casa de Pedralbes, aunque se trataba de un espacio con entrada independiente, según explicaron tanto Urdangarin como la Infanta. Sobre las actas de la empresa, explicó que las firmaba "por confianza" aunque no hubiera ido a las reuniones de la junta.
Asimismo, seguía también la estrategia de su marido, que la ha eximido de cualquier responsabilidad o conocimiento de sus negocios. La Infanta explicó que en su trabajo en La Caixa sus funciones, como directora del área de colaboración internacional, «son independientes del trabajo de la caja». Así, preguntada por su formación señaló que es licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense y llegó a decir que no tiene conocimientos en contabilidad y que ni conocía los ingresos de Aizoon ni preguntó por ellos: «Mi marido y yo no hablábamos de esos temas, nunca me comentó lo ingresos y los gastos de Aizoon».
También recordó que en los años por los que se le acusa de un delito fiscal -como colaboradora- sus hijos «eran muy pequeños» y dijo que ellos estaban «muy ocupados». Recordó además que ha consignado ante el juzgado el dinero que le demanda la Fiscalía en concepto de responsabilidad social (587.000 euros). «Lo ingresé en diciembre de 2014, en cuanto supe que las acusaciones entendían que yo me había beneficiado de los hechos que se imputan», dijo, buscando así -como también ha hecho su marido- la atenuante de reparación de daño en caso de condena.
La última pregunta de su abogado versó sobre paraísos fiscales: "No, no tengo cuentas en paraísos fiscales, no las he tenido nunca, tampoco mi marido, ahora, sí tengo una cuenta en Suiza ya que resido en Suiza".
El interrogatorio a Urdangarin por Manos Limpias, que se realizó ayer por la mañana, estuvo centrado también en cuestiones familiares: su mujer -la Infanta- y su suegro -el Rey Juan Carlos-. A ambos los liberó de cualquier conocimiento o responsabilidad en su trayectoria en Nóos. Sobre su suegro tuvo que responder a una pregunta muy clara: "¿Intervino el Rey Juan Carlos en sus negocios?". "El Rey Juan Carlos no intervino ni en mis negocios ni en los de la Infanta, sólo fue informado por su afición, por su involucración en el mundo de la vela, porque era un tema que le interesaba y nos propuso alguna cosa".
Fue una de las alusiones más directas a Juan Carlos I, a quien el tribunal ha rechazado citar como testigo en el juicio -lo pidió la defensa de Torres-. Su Casa, sin embargo, por medio de sus asesores, sí está presente durante el juicio, puesto que tanto Diego Torres como Iñaki Urdangarin y, desde ayer, la Infanta Cristina la apuntan como escudo de sus negocios y cuentas.

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Si el rey Juan Carlos no hubiera abdicado (ya se lo debería ver venir), hubiera sido tremendo el que la pareja dijese que la Casa Real les asesoraba y conocía todos sus "negocios". Hubiera saltado la monarquía por los aires.

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