lunes, 11 de abril de 2016

Epitafios

 

Para morirse de la risa: los epitafios más divertidos de la historia

En los cementerios de todo el mundo hay epitafios plenos de ingenio con los que los difuntos o sus deudos se burlan de la muerte por toda la eternidad. Estas humoradas son las palabras finales de personas que supieron reírse de sí mismas. Reíte con ellos.
El epitafio es un texto que recuerda al muerto. Muchos destacan por su irreverente manera de despedirse de la vida a través de frases memorables y otros porque están escritos con tal refinamiento literario que los convierte en un verdadero subgénero digno de decenas de estudios y análisis.

Hay personas que se van de este mundo dejando la singular marca de su sentido del humor a través de originales epitafios en los que aparecen desde reproches procedentes desde el más allá a los parientes cercanos hasta pedidos de disculpas por las acciones que no pudieron realizar; algunos difuntos, más rebeldes, manifiestan que se fueron descontentos al otro barrio y no dudan en gritarlo a voces desde sus tumbas, y otros, redactados por los deudos, que confiesan con descaro el alivio que sienten algunos parientes cuando un “ser querido” pasa a mejor vida.

“Perdonen que no me levante” es el famoso epitafio atribuido al genial Julius Henry Marx, más conocido como Groucho, pero que jamás fue grabado en su lápida en el Eden Memorial Park de Los Ángeles, ya que en ella figura sólo su nombre, las fechas de su nacimiento y muerte (1890-1977) y una estrella de David.

Estos epitafios reflejan el ingenio y buen humor de sus creadores, que no dejan de serlo incluso desde la muerte. Compartamos algunas desopilantes palabras grabadas sobre el mármol.

Genio y figura hasta la sepultura
“Aquí yace Molière, el rey de los actores. En estos momentos hace de muerto y de verdad que lo hace bien”. Epitafio de Molière.

“Lo hizo a la manera difícil”. Epitafio de Bette Davis.

“Feo, fuerte y formal”. Epitafio de John Wayne.

“Llame fuerte, como para despertar a un muerto”. Epitafio de Jean Eustache (escrito en la puerta de la habitación del hotel en la que se pegó un tiro).

“Perdonen que no me levante”. Epitafio de Groucho Marx (lo pensó pero no fue colocado).

“RIP, RIP, ¡HURRA!”. Epitafio que Groucho Marx pensó para su suegra.

“Say no more”. Epitafio de Eric Idle (miembro de los Monty Python).

“Que baje el telón, la farsa terminó”. Epitafio de Rabelais.

“The End”. Epitafio de Buster Keaton.

“Si queréis los mayores elogios, moríos”. Epitafio de Enrique Jardiel Poncela.

“Ya decía yo que ese médico no valía mucho”. Epitafio de Miguel Mihura.

“Lo he intentado”. Epitafio de Willy Brandt.

“Murió vivo”. Epitafio de Antonio Gala.

“Eso es todo amigos”. Epitafio de Mel Blanc, actor que le daba voz al personaje de Porky, al famoso dibujo animado.

“Volveré y seré millones”. Epitafio de Tupak Katari, líder que fue descuartizado.

“Pierda peso. Pregúnteme cómo”. Epitafio de Miguel Collantes.

“Si no viví más, fue por que no me dio tiempo”. Epitafio del Marqués de Sade.

“Esto es lo que le pasa a los chicos malos”. Epitafio de Alfred Hitchcock (lo pensó pero no fue colocado).
“Desapareció en combate, apareció aquí”. Epitafio del coronel Francis Chartres.

“Nos acordaremos de este planeta”. Epitafio de Leonardo Sciascia.

“Yace aquí, en alguna parte”. Epitafio de Werner Heisenberg.

“Parece que se ha ido, pero no se ha ido”. Epitafio de Cantinflas.

“Sólo le pido a Dios que tenga piedad con el alma de este ateo”. Epitafio de Miguel de Unamuno.

“Aquí sigue descansando el que nunca trabajó”. Epitafio de P. Melich.

“Aquí descansa un cierto pintor, quien, en las obras que hizo, jamás pudo dejar satisfecho a sí mismo”. Epitafio de Giotto.

“Desde aquí no se me ocurre ninguna fuga”. Epitafio de Johann Sebastian Bach.

“No es que yo fuera superior, es que los demás eran inferiores”. Epitafio de Orson Welles.

“Soy escritor, pero nadie es perfecto”. Epitafio de Billy Wilder.

“Estuve borracho muchos años, después me morí”. Epitafio de Francis Scott Fitzgerald.

“Al morir échenme a los lobos. Ya estoy acostumbrado”. Epitafio de Diógenes.

“Estoy listo para encontrarme con mi creador. Si mi creador está listo para encontrarse conmigo es otra cosa”. Epitafio de Winston Churchill.

“Perdonen por mi polvo”. Epitafio de Dorothy Parker.

“Espero que Cristo cumpla su palabra”. Epitafio de Miguel Delibes.

“He representado bien mi papel. Despedidme pues de la escena, amigos, con vuestros aplausos”. Epitafio de Cayo Julio César Octaviano Augusto.

“Ningún amigo me ha hecho favores, ningún enemigo me ha inferido ofensa que yo no haya devuelto con creces”. Epitafio de Lucio Cornelio Sila.

“¡Qué artista muere conmigo!”. Epitafio de Nerón.

“Aquí yace uno que fue devotamente fiel del arte y del honor. No fue gran cosa en vida y ahora no es absolutamente nada”. Epitafio de Castelli.

“Aquí, Leopoldo Fregoli llevó a cabo su última transformación”. Epitafio del célebre transformista Leopoldo Fregoli.

“Aquí yace el pensador mexicano que hizo lo que pudo por su patria”. Epitafio de José Joaquín Fernández de Lizardi.

“Asesinado por un cobarde y traidor cuyo nombre no merece figurar aquí”. Epitafio de Jesse James.

“En realidad, no estoy aquí”. Epitafio de Jaime Cerón.

“Por lo demás, los que mueren son siempre los demás”. Epitafio de Marcel Duchamp.

“Amigos míos, pensad que duermo”. Epitafio de Geoffrey Madan.

“Os dije que estaba enfermo”.Epitafio de Spike Milligan.

“Quien resiste gana”. Epitafio de Camilo José Cela.

“Si alguien va a mi funeral con una cara larga, nunca le hablaré de nuevo”. Epitafio de Stan Laurel.

“No sé qué hago aquí”. Epitafio de Fernando Lleras de la Fuente.

“Dejen el mundo mejor de como lo encontraron”. Epitafio de Lord Robert Baden-Powell.


Calaveras y diablitos

“Cuando naciste reían todos y sólo tú gemías, procura que al morir sean todos los que lloren y sólo tú el que rías”. Epitafio de una tumba en el cementerio de la Almudena de Madrid.

“Aquí descansa Pancrazio Juvenales (1969 - 1993). Buen esposo, buen padre, mal electricista casero”.

“Gustava Gumersinda Gutiérrez Guzmán (1934 – 1989). Recuerdo de todos tus hijos (menos Ricardo que no dio nada)”. 

“Aquí descansa mi querida esposa Brujilda Jalamonte (1973 – 1997). Señor recíbela con la misma alegría con que yo te la mando”.

“Aquí yace mi mujer, fría como siempre”.

“Hoy se me acabó el mañana”.

“Para no decir como siempre "Aquí yace", está de pie y duerme en paz” (según la historia, este difunto pidió que su ataúd se enterrara horizontal).

“Perdí una apuesta con la muerte y yo siempre pago”.

“Aquí yace un estudiante de pluma, letra y labio, que vivió para ser sabio y al final murió ignorante”. Epitafio en una tumba del cementerio de Granada, España.

“Aquí yace uno en contra de su voluntad”.

“Familia de Francisco Pujol y Mercé. Aquí descansa el cadáver de su madre María Pujol y Mercé, viuda, natural de Olot; falleció el 3 de abril de 1830, de edad 82 años, 7 meses y 19 días. Habiendo dejado de su único matrimonio: VIVOS: 5 hijos; 42 nietos y 46 biznietos. Total: 93. MUERTOS: 8 hijos; 32 nietos; 43 biznietos. Total: 83. TOTAL: 176”.

“Aquí yace Ezekial Aikle, muerto a la edad de 102 años. Los buenos mueren jóvenes”. Epitafio en una tumba del cementerio de East Dalhousie, Nueva Escocia.

“Estoy muerto. Enseguida vuelvo”. Epitafio en el cementerio de León, España.

“Mami, llegaremos muy tarde. Espéranos despierta”. Epitafio escrito por los hijos a su madre fallecida en el cementerio de Alcobendas, Madrid.

“Mi esposo me olvidó al mes de fallecida”. Epitafio de franca queja al viudo en el cementerio de Osuna, Sevilla.


“Fallecido por la voluntad de Dios y mediante la ayuda de un médico imbécil”.

“Estos días se me están haciendo eternos”.

“No llores hombre... que no tardas en alcanzarme”.

“Game over”.

“Al fin polvo”. Epitafio en la tumba de una solterona.

“Ya sabía yo que esto acabaría así”.

 “Aquí yaces y yaces bien, tú descansas y yo también”. Epitafio que puso un yerno en la tumba de su suegra.

“Aunque cambiado, resurgiré”.

“Necesité toda una vida para llegar hasta aquí”.

“A mi marido, fallecido después de un año de matrimonio. Su esposa con profundo agradecimiento”. Epitafio en una tumba del cementerio de Guadalajara.

“Aquí se acaba el gozo de los injustos”.

“El alma del creyente fallecido permanecerá encadenada hasta que sus deudas económicas sean saldadas”. Epitafio del profeta Muhammad según el Imán Ahmad.

“En realidad preferiría estar en Filadelfia”.

“Vivió mientras estuvo vivo”. Epitafio de una tumba del Cementerio de Ágreda, Soria.

“Aquí yace el más odiado, que fue enterrado en un cajón esférico para poder llevarlo a patadas al cementerio”.

“Perdone que no asista a su entierro”. Epitafio de José, un señor que tenía por costumbre no perderse los sepelios de sus conocidos, en el cementerio de Águilas, Murcia.

“Que conste que yo no quería”.

“Aquí yaces y haces bien, tú descansas, yo también”. Epitafio en el cementerio general de Valencia.

“Esta postura me está matando”.

“Al fin lo sacaron de la banca”. Epitafio en la tumba de un futbolista.

“Por fin me quedé en los huesos”. (El difunto pesaba 140 kilos e hizo infinitas curas de adelgazamiento).

“Aquí yace boca arriba uno que cayó de bruces muchas veces en la vida”.
 
“Sin comentarios”.

“Por fin dejé de fumar”.

“Dejadme en paz”.

“Por favor, no molestar”.

“No grite, estoy muerto no sordo”.

“Aquí yace mi marido, al fin rígido”.

“Aquí yaces y haces bien. Tú descansas y yo también”.

“A ver, ¿qué tenía Lázaro que yo no tenga?”.

“Dios, nunca creí en ti ¡pero te juro que me arrepiento!”.

“Lo siento, también usted morirá”

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