domingo, 16 de abril de 2017

El velo de Maya


EL VELO DE MAYA

 

Hace casi año y medio que murió Paco, mi amigo, mi amor, mi compañero.

Vivo sola, pues todos mis familiares han muerto. Solo me quedan los de Sevilla, que no viajan nunca, y yo no puedo hacerlo pues tengo una pata chunga.  

Por las mañanas me despierto siempre mal, con depre, y tardo en espabilarme. Entonces me creo que está en la casa mi familia, o Paco, o mis padres, o mi abuela. Me pongo a llamarlos, y gritando me despierto y me doy cuenta de que allí no hay nadie. 

Solo mi gato Ramonet me mira extrañado. Para él nada ha cambiado. Los gatos gustan de las casas solitarias y silenciosas como la mía, y a mí también. Pero me gustaba más cuando él estaba conmigo.

Qué bien lo pasábamos. Menos mal que fueron muchos días buenos –también algunos malos, pero esos se olvidan-  Muchos años pasamos juntos, pero a mí me parece como si hubieran sido muy pocos.

Cuando yo era pequeña era como una Casandra en chico. Se me hubiera dado bien el rol de profetisa pues tenía madera.  Muchas veces , con cuatro o cinco años, me ponía a gritar, enfadada: ¡No hay derecho, yo voy a tener que enterrar a todo el mundo!. ¡Hasta a los gatos y perros!.

Mi madre se enfadaba, pues lo decía completamente en serio, y sabía que así ocurriría.

Claro que yo era la pequeña de la familia, mi madre era hija única y yo también.

Otra cosa curiosa que me daba por repetir a estas edades tempranas –aunque nadie me crea- era:

-¡Yo quiero ir a la Meca, yo quiero ir a la Meca!!

-No puedes, pues eres mujer y no musulmana!-me decía mi padre.

Pero yo seguía insistiendo.

Por fin, el año que viene, si Dios quiere, iré a La Meca.

Mi vida es tranquila, aunque algo triste, Lo que más me gusta es que no tengo ninguna responsabilidad, excepto el cuidado de mis gat@s, Ramonet y Chimichurri.

Soy completamente libre, no tengo que madrugar como había hecho toda mi vida, primero para ir a la escuela, después para ir a mi trabajo.No tengo que aguantar a profesoras estúpidas, ni a turistas pesados, ni a jefes corruptos.

 Ahora estoy jubilada y veo que es verdad eso de que “jubilación viene de júbilo”, porque en mi caso es verdad. A pesar de tanta soledad, cuando lo pienso me pongo contenta.

No quisiera llegar a muy vieja.  Tener unos años tranquilos, sin enfermedades que hacen sufrir, y morir y ver que hay detrás del velo de Maya, que los hinduistas llaman ilusión. Para ellos, esta vida terrenal es ilusión, y ese velo pintado es la vida.

Cuando muera, si no hay nada, ni me enteraré, pero si hay algo, yo quiero reunirme con las personas queridas y con todos los animales que han pasado por mi vida, no solo los que han sido míos.  Aquel gatito gris al que habían atropellado, aquel perro que me miraba y no me lo llevé a casa. Si las personas tenemos alma, los animales y las plantas también. Los indios norteamericanos, antes de talar un árbol o abatir un búfalo para comerlo les pedían perdón.

Porque toda vida es sagrada, y por tanto, inmortal.

 

AMEN



 

3 comentarios:

  1. Lo poco que he leído de tu blog me ha gustado. Lo he encontrado por casualidad. La soledad que describes me ha emocionado un poco.
    Un saludo.

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  2. Ayer escribí un comentario, pero no ha salido. He leído un poco de lo que escribes y me ha gustado. Aunque me da miedo, un poco, tu soledad.
    ¡Buen viaje a la Meca!
    Saludos.

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  3. Gracias a Soros y Lan por sus amables palabras. Pero yo soy una privilegiada. Pensad en la soledad y el desespero de los sirios, de los subsaharianos que han dejado su casa buscando una vida mejor en Europa y se encuentran con las cuchillas de las vallas...
    Pero gracias por vuestros comentarios. Me he sentido un poco menos sola. Sois un encanto. MUAC.

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