martes, 15 de agosto de 2017

La España musulmana -3-


No eran lo mismo los árabes que los bereberes o berberiscos. Los primeros procedían de Arabia y Siria , y también invadieron España. Los segundos eran unas tribus nómadas de pastores que se extendían en el norte de Africa de costa a costa. Eran muy numerosos y guerreros  y en un momento invadieron lo que luego se convirtió en Al-Andalus o Andalucía, pero que llegó casi hasta el mismo norte de la Península.
Durante 30 años después del 711 estuvieron peleando entre sí.
Los bereberes establecidos en España , aunque no estuviesen muy oprimidos, compartían con sus hermanos de Africa el odio hacia los árabes. Eran ellos los verdaderos conquistadores del país, porque Muza y sus secuaces no hacían más que recoger los frutos de la victoria alcanzada por Tarik y sus doce mil berberiscos sobre los godos.

 
En el momento en que desembarcaron en la costa de España, lo único que faltaba hacer era ocupar algunas ciudades , prontas a rendirse. Y, sin embargo, cuando se trató de repartirse el fruto de la conquista, los árabes se habían adjudicado la parte del león, apoderándose de lo mejor del botín , del gobierno del país y de las tierras más fértiles.
Se quedaron con la opulenta Andalucía, relegando a los hombres de Tarik a las otras tierras, más secas y ásperas, como La Mancha, Extremadura (que, en contra de lo que muchos creen, es preciosa y nada desértica). y las montañas del norte y Galicia, llenas de cristianos furiosos y combativos.
La suerte de España estaba tan íntimamente ligada a la de Africa, que los choques en el otro lado del estrecho de Gibraltar (en árabe Djebel-at-Tarik , literalmente El Monte de Tarik) repercutían en España. Además, los berberiscos eran musulmanes, y los árabes aún idólatras, lo que  era  motivo de más odio.
Por cierto, los Beni-Kasim eran una tribu muy rica de las cercanías de Valencia, que aún conserva su nombre.
Por fin, los árabes, excelentes guerreros, terminaron venciendo y sometiendo a los bereberes, quienes se retiraron para siempre a sus tierras de nomadismo y pastoreo, sólo apareciendo en momentos muy puntuales de la historia de Al- Andalus.
 
 
 
Cuando en el año 750 Meruan II, último califa de la dinastía Omeya, murió en Egipto donde había huído a refugiarse, empezó una cruel persecución contra su familia, que los Abbasidas, mandados por Abul-Abbas el  Sanguinario,y usurpadores del trono querían exterminar. A un nieto del califa Hixem le cortaron un pie y una mano, y así mutilado le pasearon en un burro por todos los pueblos de Siria , acompañado de un heraldo  que lo mostraba como una bestia salvaje, gritando:
"¡Este es Aban, el hijo de Moauia , de quien se decía que era el mejor caballero de los Omeyas!"
Este suplicio duró hasta que la muerte le puso final . La princesa Abda, hija de Hixem, por haberse negado a decir dónde ocultaba sus tesoros, fue apuñalada en el acto (y encima le hicieron un favor)
Pero la persecución fue tan violenta que no surtió el efecto apetecido. Muchos Omeyas se libraron ocultándose entre los beduínos.
Dos hermanos, llamados Yahya y Abderrahman (este último nombre empieza en árabe por abd, que quiere decir siervo, y muchos nombres empiezan así, y después uno de los nombres de Dios, "El Compasivo" , Abd-el Karim "el piadoso", y así hasta cien. ) se habían librado de la terrible matanza, y cuando fue proclamada la amnistía del califa abasida, Yahya dijo a su hermano: "-Vamos a esperar. Si todo va bien, siempre podemos unirnos al ejército de los abasidas, pues están cerca, pero no me fío de esa amnistía. Enviaré al campamento a preguntar cómo han sido tratados los nuestros.
Después de la carnicería el mensajero volvió apresuradamente y aterrado, pues como sospechaba Abderrahman la amnistía era una trampa. Detrás del mensajero iban los abbasidas, quien sin quererlo les condujo donde estaban los dos hermanos. Yahya fue inmediatamente degollado, pero Abderrahman estaba de caza y eso le salvó. Enterado por fieles servidores de la suerte de su hermano, aprovechó la oscuridad de la noche para regresar a su morada  y les dijo a sus dos hermanas que iba a refugiarse en una aldea cercana al rio Eufrates, recomendándoles que se reunieran con él lo antes posible, trayendo a su otro hermano y a su hijo
El joven príncipe llegó a la aldea y enseguida se vió rodeado por sus familiares. No iba a quedarse allí mucho tiempo -les dijo- pues pensaba irse a España. En su refugio, que él pensaba muy seguro, estaba una tarde en su tienda haciendo la siesta a oscuras -pues la luz le molestaba- y entró su hijo Solimán , de 4 años, llorando sin parar.
-Déjame, niño, que no estoy bien. ¿Pero qué te pasa? ¿qué es lo que te ha asustado tanto?
Su padre se levantó y salió fuera, viendo a lo lejos los estandartes negros.
El niño los había visto también, y recordaba que el día en que los había contemplado en la antigua morada de su padre había sido asesinado su tío.
Abderrahman solo tuvo tiempo de coger algunas monedas de oro y despedirse de sus hermanas.
-Me voy-, les dijo. -Y enviadme a mi liberto (que antes era esclavo) Badr , me encontrará en tal sitio. Que me lleve lo indispensable y con la ayuda de Dios conseguiré salvarme.
Los abasidas no encontraron más que a las mujeres y al niño, a quienes no hicieron daño.
Abderrahman , acompañado de su hermano, de trece años, fue a ocultarse cerca del pueblo, lo que no era difícil, pues la comarca estaba llena de bosques.  (continuará)
 

Rio Éufrates, que divide en dos al Irak, antigua Mesopotamis
 

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